El dueto colombiano habló con ZETA sobre la transformación de la industria de la música en su país natal, pasando de ser espectadores a protagonistas, mientras que México dejó de ser exportador de talento a consumista
Una capa de beats trazando colores y sonidos melosos, expulsados como de una máquina electrónica hilada a percusiones, guitarras y delicados versos, representan la obra arquitectónica de Etna Arcila y Javier Augusto Cerón, mayormente conocidos como Pedrina y Río, un dueto colombiano decidido a conquistar México.
En medio de un florecimiento artístico y un fortalecimiento en la industria musical en su natal Colombia, Pedrina y Río apuestan por conjugar la música electrónica con sonidos tradicionales y folclóricos. Sin prejuicios, el dúo recorre el país de esquina a esquina para envolver a los mexicanos con su energía y ritmos bailables.
“Estamos en un momento muy importante, de consolidarnos, de dar pasos muy sólidos en nuestra carrera, de analizar con quiénes hacemos alianzas para lanzar el segundo álbum. Con mucho trabajo y resultados, hemos hecho la tarea de visitar los lugares donde hay movida musical, lanzamos varios sencillos y seguimos de gira, mientras preparamos el disco que lanzaremos en 2017”, señaló Pedrina a ZETA, autora de los temas de su EP “Flora”, y el álbum “Canciones sin Ropa”.
“De manera contundente sabemos qué es lo que no queremos, y hemos concretado más cosas siendo dueto que un grupo, trabajamos con gran empatía, lo cual ha permitido una suerte de independencia artística”, agregó Río, quien destacó que la influencia de las costas de Colombia les permiten fluir entre lo bailable y energético: “Además de activar el cuerpo, bailar exalta el espíritu. En Colombia el género urbano es un ritmo muy bailable, por eso se puso de moda el reggaetón, pero en el país somos muy festivos gracias al vallenato y la movida electrónica. Lo nuestro es celebración”.
Para Pedrina y Río, su música es como una comedia romántica, latina, urbana, alegre y festiva, en la que resaltan el tema del amor, y en ello radican su éxito en México y Colombia.
“México nos encanta porque la gente es muy cariñosa, nos dan toneladas de energía. Por otro lado, en Colombia, a diferencia están pasando muchas cosas, la gente está volteando a ver a nuestro país, hay muchos proyectos interesantes, por fortuna somos colombianos, y somos parte de ese movimiento”, apuntó Pedrina.
“Hay un florecimiento en la cuestión artística, y también un fortalecimiento en la industria musical como tal. Desde hace un par de años en Colombia dejó de ser protagonista la música mainstream; obviamente los géneros urbanos como el reggaetón están tan posicionados que ha ayudado a que tanta gente esté interesada en lo que sucede en Colombia, y guste el género a quien le guste, hay una gran cantidad de festivales internacionales, presentaciones de bandas internacionales. Los promotores, las disqueras, toda la industria está creciendo, lo cual ha impulsado la creación artística y despegue. Tenemos el ‘Estéreo Picnic’, ‘Rock al Parque’ e infinidad de festivales alternativos, no solo Bogotá es sede festivales, sino otras ciudades colombianas, y eso antes no pasaba en Colombia”, añadió Río.
Referente al por qué Colombia transformó su industria, Río adjudicó que su país tiene mucho por expresar: “Siento que Colombia tiene mucho qué decir, antes éramos muy consumidores y sentíamos mucha admiración por los proyectos extranjeros. México era un productor de talentos, yo moría por todas las bandas en los 90s, sentimos admiración por la historia musical de México, pero esos proyectos han influenciado a hacer carreras artísticas, pero nosotros tenemos la inquietud de hacer música en la que se note de dónde somos, aunque hagamos rock, funk, pero sabemos que podemos hacer cosas con tintes de rock que suenen a Colombia, cumbia, currulao; sin embargo, también recogemos sonidos como el corrido norteño, ranchero. Allá Vicente Fernández, Pepe Aguilar, Agustín Lara, Pedro Vargas, Javier Solís, son grandes, es mucha la música que se consumió”, relató.
Por su parte, Pedrina señaló que lo que ha impulsado a la industria colombiana es el mismo interés de la gente por consumir local: “Es un círculo que se complementa. Nació Bomba Estéreo y otras bandas que han sido muy bien recibidas, y hacer muy ambiciosos en sus escenarios grandes. ¿Qué pasa? El producto colombiano se empieza a cotizar, y la gente se estimula a hacer cosas, y eso pasa también con el diseño, la ropa, un florecimiento increíble, el mismo cine se está empezando a sacudir. Hay festivales de danza. La gente está interesada por hacer cosas, no solo quiere aplaudir. La gente quiere consumir producto local, no solo de fuera. Anteriormente escuchamos mucho lo foráneo, le dimos mucho valor, en este momento que tenemos la atención de todo el mundo queremos decir cosas, nos encanta que nos escuchen, más ahora que nos están poniendo atención”.
De acuerdo al dueto colombiano, su próximo disco incluirá sonidos de banda, mariachi y norteño, mismos que grabarán en el país azteca, además de buscar colaboraciones con algún proyecto mexicano, tendencia que conservan desde su fundación como proyecto en el que incluyeron sonido de corridos mexicanos con beats de house y lenguajes coloquiales.
Sobre sus preocupaciones, Etna y Javier comentaron que México y Colombia viven historias similares por el tema del narcotráfico, sin embargo, ahora ellos viven de cerca discusiones acaloradas por el plebiscito efectuado en su país sobre los acuerdos con la guerrilla (FARC), los términos del posible acuerdo:
“Hablar estos temas incluso en familia son discusiones acaloradas, dolor de cabeza. Los medios hicieron una propaganda que confundió. El argumento era quién quiera la paz, o quién la guerra, cuando no es eso la finalidad del plebiscito. Obviamente todos queremos la paz, y ahí se evaluaba los términos del acuerdo. Hubo fuerzas oscuras que decidieron confundir y reinar, desinformaron mucho los medios de comunicación. Terminar la guerrilla no es buen negocio para algunos, y esa historia se repite, Norteamérica es ejemplo de eso. En Colombia hubo muchas agresiones por el sí y el no, el fin es uno solo: la paz. La sociedad cambia desde el individuo, el respeto por el otro, el ataque a las minorías. Eso no es construir paz”, finalizaron Pedrina y Río.
