El mexicano Vladimir Ramos, multipremiado consultor político y estratega electoral, comparte en exclusiva para ZETA, desde Washington, D.C., su visión sobre lo que sucedió hoy durante la jornada electoral en Estados Unidos.
Ramos es graduado del Programa Ejecutivo de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, en Boston, Massachusetts. Fue candidato a Consultor Revelación 2015 por la revista Campaigns & Elections México, Premio Reed Latino.
Ha sido legislador federal y servidor público federal. Además, es fundador y Director General de Pretorians, Consultores Políticos, especializada en comunicación política y estrategia electoral, un think thank de análisis político, de estadística y estudios cualitativos.
LA PESADILLA ESTÁ POR TERMINAR Y LA REALIDAD POR INICIAR
Por Vladimir Ramos / @VladimirRamosC
Washington DC.- En estos días hemos podido revisar cantidades inimaginables de información sobre la intención de voto en los comicios electorales que decidirán quién será el próximo presidente de Estados Unidos de América.
La Asociación Nacional de Oficiales Latinos Demócratas, NALEO por sus siglas en inglés, creada en 1976, señala que este año 27.3 millones de latinos fueron elegibles para votar, pero solamente 16.2 millones se registraron. De los votantes hispanos en Estados Unidos, los mexicanos representan 63%, lo que equivale a un total de 31.7%.
De acuerdo a Greenberg Quinlan Roshen, el electorado americano de origen blanco representa el 64%, y probablemente este número es lo que terminó definiendo la estrategia de Donald Trump: hablarle a ese electorado, particularmente a la clase trabajadora.
Sin embargo, Whit Ayres, el estratega de la campaña de Marco Rubio cree que Donald Trump se equivocó en su estrategia. Él argumenta que el electorado americano estaba muy molesto con la situación del país y querían algo diferente y si bien no lograban definir con claridad qué es lo que buscaban, en su búsqueda identificaron a Donald Trump como algo diferente que podía funcionar para cambiar su situación.
Ayres considera que la estrategia de Donald Trump falló porque no entendió que “él en sí ya encarnaba el cambio” y que con eso sería suficiente para estar hoy en mejores condiciones a unas horas de que las elecciones terminen, y que debió haber trazado un mensaje que se mantuviera sobre esa narrativa. Por el contrario, Trump decidió ir en busca de un pleito con los grupos étnicos de Norteamérica y se metió en los vericuetos de temas sensibles que hoy lo tienen en una posición difícil pero aún con posibilidades de obtener los delegados suficientes para dar una terrible sorpresa para muchos.
No obstante, desde mi punto de vista, considero que a pesar de todos estos errores que cometió, el republicano sigue apostándole a ganar más y más pequeños sectores del voto blanco que representa el 64%. Al respecto, Ayres dijo que si Trump gana habrá demostrado que se puede ganar con el voto blanco y eso tiraría abajo la idea de que hoy los candidatos necesitan del voto de las minorías para ganar.
Las estrategias de campaña en materia de género y nivel educativo muestra que en el sector de mujeres bancas sin educación universitaria, Hillary ha crecido más que Obama en este año. En 2012, por ejemplo, el 56% de las mujeres con educación universitaria votó por Obama y 43% por Mitt Romney, en 2016, 60% muestra tendencia a votar por Clinton y solo 25% por Trump. Pero en cuanto a mujeres blancas sin educación universitaria, en 2012, 39% votó por Obama y 59% por Romney, mientras que este año, la tendencia mejora para los demócratas y Hillary alcanza un 43% sobre 53% que alcanza Donald Trump
Para la campaña de Hillary Clinton, si bien los hispanos son una gran comunidad, también comprende que están juntos pero no revueltos y que no todos los latinos son lo mismo. Para su campaña por ejemplo, el lenguaje es tan importante como el contexto cultural que establece las diferencias entre mexicanos y puertorriqueños, y entre ellos y los salvadoreños y así entre los demás grupos, de ahí que la manera en que ha estimulado el voto hispano a su favor ha mantenido una línea tradicional que ha encontrado en el discurso de Trump su mayor línea de contraste y refuerzo para cobrar sentido y enraizarse en el estado emocional de los latinos.
De ahí que los hispanos hayan convergido en esta elección a favor de Hillary en un tema que es común para todos ellos: la migración; tema que puede abordarse de la siguiente manera: entre americanos de origen hispano nacidos en EUA y los hispanos naturalizados americanos. ¿Qué hubiera sido si Marco Rubio, Ted Cruz o Jeb Bush hubieran obtenido la nominación? sin duda el voto hispano tendría más opciones políticas, sociales y emocionales para elegir.
Donald Trump hizo todo lo posible por ponerse en una situación complicada. Es sabido que ha contratado y despedido al menos 4 consultores, y en ese desorden, el discurso de Donald Trump se convirtió en el mayor proveedor de oxigeno de origen hispano para la campaña de Hillary Clinton.
La agresividad de Trump unió y solidarizó a la comunidad hispana con Hillary quien es considerada como una opción que sería buena presidenta pero que de momento, es una ‘rubbish candidate’ o mala candidata, capaz de generar mucho en contacto directo pero incapaz de trasmitir eso ante grandes multitudes. Lo inteligente de Clinton es que ha permitido a su equipo de estrategia suplir esta condición o deficiencia con la figura “endorsements” como Lebron James, Beyonce y Jay Z en Cleveland o Katy Perry en Filadelfia.
Son las 18:30 horas en Washington DC, y la tensión comienza a crecer, y en un par de horas será mucho más fuerte. Sobre todo porque los primeros datos que presenta CNN en Indiana y Kentucky le dan la ventaja a Trump, aunque la zona Este cierra casi 3 horas antes que el Oeste, zona donde solo California le daría 55 votos a Hillary Clinton.
La pesadilla está por terminar y la realidad por iniciar, se refiere al viacrucis al que la sociedad americana fue sometida por más de un año, desde hace un par de meses, en voz de expertos, la gente da gracias porque finalmente la campaña llega a su fin, los focus groups mostraban un desgaste anímico en los hogares, principalmente en los padres de familia que decían que la estridencia de las campañas era tal que cuando los spots o las noticias aparecían en TV preferían cambiar de canal para no someter a sus hijos a ese tipo de contenidos que dicen ha sido nociva para el ánimo y el espíritu social de los norteamericanos, una situación muy inusual.
Si bien hasta el momento Donald Trump ha dado una gran batalla, de 17 candidatos republicanos en las primarias logró quedarse con la nominación y los escándalos durante la campaña general, y lejos de tirarlo, lo fortalecían cada vez más, aunque probablemente no le alcanzará para ganar.
Expertos del súper pack coinciden en que cualquier escándalo de su campaña hubiese tirado a un candidato (político) tradicional, pero no a él y creen que la exposición de tantos años y programas como El Aprendiz le dieron a la gente una versión de quién y cómo es Trump, y creó la sensación de ser directo, una especie de “what you see is what you get”.
Por su parte, a pesar de sus debilidades como candidata, lo cierto es que Hillary Clinton tiene lo que ningún otro candidato, un aparato gigantesco que la acompaña, y el hecho de haber estado ya en el poder a través de su esposo Bill Clinton le da acceso a una fuente casi ilimitada de recursos, y no necesariamente económicos, aunque se estima que ha gastado 300 millones de dólares en publicidad por unos 40 millones de Trump.
Mis amigos y colegas aquí en Washington DC coinciden en que Hillary Clinton ganará la elección y será la primera presidenta de EUA. Yo quiero creerlo así también, sin embargo, como muchos ciudadanos de este país, estoy porque esto se acabe y se declare al ganador y próximo POTUS.
