Los más graves, los más complejos, los que alteran la vida y tranquilidad de los fronterizos.
Primero la economía de subsistencia, la sobrevivencia, familiar o personal, el empleo mal retribuido, la economía de los salarios y los precios es muy contradictoria. Vivir en una frontera es difícil por depender de las importaciones, del tipo de cambio, las devaluaciones hacen temblar a las amas de casa y disminuir la calidad de alimentación y vida en general.
Los salarios ofrecidos por las maquiladoras son de mil 400 pesos en los sueldos más atractivos para los obreros y no todas tienen ese nivel de ingreso semanal. Es la economía el problema de origen porque no se resuelven las necesidades básicas ni para los obreros que no tienen familia ni dependientes.
La inseguridad pública es una prioridad de atención por las fuentes directas e indirectas y la vivencia cotidiana. Este agravio, está más concentrada en la mayoría de las colonias populares, donde es una boca de lobo.
El inventario de problemas ahí es largo, los robos domiciliarios, con violencia, la falta de vigilancia, el desempleo, la ausencia de servicios educativos, urbanización, alumbrado, forman un corral propicio para el narcomenudeo, las agresiones a mujeres y jóvenes que deben salir a trabajar en la oscuridad de la madrugada o la noche, la falta de transporte publico después de las 9 de la noche.
El miedo fundado de los parroquianos, choferes de taxis, camiones urbanos a ser asaltados, despojados de sus carteras, de su unidad, heridos, secuestrados o asesinados en el proceso violento. Las estadísticas de robos de baterías, autos, tanques de gas, desmantelamiento de viviendas, etc. hablan por sí mismas. Aquí tenemos cifras de una encuesta nacional sobre el tema de: Inseguridad. http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2016/ensu/ensu2016_04.pdf.
Esta inseguridad se ha agravado con la existencia de personas de calle, que en su intento de cruzar la frontera a como dé lugar, o un contingente de miles de deportados por los EUA, esta población flotante constituye un riesgo para ellos mismos porque ante la falta de documentos de identidad, familia, instituciones que los cobijen con opciones dignas, se ven tentados y orillados a cometer delitos de sobrevivencia, por hambre y necesidad extrema.
Algunos a inundar las calles y cruceros pidiendo ayuda y ofreciendo sus servicios. Muchas empresas de Call Center se han visto favorecidas por las habilidades culturales del idioma y los han colocado en empleos de subsistencia. Pero el problema de fondo y con el tiempo como presión, se enreda más, el crecimiento natural de la ciudad, la afluencia constante de la República, los deportados, la migración internacional asiática, acumulan rezagos, costos e inconvenientes que cada vez se complican una propuesta de solución: http://zetatijuana.com/2016/09/04/78-mil-109-ejecutados-de-pena/.
Vamos necesariamente a topar o tropezar y a sentir el peso gravoso donde el Estado como gobierno local o central no es un factor de impulso suficiente ni solvente que le alcance la visión de un proyecto de desarrollo incluyente donde las fuerzas productivas y el capital humano se hagan visibles como herramientas de cambio, de generar condiciones para la inversión asiática en proyectos palanca como el puerto de altura en Ensenada o al sur del municipio.
Estando Baja California tan cerca de una economía poderosa como la del vecino, las fronteras –Mexicali, Tecate, Rosarito y Tijuana– no se gestiona la inversión en infraestructura que catapulte la urbanización, las zonas industriales, los centros de distribución, la vivienda, el transporte, salud, educación, empleo.
Y el concepto que necesariamente conviene a una visión urbanística de Estado como planear, retomar o reformar para enfocarse en la construcción de etapas que desarrollen un conglomerado de ciudades inteligentes interconectadas en una metrópoli inteligente y orgánica.
La seguridad, es una pieza central ante la degradación capitalista neoliberal individualista a ultranza, donde cada quien ve el interés y el consumo particular por encima y atropellando el público.
Las instituciones vinculadas de alguna forma con seguridad pública se necesitan rediseñar, y reinventar, porque no funcionan. Por su inoperancia, incompetencia, descuido, y abandono a su suerte y a propósito de generar más costos que beneficios sociales, dan paso a disfuncionalidades y sus derivados más potentes como la desorganización, la ausencia de coordinación, la corrupción y el círculo vicioso de crear desconfianza y profundizar la inseguridad.
Y al final de cuentas romper con un sistema de impartición de justicia y olvidar el estado de derecho. Hecha esta ruta destructiva de alternativas, no se necesita más para ahuyentar y espantar la inversión nacional y extranjera pública y privada. ¡Así cómo, señor Gobernador!
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com