Habían pasado unas semanas de la fecha en que les entregaron su constancia de mayoría que los acreditaba como diputados en su calidad de miembros del Congreso del Estado de Baja California, cuando tres panistas electos el 5 de junio de 2016, se apersonaron en las oficinas administrativas de la cámara local. Les faltaba mucho para tomar posesión pero fueron claros con el personal: querían que les pagaran por adelantado un mes de sueldo de su trabajo como diputados. Los trabajadores del Congreso se sorprendieron, más que por la petición, por la actitud de Carlos Torres, Miguel Osuna e Iraís Vázquez, quienes lejos de solicitar el beneficio de buena manera, lo hicieron de manera déspota, ordenando atendieron el requerimiento a la brevedad, como si ya despacharan en la curul. Al mes, por ahora, cada diputado gana 93 mil 655 pesos, más viáticos y otras prestaciones. Tal cantidad solicitaban les fuera entregada Torres, Osuna y Vázquez. Pero no les concedieron el deseo. Aun con que el reglamento faculta que se les pague por adelantado a los legisladores, los empleados del Congreso se las hicieron lenta a los panistas hasta que éstos desistieron de su interés económico. Ahora sí que antes de redactar una iniciativa ya querían que se las pagaran. A excepción de Miguel Osuna Millán, los otros dos azules, Iraís Vázquez y Carlos Torres, estaban en la nómina del Gobierno del Estado. La primera en un cargo a modo, en calidad de Subcontralora en Tijuana, dependiendo del Contralor del Estado, Bladimiro Hernández, y cuya campaña se dice, fue patrocinada por Antonio Valladolid. El segundo, era director del Seguro Popular, donde tenía todos los privilegios de la clase política. Pero evidentemente, o se gastaron los ahorros en la campaña o no son buenos administradores, porque eso de solicitar un mes de adelanto de sueldo habla de ello, y de que sus prioridades en el Congreso son más en términos del presupuesto que de su labor legislativa. Vaya, primero quieren el dinero, ya después trabajarán. Qué cosas.