El comportamiento como humanos nos coloca en lugares diferentes, cada quien según merece, debe ser juzgado o premiado por sus actos: si los actos sobrepasan los derechos naturales, se violan los reglamentos creados para los mortales.
La sabiduría y la ciencia no es de todos alimento, hay cerebros que no entienden para qué sirve todo eso, tampoco entienden que el tiempo pasa y no concede regreso; cuando vuelve es diferente, igual que toda la gente que no entiende que el progreso no cambia ningún concepto, ése sigue siendo firme como base de todo proyecto.
La filosofía asegura que nacimos diferentes, unos más grandes y fuertes, otros pequeños y enclenques, algunos nacieron sabios con poderes diferentes, otros nacieron más pobres con cerebro adormecido, ellos se mueven y actúan como muñecos de cuerda.
El poder de la naturaleza nos contagia por inercia, nos deja bien remarcado el género para esta vida. Para que el humano crezca, debe formar su familia, nacida de varón con hembra, para que se reproduzca: la misma naturaleza provoca cambios de genes, en cuerpo masculino se generan genes femeninos, pero nunca son iguales, tampoco nacen culpables.
Vicente Martínez Méndez
San Diego, California