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martes, octubre 1, 2024
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La batalla contra el cáncer

Escuchar la palabra cáncer en relación a un amigo, un familiar o compañero de trabajo, cualquier ser estimado, querido o amado, estremece, sorprende y desconcierta.

De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 hubo 8.2 millones de muertes por cáncer, y solo ese año se diagnosticaron 14 millones de nuevos pacientes. En el perfil oncológico de México que la OMS publicó en 2015, detalla  que los cánceres más comunes en mujeres son el de mama y el cervicouterino, y en hombres, el de próstata y pulmón.

En julio del presente año, Miguel Martínez, director de la Unidad de Especialidades Médicas de Oncología de Mexicali, informó a la prensa local que había más de 10 mil pacientes de cáncer detectados en hospitales públicos de Baja California, y que en promedio 2 mil fallecían porque en el 60 por ciento de los casos, la enfermedad ya estaba avanzada.

Sin embargo, hay otras cifras que las organizaciones no gubernamentales se han ocupado en publicitar, y es que dependiendo del órgano afectado, sobre todo de la rapidez con que el cáncer sea detectado, las posibilidades de sobrevivencia llegan al 50 y hasta el 80 por ciento, lo que significa que el diagnóstico no tiene que ser una sentencia de muerte.

Fue a principios de los año noventa cuando la editora de una revista de salud y la directora  de una empresa de cosméticos, apoyadas en la idea de una sobreviviente de cáncer, empezaron a dar a conocer el “Lazo Rosa”, símbolo internacional de la concientización del cáncer de mama y con el tiempo, un referente al cáncer en general.

Hoy, 20 años después, el color rosado esta socializado como un símbolo que invita a todos a informarse, a cuidarse, a autoexplorarse en la búsqueda de tumores, y consultar médicos periódicamente, para “fomentar la corresponsabilidad en el cuidado de la salud e identificar y  promover estilos de vida saludables”. A esta causa ciudadana nos unimos en ZETA.

También nos adherimos a  ese concepto original que hace 20 años promovió la participación social como algo necesario, al recordar que de los millones de dólares, pesos y etcéteras, que los países, secretarías de Salud e institutos de cancerología dicen gastar en el tema de cáncer, solo un pequeño porcentaje se  destina a la prevención, investigación y tratamiento de la enfermedad.

Esta lucha permanece porque en México aún concurren diversas deficiencias en el diagnóstico temprano de muchos tipos de cáncer, ya que todavía existen médicos generales que no están preparados, capacitados, ni concientizados en la atención plena del paciente.

Porque más allá de las campañas mediáticas, cenas y caminatas que buscan recaudar fondos, siguen sin establecerse los protocolos de atención temprana adecuada, y las deficiencias del sistema de salud pública genera citas de diagnóstico de hasta cuatro o seis meses después de las primeras visitas al doctor. Además, los tratamientos a los que se tiene acceso en el país tampoco incluyen terapias variadas o de avanzada, siquiera cercanas a las del primer mundo.

Así que sirva este mes de la concientización para demandar que el presupuesto público destinado al combate de esta enfermedad, se erogue más en labores preventivas efectivas directas con los pacientes, que generen esquemas reales de diagnóstico temprano, e incluyan tratamientos de avanzada menos invasivos y más efectivos, incluso que inviertan en más mastografías y terapias modernas, y se gaste menos en  burocracia o en camisetas y campañas publicitarias que en Baja California son usadas como mecanismo de autopromoción para personajes dentro del  gobierno.

Señores, no basta con los actos públicos, boletines y fotos en los que durante cada febrero y octubre se exhiben entregando “apoyos contra el cáncer” porque son recursos que están obligados a entregar, al proceder del erario y ser parte de su trabajo.

Entonces, sirvan estas fechas para exigirle a todos, al Presidente, a los gobernadores, los alcaldes, regidores y diputados inmiscuidos en la revisión del presupuesto 2017 para que asignen, reasignen mayores recursos para la atención temprana y efectiva del cáncer, y cumplan con su obligación de asegurar que sean aplicados correctamente.

Porque no basta con que la gente se concientice y procure un diagnóstico a tiempo. También urge que el Sector Salud en México responda como los pacientes merecen.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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