He de confesar que tengo dos aficiones muy marcadas: el análisis de la política y las discusiones deportivas. Ambas me apasionan. Tanto en política y en el deporte tengo afinidades. En la política desafortunadamente con ciertos amigos me he distanciado por no poder asimilar diferencias; en el deporte, por el contrario, hasta el día de hoy sigo contando con los mismos amigos.
En el futbol soy ferviente aficionado al Cruz Azul y a sus “cruzazuleadas”; ni modo, me gusta la mala vida. En el basquetbol a los Lakers de Los Ángeles, futbol americano 49s de San Francisco, tenis Rafael Nadal y en el béisbol a los Dodgers de Los Ángeles.
De cada uno de estos deportes y equipos tengo gratos recuerdos de la infancia, pero guardo un sentimiento muy especial sobre el beisbol. Hace unos días me conmovió la despedida que se le organizó a un hombre que fue locutor de los juegos de los Dodgers por 67 años, me refiero a Vin Scully.
Este hombre durante 67 temporadas ininterrumpidas condujo tanto en televisión como en radio al equipo de sus amores, primero en Brooklyn y después en Los Ángeles. Vin Scully posee el récord de ser el cronista con mayor tiempo narrando a un solo equipo en todos los deportes profesionales. Inició a los 25 años y se convirtió en el locutor más joven en transmitir una Serie Mundial, marca hasta hoy vigente.
Los que han seguido de cerca la cerrera de Scully señalan que una de sus características más relevante era su capacidad para narrar un juego de béisbol como si fuera una plática entre amigos, no necesitaba gritar o fanfarronear para atraer la atención del espectador. Se dice que gracias a su manera de manejar el micrófono el público aficionado empezó a llevar sus radios-transistores al juego para escuchar lo que él decía.
Fue tal el gusto por Vin que la radio nacional estadounidense la MLB (Major League Baseball, por sus siglas en inglés) lo contrató para narrar los juegos a nivel nacional de la Serie Mundial. Su historia no quedó solo en beisbol ya que también condujo juegos de futbol americano. Tuvo la fortuna de ser quien estuvo al frente del micrófono en aquel espectacular juego entre los Vaqueros de Dallas y los 49s de San Francisco que culminó con la gran atrapada conocida como “the catch”.
Durante estos 67 años no estuvo exento como cualquier ser humano de tragedias. Su primera esposa murió y uno de sus hijos también falleció en un accidente aéreo a los 33 años. Por eso cuando presencié el homenaje que el equipo de los Dodgers le organizó y donde estuvieron presentes los miembros de su familia desde hijos, nietos y bisnietos no pude dejar de repasar la época que me tocó escucharlo o verlo siempre al “pie de cañón”.
Vin Scully se retiró sonriente, feliz, ni una lágrima o signo de melancolía; por el contrario, estaba disfrutando cada momento y cada palabra que le dedicaban. A todos los aficionados al estadio de beisbol arrancó una carcajada cuando dijo que a partir del 3 de octubre, fecha de su retiro, empezaba apenas su vida.
En lo personal me parece un gran ejemplo que alguien por tanto tiempo hiciera lo que más le gustaba y él no lo hacía por dinero sino por placer.
A Vin Scully se le va a extrañar y como todo en la vida su ciclo finalizó. Nada como terminar esta columna con sus palabras al inicio de cada partido de beisbol que narraba: “Es tiempo del béisbol de los Dodgers. Un saludo a todos donde quieran que estén”.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal así como como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro