El pequeño Jaimito, alumno de segundo año, visitaba la estación local de Policía.
Mirando los anuncios de los criminales buscados, le preguntó a un policía si ese (que él señalaba) era un criminal peligroso.
El policía le respondió:
“Sí, es muy peligroso y queremos capturarlo cuanto antes”.
Confundido, Jaimito planteó al agente:
“Pero si es peligroso, ¿por qué no lo mantuvieron preso cuando le sacaron esta foto?”.
***
Estaba Jaimito hablando mucho en clase sin prestar atención, hasta que el profesor se cansa.
– Escúchame bien, Jaimito, si no te callas, de una vez voy a llamar a tu madre.
“¡Ja! Como quiera, ¡pero mire que ella habla más que yo!”.
***
Jaimito compró unos bombones y se los comió todos en un minuto. Su hermana le reclamó:
– ¡Te comiste todos los bombones sin acordarte de mí!
“Claro que me acordé, ¡por eso me los comí tan rápido!”.
***
“Padre, he pecado. Anduve con una mujer de vida ligera”.
El cura pregunta:
– Eres tú Jaimito, ¿no?
“Sí, Padre, soy yo”.
– ¿Y con quién estuviste?
“No, Padre; se dice el pecado, pero no el pecador”.
– Mira, Jaimito, tarde o temprano me voy a enterar, así que más vale que me lo digas ahora. ¿Era Teresa García?
“Mis labios están sellados”.
– ¿Era Patricia Rodríguez?
“Jamás lo sabrá”.
– ¿Era María González?
“No diré nada”.
– ¿Era Maribel Sánchez?
“Padre, no insista”.
– ¿Era Karina Otero?
“Padre, esto no tiene sentido…”.
El cura chasquea los labios con exasperación y dice:
– Eres un cabeza dura, Jaimito, y en el fondo de mi corazón admiro tu reserva, pero has pecado y debes tener tu castigo: Veinte Padre Nuestros y diez Ave Marías. Ve con Dios, hijo.
Jaimito vuelve a sentarse en uno de los bancos de la iglesia. Su amigo
Pascualito se desliza hacia él y le pregunta:
– Y, ¿resultó?
“Sí, tengo cinco nombres de muchachotas sueltas ‘recontraconfirmadas’”.
***
Pregunta la maestra a la clase:
– ¿Saben ustedes a dónde van los niños que le roban dinero a sus padres?
“Yo sé, maestra…”.
– A ver, ¿a dónde, Jaimito?
“Al cine, maestra”.
***
La maestra dice a sus estudiantes:
“Niños, mañana tendrán prueba de deletreo”.
Al día siguiente…
“Bien niños, vamos a empezar. Luisito tienes que decir la ocupación de tu padre y qué haría si estuviera aquí”.
– Mi papá es panadero. P-a-n-a-d-e-r-o. Y si estuviera aquí, le daría un pedazo de pan a cada uno.
“Muy bien. Carlitos, ¿el siguiente?”.
– Mi papá es banquero. B-a-n-q-u-e-r-o. Y si estuviera aquí, le daría 10 dólares a cada uno.
“Muy bien. ¿José?
– Mi papá es electricista. E-l-c-t-r… uhm…
“Está bien José, te dejaremos para el final. Jaimito, tu turno”.
– Mi papá es apostador. A-p-o-s-t-a-d-o-r. Y si estuviera aquí, apostaría mil pesos a que José no puede deletrear electricista.
Autor: Pepito.
Un par de Pepito
– Mamá, cuando nos morimos, ¿en qué nos convertimos?
“En polvo, Pepito”.
– Pues mamá, revisa debajo de la alfombra, porque tienes varios muertos ahí.
***
En la escuela, la maestra dice a Pepito:
– ¡Niño, ¿por qué llegas tan tarde?!
“Es que un señor perdió un billete de 100 pesos en la calle”.
– ¿Y tú lo ayudaste a buscarlo?
“Claro que no, pisé el billete en cuanto lo vi, ¡y el tipo necio que no se iba!”.
Autor: Jaimito.
A propósito del Papa
* Yo estudié para Papa. Y salí camote.
* Una señora iba a bautizar a su hija durante la visita del Papa. Éste le pregunta cómo le pondrá a la niña. Responde que se llamara Zanahoria, a lo que el pontífice le reclama que ese nombre es de legumbre. La mujer replica por qué entonces a él le pusieron Papa.
* A un amigo le decían el pontífice porque tenía cuerpo de Papa.
Autor: Colaboración especial del Padre Germán Orozco.
Sediento
En Lake Worth, Florida, se grabó un insólito video que muestra a un sediento mapache que desesperadamente trata de ¡EN ZERIO! abrir una lata de Coca-Cola, ahora sí que con sus garritas.
Las imágenes fueron captadas por un hombre que a final de cuentas le dijo al animalito silvestre que si podía abrir la lata se la regalaba. Claro que la labor fue imposible, por lo que el mapache tuvo que conformarse con un saludable plato de agua fresca.