22.1 C
Tijuana
martes, octubre 1, 2024
Publicidad

La tragedia y el crimen de la “auto viuda”

Una joven de 19 años de edad fue acusada por el homicidio de su pareja sentimental, delito por el que podría purgar 30 años de prisión, de ser encontrada culpable. En su defensa, la mujer alega se trató de un “acto desesperado” por salvar su vida. Un abogado penalista dijo que la autoridad debió hacer una investigación más objetiva, no solo enfocada en demostrar la responsabilidad del crimen. Por lo pronto, la detenida ya fue vinculada a proceso

 Kenya Guadalupe Victoria Antonio Alonso apenas cumplió 19 años de edad, y ahora enfrenta la acusación de homicidio agravado en razón de parentesco de Juan Carlos Ortega Pérez, su pareja sentimental, a quien presuntamente asesinó para defender su vida. Lo anterior quedó asentado en el expediente del Número Único de Caso 02/2016/36869.

Oriunda de Mexicali, la joven vivía con su abuela, ya que su madre se encuentra recluida en prisión; de su padre, poco se sabe, lo único es que reside en Ensenada desde hace algunos años.

De escasos recursos, Kenya  apenas logró terminar la secundaria, para salir adelante tuvo que trabajar desde muy pequeña.

En ese contexto conoció a Juan Carlos Ortega Pérez, un hombre que le doblaba la edad, se encontraron en unos billares a los que acudía junto con algunas amigas. El sujeto le “habló bonito”, y a la semana ya vivían juntos.

Pese a la diferencia de edad, los primeros tres meses se llevaron bien, convivían con la familia de Juan Carlos, pero desde ese momento ya daba signos de violencia familiar. Todo empezó con los celos, el hoy occiso no dejaba que Kenya trabajara con un hombre, por lo que le consiguió otro empleo en un almacén donde solo hubiera mujeres, fue un sutil indicio que entonces dejó escapar.

La historia cambió el 21 de mayo de 2016, fecha en que la pareja y los hermanos de Juan Carlos, se fueron de vacaciones a Puertecitos, al sur de San Felipe. Todo iba bien hasta que el hombre se acordó que en ese lugar habían tirado las cenizas de su padre, inmediatamente se deprimió.

Kenya intentó consolarlo, pero solo recibió un “vete a chingar a tu madre”; al ver a su pareja entrado en copas, se alejó unos momentos, intentó ignorar la situación y se puso a conversar con Andrés, hermano de Juan Carlos; fue ahí cuando el hombre entró en furia y en un ataque de celos le reclamó a la mujer. Le dijo que su anterior pareja, “Brenda”, estaba enamorada de uno de sus hermanos, situación que al parecer no había podido superar, por lo que siguió ofendiéndola y celándola.

En junio, Juan Carlos había invitado a su hermano Andrés a su casa ubicada en el número 7 de la Avenida Manzanillo, en la modesta colonia del Ciprés, al Oriente de Mexicali. Fue a una tienda de conveniencia a comprar cerveza; a su regreso los encontró  a su familia y pareja platicando, nuevamente en un ataque de celos el hombre agredió verbalmente a su mujer.

Los agravios a Kenya se hicieron más constates,  pero ella los permitía porque afirmaba que a los pocos minutos se le “bajaba el coraje y volvía a ser una persona normal”.

En su declaración ante la juez de Control, Rocío Margarita Arce López, Kenya siguió narrando toda una serie de situaciones en que Juan Carlos abusó de ella psicológica, patrimonial e incluso sexualmente. Contó cómo su pareja, sin su consentimiento, la ultrajó analmente hasta en seis ocasiones. “Cómo no te va a gustar si a todas las viejas putas les gusta”, le espetó la primera ocasión. Dijo que no había denunciado el hecho porque le daba vergüenza.

Luego las escenas de celos aumentaron. La mujer dijo que intentó dejar a Juan Carlos, pero en una ocasión le quitó la cartera, dejándola sin dinero.

Kenya narró que Juan Carlos había sido adicto a las drogas, por lo que la presencia de “tecolines” (drogadictos) en la casa le empezaba a preocupar. Relató que cuando los amigos llegaban a su hogar, la obligaba a permanecer en su cuarto sin poder salir. Cuando la joven le cuestionó si consumía drogas, éste se volvió agresivo con ella.

A paso de los días, la jovencita se atrevió a dejarlo, visitó a unas amigas el 3 de septiembre para decirles que ya no soportaba  los celos de Juan Carlos y que se iría de casa; finalmente cuando llegó el sujeto la esperaba enojado, la acusó de estar con otro hombre. La insultó y quiso tener relaciones sexuales, ella se negó. La mujer le advirtió que abandonaría el hogar.

Hasta ese momento el fiscal como la defensa, coinciden; en cuanto al día de los hechos es donde se presentan las discrepancias. Por un lado la PGJE señala a Kenya por el delito de homicidio agravado en razón de parentesco no consanguíneo, ya que eran pareja y vivían juntos. Mientras que para la defensa se trata de un caso de vida o muerte donde la fémina tuvo que matar a Juan Carlos en salvaguarda propia.

 

El día del homicidio

Ante el juez  y con heridas en los antebrazos, Kenya Guadalupe pidió hacer valer su derecho a declarar. Se levantó de su silla. Vestida con el overol color naranja y custodiada por dos agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, fue acompañada al banquillo para emitir su declaración.

En la audiencia expuso que el día del crimen, domingo 4 de diciembre, al confesarle a su pareja que lo dejaría,  Juan Carlos cerró la reja de la casa, la metió al cuarto y la empezó a ahorcar. “No, Carlos”, le dijo la mujer;  y aunque se lo quitó de encima, la aventó, golpeándose en el piso, el hombre refutó: “Quieras o no vas a estar conmigo”.

Asustada, afirma, habló al 066 para pedir ayuda, pues estaba siendo víctima de violencia familiar; Juan Carlos logró arrebatarle el teléfono y colgó la llamada. Nerviosa, tomó una navaja y empezó a cortarse el antebrazo, le indicó que se suicidaría si no paraba de atacarla, pero el hombre le quitó el arma punzocortante, aventándola lejos de su alcance.

Relató que de la cocina agarró un cuchillo de aproximadamente 30 centímetros, amenazó al ahora occiso, advirtiéndole que si no la dejaba salir de la casa  lo atacaría con la cuchilla.  Juan Carlos no le creyó, incluso se colocó el arma punzocortante  en el corazón. Ella lo mordió y salió corriendo.

Agregó que no pudo escapar del domicilio porque la reja estaba cerrada y, al estar abriéndola, su pareja la jaló del cabello, la volteó,  la sometió del cuello y al no poder respirar se asustó; fue cuando le clavó una estocada, inmediatamente Juan Carlos se desplomó.

Con miedo, Kenya llamó al 066, donde la guiaron para darle primeros auxilios al herido, le pidieron que tomara un trapo e intentara contener la sangre hasta que llegara una ambulancia; sin embargo, los primeros en llegar fueron unos agentes de la Policía Municipal, para entonces Juan Carlos ya había muerto. 

Kenia Guadalupe Antonio Alonso

Fiscalía va por homicidio

Para la fiscalía encabezada por Rigoberto Zataraín se trata de un homicidio,  toda vez que no hay evidencia de que Kenya Guadalupe estuvo en peligro de muerte. El abogado indicó ante la juez que la mujer no presentaba huellas de asfixia, y del golpe en la cabeza que ella misma hizo referencia no hay señas,  además de que Juan Carlos tuvo la oportunidad de matarla y no lo hizo.

Zataraín indicó que el cuerpo de la víctima no presentaba la mordida que la imputada señalaba que le había hecho para escapar; las únicas huellas de violencia que tenía eran las mismas se había provocado con la navaja que le quitó Juan Carlos.

 

Mala defensa

La defensa de Kenya Guadalupe fue proporcionada por el Estado, se trata de Miguel Ángel Gaxiola, abogado de oficio, quien pretendía presentar a cinco testigos en la audiencia de vinculación, finalmente desistió de tres de ellos y solo dejó a dos agentes del Ministerio Público.

Sin embargo, en lugar de ayudar a la defensa, los dos testigos fueron en su contra. El primero fue el agente del Ministerio Público, Ricardo Alfonso Castro Borja, quien indicó que en la vivienda no se presentaban huellas de violencia y solo había desorden común y corriente.

El segundo fue el doctor Gerardo Ramírez Arriaga, quien certificó las heridas de Kenya Guadalupe, en su opinión no presentaba huellas de estrangulamiento y las lesiones que tenía eran menores, pero afirmó, no la auscultó “bajo la ropa” y tampoco se percató de un golpe en la rodilla de la mujer.

El abogado no hizo referencia a la primera llamada a C4, antes de que se presentara el homicidio y donde la mujer supuestamente pedía ayuda por un caso de violencia familiar, incluso la única defensa fue su testimonio.

 

Violencia de género

Para la representante del Grupo Diversa, Rebeca Maltos, Kenya Guadalupe es una víctima de la violencia familiar y calificó el hecho como lamentable.

“La violencia es progresiva, empieza psicológica, que son la falta de respeto, las malas palabras, los insultos, los celos, y luego eso se va sumando a la violencia física: cachetadas, empujones, patadas y luego la violencia sexual, la violación sin consentimiento, patrimonial; ella denuncia que le quitaba la cartera, que la dejaba sola sin dinero para el camión, todo esto es como un violentómetro, es un fenómeno social muy estudiado, que va a acabar en tragedia si no se hace algo antes”,  afirmó la especialista en derechos de la mujer.

Esos casos, según Maltos, terminan en un feminicidio o un homicidio, “no dudo que se trate de un tema de defensa propia”.

Presente en la audiencia, señaló que la mujer se encontraba inmersa en el ciclo de violencia y no es fácil salir de ahí.

“El MP manifiesta un desconocimiento del problema de violencia de género, la hace responsable a ella de la violencia, por eso para él ella asesinó al hombre, le dijo que si en cinco minutos después de una pelea se contentaba, no era para tanto, nomás la agarró de los bracitos; imagínate, está justificando al agresor, no tiene la menor idea de lo que es el problema y lo que es el delito de violencia de género, que eso ya está tipificado”, argumentó.

Las mujeres que son víctimas de violencia se encuentran en un estado similar al secuestro o al Síndrome de Estocolmo, donde tienen mucho miedo al agresor, además del estigma social de denunciar una violación o violencia.

Rebeca Maltos resumió que estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizadas en 2011 informan que de cada 10 mujeres de 15 años o más, 7 manifiestan un episodio de violencia extrema en su vida, por lo que consideró, se trata de un delito de alto impacto.

 una mala defensa

Legítima defensa

Según el abogado penalista Pedro Ariel Mendívil, la legítima defensa es una causa excluyente del delito que implica que la transgresión existe, pero hay una justificación de una reacción ante una acción por parte del atacante, en la que se está repeliendo la agresión real, actual e inminente.

Expuso que la legítima defensa debe de ser investigada de oficio por el Ministerio Público y no únicamente procedente a petición de una las partes.

En el caso concreto afirmó que el antecedente de violencia familiar llamó la atención de la Federación Estatal de Colegio, Barras y Asociaciones de Abogados en Baja California en todos sus aspectos, los cuales debieron analizarse, porque al existir permiten dar credibilidad a la declaración de la imputada.

“En mi opinión consideró que el MP podía haber hecho una investigación más a fondo, más objetiva, tratando indudablemente de determinar si había o no legítima defensa, y creo que la investigación fue enfocada a demostrar la responsabilidad en el hecho”, consideró el abogado.

Agregó que existen varios elementos como la complexión de los partícipes, la fuerza, las lesiones y  la herida que causa la muerte, que es a través de una sola acción, por lo que no se puede hablar de un dolo, debido a que no hay saña y puede considerarse una reacción natural de alguien que se está defendiendo.

“El MP debió investigar, es una obligación, primero analizar si existió esta causa excluyente, una vez que se hace está investigación, entonces determinar que procedía en este caso”.

Para la Federación que preside, la mujer no tuvo una defensa adecuada porque las pruebas que ofreció terminaron siendo contradictorias al interés propio de la defensa, y en su opinión, se trata de técnica de litigación y lógica.

“Todas las pruebas que ofreció el defensor, eran pruebas de cargo dentro de la carpeta que terminaron reforzando la tesis de la fiscalía sobre el homicidio agravado por razón de parentesco”.

El representante de la Federación Estatal de Colegio, Barras y Asociaciones pidió al MP una investigación objetiva y no dirigida a probar la responsabilidad, sino a conocer si existió o no la legítima defensa.

Mendívil finalizó que la comunidad jurídica está analizando la viabilidad de tomar la defensa a través de los Colegios de manera pro-bono, ya que la sociedad tiene una clara percepción de que se está cometiendo una injusticia.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas