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martes, octubre 1, 2024
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¿Estadista?… ¡mis polainas!”

De Trez en Trez

 

 

 

1.- La nota fue reproducida por la mayoría de los medios de comunicación de todos los tipos, más o menos con las mismas palabras: “El presidente Enrique Peña Nieto recibió esta noche en Nueva York, el Premio al Estadista (Statesman Award) 2016, que entrega la Asociación de Política Exterior (Foreign Policy Association).”

Tal distinción la recibió en el marco del Foro de Liderazgo Mundial (World Leadership Forum) 2016, que realiza esta asociación, en reconocimiento a los cambios estructurales que permitieron estimular la relación económica México-Estados Unidos de América. Y abundan en datos: “Se confiere (el premio) a los jefes de Estado o de Gobierno que trabajan en el mejoramiento de relaciones internacionales responsables”. Por su parte, y como ya es costumbre, “Enriquepeñanieto” agradeció la distinción en su cuenta de twitter.

Vienen de inmediato las interrogantes: ¿Estadista 2016? ¿Por los cambios estructurales? ¿Manejo de las relaciones internacionales responsables? ¿Precisamente cuando el presidente no tiene la aceptación de la mayoría ciudadana a su gestión? ¿Por qué no le preguntan a sus gobernados?

2.- Corrupción, opacidad, compadrazgo, simulación, insensibilidad, incapacidad, complicidad, errores, pifias, horrores, ignorancia, altanería arrogancia, despilfarro, frivolidad, debilidad política, extravío en la política exterior e interior, conflictos sin resolver, y tantas otras cosas han caracterizado hasta hoy a la administración del galardonado “Estadista 2016”, allá en el extranjero; en tanto aquí, en el territorio que dice gobernar, se padecen las consecuencias de todo lo citado anteriormente.

En 2014, el presidente ya había recibido otro “premio” similar: “Estadista Mundial 2014” de manos de Henry Kissinger; la Appeal of Conscience Foundation lo reconoció por su “liderazgo y los avances logrados en el país.”

Entonces como hoy, la distinción lejos de alegrar a los gobernados, despertó ironías, incredulidad y burlas cuando no enojos; a otros de plano les pasó de noche, ni se enteraron porque son otras sus preocupaciones, precisamente las que no saben o no quieren resolver los que gobiernan.

3.- No se puede aceptar un premio en el extranjero cuando se sabe y se conoce la situación de un país cuyo “horno no está para bollos”, menos para distinciones como “estadista”. Promoverse y aceptar este tipo de “reconocimientos” se siente más bien como un insulto a los ciudadanos que ven como, de a poco, su propio gobierno y el país se le escapan de las manos.

Tan es así, que hasta la antes celebración cívica más vistosa, la del “grito de Independencia” quedó marcada por su administración por las vallas para detener a los ciudadanos, para evitar la protesta, y por los millones de pesos gastados en “acarreados” mientras se cacareaba una inexistente austeridad; hasta el vestido de su esposa (que no primera dama) es usado para la faramalla.

Así pues, entre premios de afuera y repudio interno, llegará un año más de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, y estamos no como al principio, sino peor…

¿Estadista?… ¡Mis polainas!

P.D.- Será que, “lo malo que se cuenta a diario, cuenta mucho” aquí en México, pero en el extranjero no.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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