El escenario es terrible y debe denunciarse y profundizarse la investigación para ver qué pasa en este espacio y en otros de Baja California, donde los niños carecen de acta de nacimiento (son “los nadie”, por no existen legalmente), donde hay violaciones impunes a las niñas y adolescentes hasta que las embarazan, los policías van por “derecho de piso”.
No hay la menor seguridad pública y si la policía asiste al Pueblito es para cobrar cuotas a quienes distribuyen drogas. Según fuentes directas el 85% de esta población consume algún psicotrópico.
Caminar por esas brechas desoladas de humo, lodo, polvo es encontrar basura, escombros, “casas” improvisadas construidas de desechos, espacios estrechos donde duermen 6 personas: El desastre.
Encontré personas que nunca han tenido ligas familiares, o abandonadas, en su silla de ruedas o caminadora, enfermos que no se pueden levantar del dolor de estómago. Un mundo casi increíble, un infierno real, que no se le ven salidas de inmediato. Pero que la sociedad civil propone atenciones urgentes que se deben institucionalizar, como alimentación, salud, legalidad, seguridad, educación, etc.
En un arroyo corren aguas amarillentas que forman un charco. Escurren de una industria cercana, de ahí los pobladores toman baldes con agua para regar sus patios y evitar el polvo. Son aguas contaminadas
Las “pipas” llenan el tambo de 200 litros de agua, en 50 pesos. Las dos tienditas precarias que ofertan comida chatarra, hieleras de coca colas, galones de Tequila Viva Villa, pan dulce, y muchas papitas fritas. La tienda junto a una desvencijada mesa de billar donde una pareja tatuada, mientras jugaban ante el aburrimiento de su hijo de 5 años.
La primera casa visitada fue una muestra de la situación dolorosa de la niñez en esta realidad cruel. Dos niñas (la familia integrada por cuatro hermanos), una, Jackie de apenas cuatro años que no podía hablar claramente, con el pelo enredado, con la carita sucia y su hermana mayor de 9 años que parecía de 6.
Estas niñas, ¿qué comen, qué beben, quién las cura en una crisis, dónde duermen, quién las atiende, quién las quiere y cuida, qué futuro les depara en este infierno?
Ávidas de afecto, de abrazos, jugar y atención. La madre, nunca la vi porque estaba dormida a las 12 del mediodía.
Pareció que nadie vivía en ese lugar por el abandono, la suciedad y el desorden. Salió el padre, a veces ganaba mil 300 pesos de la pepena y a veces menos, pero que eso permitía comer a seis bocas.
Don Martín Sánchez de Nayarit, de casi 80 años, el hombre padece hernias y se mueve con mucha dificultad. Viven con la esperanza de que sea operado y atendido por el Seguro popular. No tiene dinero para moverse, su hijo le ayuda para el transporte, él como muchos padecen vulnerabilidad personal, familiar y social.
Esto en toda mi vida solo lo había observado en las calles de las grandes ciudades de México y Estados Unidos, donde también hay miseria. Donde miles de niños y adultos duermen bajo la lluvia escondidos en alcantarillas y envueltos en cobijas raídas, cartones o periódicos. En El Bordo del Río Tijuana bajo los puentes o escaleras también vive la miseria.
Es una pena de la que no hablamos ni se denuncia en los medios escritos o electrónicos este cuadro social que lo único que reclaman es un trato de respeto y dignidad.
En el valle de Las Palmas, a unos metros del tiradero ahí sobreviven los 300 habitantes recicladores de Basura, invisibles a esta silenciosa, violenta e indignante realidad. ¿Cuantas historias suceden en este pueblito que se callan?
Este Pueblito de apariencia fantasmal, como espacio para el horror y la desesperanza, deshumanizado, ignorado resulta un insulto, una ofensa y atropello a la condición humana, un latigazo a la conciencia.
¿Quiere conocerlos y ayudarlos a estos mexicanos olvidados, solidarizarse, ayudar con respeto a su dignidad a ancianos, niños y niñas y enfermos en el desamparo? Hagamos algo, no basta saber de esto, hay que hacer algo concreto y pronto. Lo único que hay es una Iglesia (La Roca) que distribuye pocos recursos de apoyo a estos mexicanos olvidados.
Llega al Basurero de Tijuana por la carretera Libre a Tecate, adelante unos 2 kilómetros de la Colonia Maclovio Rojas. Llega usted desde Tijuana en 45 minutos.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com