“Balacera” es el título del escritor regiomontano, editado por Tusquets este año. “Fui haciendo un registro de todo lo que le estaba pasando a mi ciudad, Monterrey, entre 2008 y 2011, fue cuando pasaron todas las cosas que se registran en los poemas como lo del Casino Royale, Sabino Gordo, lo de los estudiantes del Tec; esos fueron los momentos y se fue escribiendo como un registro, como una crónica poetizada”, refiere a ZETA el autor, y sostiene: “Uno debe buscar el riesgo, y más cuando escribe poesía”
Un poemario arriesgado y permeado en su contenido y lenguaje por la interminable era del narcotráfico en México es “Balacera”, de Armando Alanís Pulido, publicado este año por Tusquets Editores en la colección “Marginales”.
Armando Alanís Pulido (Monterrey, 1969) entrega un libro que incluye crónicas, juego de palabras, aforismos, sentencias y una miscelánea de textos poéticos de alguna manera u otra alusivos a la violencia de este tiempo en la República Mexicana.
Autor de 25 títulos de poesía y fundador en 1996 del proyecto Acción Poética, disperso por las calles de 30 países, Alanís Pulido reconoce que como escritor mexicano no ha sido indiferente a esta época cruenta, que por cierto, permea su obra poética:
“En mis libros anteriores, la musa principal es Monterrey y los he inscrito en circunstancias muy amorosas, muy amables, divertidas, gratas; me la paso bien, pero ahora, debido al tema y a la circunstancia escribí ‘Balacera’, por eso mi afirmación de que ‘me hubiera gustado no escribir este libro’”, refiere a ZETA el poeta.
“La poesía debe ser más grande que el miedo”: Martín Solares
Los encargados de reseñar “Balacera” de Alanís Pulido para la edición de Tusquets Editores, son Élmer Mendoza, Jorge Fernández Granados y Martín Solares.
“Alanís participa con seguridad en una redada a favor de la palabra. (Los suyos son) Versos decididamente emergentes, que pueden tener todo, menos inocencia y desde luego que hay imágenes poderosas protegidas por el chaleco de la fineza del lenguaje y la forma”, advierte para empezar Élmer Mendoza.
“Libro sarcástico a la vez que hondo e inteligente, irrumpe para hablar de lo inefable con una lengua atrevidamente común. Hasta cierto punto era de esperarse, como ha sucedido recientemente en otros géneros literarios, que la narcocultura, en tanto anarquía autocelebratoria, alcanzara también a la poesía”, reseña Jorge Fernández Granados.
“Con este libro, sin duda, lo ha hecho. Pero lo ha hecho brillante y contundentemente. Su autor es un poeta y artista de larga experiencia cuyo trabajo -siempre inquieto, iconoclasta e inquisitivo- nunca se ha cansado de sorprendernos”, concluye Fernández Granados.
“El poeta Armando Alanís Pulido escribió un poema por cada balazo o historia extrema que escuchaba, muchos de ellos a la vista de todos, en bardas pintadas de blanco, justo donde acababan de suceder hechos violentos. El resultado es un libro en donde las palabras tienen una resonancia inusitada y los versos confirman que la poesía debe ser más grande que el miedo”, sentencia Martín Solares, editor de Tusquets.
“Opinar las cosas desde las vías del arte, siempre es un riesgo”: Alanís Pulido
La ignominia en Monterrey en particular y en México en general se agudizó sobre todo entre 2008 y 2011; durante dicha hecatombe Armando Alanís Pulido registró a través de diversas crónicas poéticas algunos insoslayables acontecimientos que precisamente desembocaron en su libro “Balacera”:
“Fui haciendo un registro de todo lo que le estaba pasando a mi ciudad, Monterrey, entre 2008 y 2011, fue cuando pasaron todas las cosas que se registran en los poemas como lo del Casino Royale, Sabino Gordo, lo de los estudiantes del Tec; esos fueron los momentos y se fue escribiendo como un registro, como una crónica poetizada, si se puede llamar así. No se trataba de exorcizar nada ni de lavar heridas, simplemente fue un registro de lo que pasaba con un lenguaje propio, que es el lenguaje poético”, expresó en entrevista con ZETA Alanís Pulido.
Cuenta el poeta al reportero que en aquellos días aciagos, en un principio fue la crónica y después la poesía: “Yo tenía miedo cuando escribí el libro, se escribió como una crónica y después se fue poetizando, matizando los lenguajes poéticos, pero ahí está, y ojalá que provoquen algo y nos ayuden a hacer la reflexión que nos debemos hacer los norteños, los mexicanos, sobre el asunto violento”.
Evoca incluso que en aquellos años las balas taladraban las noches, de ahí el origen del título del libro, “Balacera”:
“Era la palabra más común y el sonido más común en una época de Monterrey, en el norte. Cuando escribí ese libro por las noches, en Monterrey, afuera escuchaba los balazos, eso me dejó muy marcado, me impresionó mucho”.
Sensible a nuestro tiempo infausto en México, Alanís Pulido entrega un poemario contundente y directo, por eso reconoce en entrevista con este Semanario: “Mi poesía no tiene muchas metáforas, es un lenguaje muy cotidiano, muy directo, que toma los elementos del día, yo no hago muchos rodeos, intento ir al grano y provocar algo”.
En tiempos donde la cruenta realidad no está para sornas, sobre todo considerando a las miles de víctimas de asesinatos, secuestros y desaparecidos, se le pregunta al poeta cómo definió el tono de su libro:
“Yo siempre he manejado el humor negro, la ironía en mis textos, pero yo quería hacer una reflexión sobre la violencia, creo que los documentales que se hacen de la violencia quedan muy por encima, llegamos hasta ‘si los mataron era porque seguramente estaban metidos’, o peor aún, ‘qué bueno que lo mataron’; son cosas que ahí se quedan y creo que no nos hacen ningún bien como sociedad, y hay que escucharnos más, ver más, observar más, por eso el tono poético”.
El título ha sido presentado en diversos escenarios de ciudades como Hermosillo, León, Monterrey, Xalapa Apatzingán, Ciudad Juárez, Toluca y San Luis, aunque reconoce sobre las primeras lecturas que ha hecho de “Balacera” en el país:
“En un principio no podía leer esos poemas en público, era muy duro, pero ahora entiendo que estaba obligado a escribirlos; quisiera pensar que pueden aportar otra visión del tema de la violencia, que puede ayudar a la reflexión, que fuera más que un libro de poesía que fuero visto como un crónica”.
— En tu libro abundan palabras o títulos como “cuerno de chivo”, “ráfaga”, “palabras emboscadas”, “tiro de gracia”, “narcobloqueos”, “pozolero”, “ejecutado”, “encobijados”… Es evidente que la violencia del narcotráfico ha permeado tu obra poética…
“Es total y definitivo. No sé si otros poetas le sacan la vuelta. Yo tomé el poema más representativo de nuestro país que es ‘La suave patria’ (de Ramón López Velarde) y lo transformé con este lenguaje y estos acontecimientos de la violencia; eso es lo que implica, esa cotidianeidad violenta poetizarla y sobre todo tratar de sublimarla para que llegue de una manera más amable, al final de cuenta las cosas se tienen que decir; era hacer este riesgo de usar el poema más mexicano, yo creo que de los más hermosos y el más representativo, yo le cambié el sentido con esa cotidianeidad de las palabras violentadas; y tratando de que en un lenguaje más directo, más sencillo, más poético, nos provoque otras cosas, que no sean el miedo.
“Todas esas palabras que se mencionan en el libro, en los títulos de los poemas, en los poemas mismos, eran la cotidianeidad, pero que estaban perdiendo un peso y un sentido; era ya tan común, era la plática en la escuela, en el trabajo, en la sobremesa, en todas partes se hablaba más de eso con una ligereza terrorífica.
“A mí me preocupa mucho el peso que deben de tener las palabras, entonces, todas esas palabras terribles y dolorosas estaban perdiendo peso porque se estaban volviendo parte de la cotidianeidad, de las sociedades norteñas y del país.
“En ese sentido, trato yo de rescatarlas y revitalizarlas no el sentido de la alegoría a la violencia como se acusa siempre a las manifestaciones artísticas al respecto, sino para caer más en la reflexión y poder encontrar no culpables, sino días para sobrellevar la violencia que nos atacaba en ese momento, y que por cierto, no ha desaparecido”.
— ¿Ya se escribió la gran obra de la violencia de estos tiempos en México?
“Yo creo que la gran novela de la violencia se está escribiendo, son los periódicos y las crónicas diarias, sobre todo los periódicos norteños y las ‘chulas fronteras’, como menciono en uno de los capítulos donde hago una referencia a las ciudades, partiendo de la canción de ‘Piporro’”.
— Finalmente, ¿implicó un riesgo en términos literarios apostar por un poemario como “Balacera”?
“El riesgo se corre, el riesgo se vive, hay que no asumirlo como la cotidianeidad, pero sí confrontarlo, enfrentarlo; al final de cuentas todas las manifestaciones artísticas que tienen que ver con este asunto de la narcocultura, son un alzar la voz para observarlo desde otras perspectivas diferentes y poder hacer la reflexión.
“Yo creo que decir las cosas, manifestar las cosas, opinar las cosas desde las vías del arte, siempre es un riesgo; el arte tiene que tener eso, hay que provocar y en parte ‘Balacera’ quiere provocar la reflexión. Uno debe buscar el riesgo, y más cuando escribe poesía”.