De Trez en Trez
“Me and you and you and me No matter how they toss
the dice, it has to be…so happy together.” The Turtles.
1.- En este periodo vacacional y con suficiente tiempo para leer la información en muchos medios, las notas que se referían a que México, nuestro país, es uno de los más felices en del mundo, apenas por debajo de Costa Rica, llamó mi atención y me provocó además de la consabida risa –tirando casi a carcajada–, varias dudas con respecto a la supuesta felicidad que nos embarga a todos los mexicanos…
Lo menos que hice fue arquear las cejas, releer las notas –que no son las primeras en este sentido–, revisar las publicaciones escritas y electrónicas y exclamar un: ¡Ah, chingao! Para dar paso a las interrogantes de cajón: ¿Por qué no nos avisaron con tiempo para prepararnos para tanta felicidad? ¿Cómo es que somos tan felices? ¿A quién le preguntaron? ¿Cuál metodología usaron? ¿Cómo nos la midieron (la felicidad)? ¿Ya no hay “mal humor social”? ¿Cuándo desapareció? ¿A dónde se fue? Y tantas cuestiones más…
Me entero al leer: “…según el estudio Happy Planet Index realizado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) México es el segundo país más feliz del planeta, sólo por debajo de Costa Rica”. ¡Tómala, barbón! Así de golpe y porrazo nos dicen que somos inmensamente felices solo porque organismos internacionales lo aseguran; mientras, la realidad nos dice que la pobreza ha aumentado, la corrupción sigue, la delincuencia crece, la desigualdad económica es grande, los servicios de salud no son suficientes ni eficientes, el respeto por las leyes es menor cada vez y la cultura de la legalidad no es característica arraigada en este país.
¿Felices? Pues ¿cómo? Si la gran mayoría trabaja duro para satisfacer con dificultad sus necesidades básicas y, cuando hay una oportunidad, darse un pequeño gusto, eso los que pueden, porque millones de mexicanos batallan para mal comer hoy… y no saben si lo harán mañana.
¿Felices? Si los muchos millones de mexicanos mantenemos a una clase gobernante que cada vez más cara e ineficiente. ¡Ellos sí que son felices! Aunque en realidad, como diría mi siempre sabia abuela: “no tienen llenadera”, gastan y gastan y se siguen aumentando el presupuesto en su beneficio, total, el dinero sale de todos nosotros.
2.- ¿Cómo podemos ser felices?… Si tenemos muchos partidos políticos que se han convertido en negocios redondos, que postulan a los mismos candidatos, o a los hijos e hijas, familiares y afines, queridos y queridas, reciclando de esta forma, los cargos de elección popular; además estos partidos políticos y el “árbitro electoral” INE se gastan los miles de millones de pesos con “singular alegría” o si lo prefiere y para estar a tono, con “mexicana felicidad”.
¿Felices? Cuando The Guardian, diario británico, reporta que Angélica Rivera, esposa del presidente “Enriquepeñanieto” –que no “primera dama”– ha usado un departamento (¡hay que ver las fotografías!) de más de 2 millones de dólares en Key Biscayne, en Florida, perteneciente a Grupo Pierdant, una empresa que se espera participe en una licitación para desarrollar puertos marítimos en México. Sin duda, otro conflicto de intereses y nuevas sospechas de negocios no muy claros. ¿Habrá nueva explicación de la Señora Rivera? ¿Volverá a pedir perdón su esposo? ¿Virgilio, empleado del presidente, dirá otra vez que “no hay bronca”?
Si la sombra de la “casa blanca” será algo que EPN y su “gaviota” no se puedan quitar nunca, les acaban de “pisar otro callo”, solo que éste se escribe con “y”, se encuentra en Florida y vale más de 2 millones de pesos. Eso sí que es felicidad.
¿Felices? Los mexicanos comunes y corrientes, ciudadanos de a pie, batallando con salarios muy bajos y precios muy altos en productos básicos, con aumentos constantes y sonantes en la energía eléctrica y los combustibles, cuando se nos había dicho todo lo contrario…ya no sentimos lo duro sino lo tupido de los “gasolinazos” y ahora la “electrocutada” que nos están poniendo. ¿Y las reformas que nos iban a ayudar, apá?
3.- Para nada. No podemos ser felices cuando se trabaja mucho y se percibe poco; cuando otros organismos internacionales reportan que en México, la violación de los derechos humanos, la falta de respeto y cumplimiento de las leyes brillan por su ausencia aquí; cuando los índice de inseguridad crecen, y las policías siguen siendo corruptas, lo mismo los que dicen gobernar.
Imposible aspirar a la felicidad al ver tanta desigualdad social, menos al saber que los servicios de salud no están al alcance de todos, cuando la justicia aquí, dista mucho de ser rápida y expedita, por el contrario, en muchos casos particulares es selectiva, pero para favorecer a los que mucho tienen; cuando los que gobiernan, delinquen con plena impunidad. En fin…hay muchas razones para no creer que México es el segundo país más feliz en el mundo.
P.D.1.- Además, ¿cómo ser felices si en 120 millones de habitantes no se puede encontrar a más de media docenas de mexicanos que ganen medallas en las competencias olímpicas? ¿Si los futbolistas de la selección olímpica, Oribe Peralta y Rodolfo Pizarro sufrieron fracturas durante la competencia? ¿Cómo dar saltos de felicidad si el “bombero” de EPN Alfredo Castillo arruina el deporte como antes estuvo en PROFECO, en la Procu de Edomex y luego en Michoacán? No apoyan, pero, ah cómo amuelan… y cuando hay un éxito, se cuelgan de él. Por cierto, hasta el martes por la tarde: 0 medallas.
Adendum.- “My friend” me “retuitea” una opinión de Pedro Miguel en La Jornada con respecto a la llamada reforma educativa: “Ciertamente (al gobierno federal) le falta admitir lo principal: que no es posible mejorar el nivel educativo en un país en el que los niños van a la escuela sin comer y asisten a clases en aulas con piso de tierra mientras sus funcionarios pasean por el mundo en aviones de miles de millones de pesos”. ¡Gulp!
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com