Durante el intento de homicidio
del comisario general de la Policía
Estatal Preventiva, Luis Alejandro
Osorio Álvarez en mayo de este
violento año en La Paz, fue
asesinado a consecuencia de la
persecución policiaca Víctor
Manuel, un joven que prestaba
los servicios de calibración de
las bombas de Caligas; recibió
múltiples impactos en cabeza
y abdomen. Tres agentes de la
PEP reciben órdenes de
aprehensión por este suceso
El viernes 13 de mayo de 2016 una historia sin precedente se escribió para el Estado, en particular para los paceños, cuando un comando armado intentó dar muerte al comisario general de la Policía Estatal Preventiva, Luis Alejandro Osorio Álvarez “El Comandante Osorio”. El ataque fue perpetrado en las calles Himno Nacional y Unión, Colonia Diana Laura.
La agresión se dio en dos flancos, por parte de un vehículo Nissan Tiida color gris y un Volkswagen Jetta color blanco; el primero fue abandonado calles más adelante del lugar de los hechos y sus ocupantes abandonaron sin contratiempo la escena del crimen, pero los del auto blanco fueron alcanzados por agentes policiacos y terminaron estrellándose en una estación de la empresa Caligas, en Forjadores y el acceso a la zona de tolerancia.
Allí fue donde la historia se reescribió. Luego del ataque contra el comandante general, en el que resultara lesionado junto con otros dos policías a su mando (un estatal y un municipal), la balacera se trasladó a la estación de servicio donde uno de los sicarios, Manuel Morones Arreola “El Gato”, originario de La Cruz, Sinaloa, murió en el asiento del copiloto de la unidad; Carlos Ramón Torres Sáinz “El Moncho”, de 36 años, originario de Culiacán, Sinaloa, salió huyendo del automóvil y en su camino arrojó un chaleco táctico y se internó en la parte trasera del negocio, donde se atrincheraron trabajadores de la empresa Caligas, entre ellos Víctor Manuel Morales Zúñiga, de 31 años de edad, oriundo de Mazatlán, Sinaloa.
En la intensa balacera que agentes de la Policía Estatal Preventiva desataron en busca del sicario que se les escapó, llegaron a la conclusión desesperada de que se refugió en uno de los cuartos de la construcción en la parte trasera de la empresa y allí dispararon “a lo que se moviera, estaban cegados de odio por lo ocurrido en la Diana Laura”, dijo uno de los agentes que participó en el operativo.
“Jamás se siguió un protocolo para ingresar al lugar, jamás se optó por el diálogo en el lugar, nunca esperaron a analizar el lugar de los hechos, no se preguntaron si había civiles en la empresa, simplemente dispararon”, reiteró.
En el lugar quedó tendido el cuerpo de Víctor Manuel -quien prestaba los servicios de calibración de las bombas en Caligas- con heridas múltiples en cabeza y abdomen, mientras el sicario fue encontrado en otra de las habitaciones de la misma construcción, recibió siete disparos (tres en el tórax, uno en el mentón, cadera izquierda, rodilla y tobillo izquierdo), en esos cuartos recolectaron “19 casquillos percutidos calibre .223 REM”, según dio a conocer Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Sin embargo, en la refriega total en ese punto, se encontraron 860 cartuchos percutidos, 800 calibre .223 de rifle de asalto y 60 calibre 9 milímetros arma corta, todos disparados por armas registradas ante la Subsecretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE). Erasmo Palemón Alamilla Villeda, procurador general de Justicia del Estado, no quiso ahondar mucho en el tema, solo informó que “ese asunto se dividió en tres etapas, la primera fue consignar a quienes agredieron a los elementos de la Policía Estatal, la segunda proceder en contra de un elementos de Seguridad Pública que en un video se le ve haciendo uso excesivo de la fuerza, y una tercera etapa que estamos por resolver, ya les informaremos oportunamente”.
Tres elementos de la PEP reciben órdenes de aprehensión
La propia PGJE dio a conocer tres órdenes de aprehensión ejecutadas en contra de participantes en el suceso, una en contra de Carlos Ramón Torres Sáinz “El Moncho”, el único sicario detenido y dos más contra de tres elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP).
Los agentes son: Cristian Alberto León Aguiar, a quien se cumplimentó el 1 de julio del presente año por su relación al delito de abuso de autoridad y uso ilegal de la fuerza pública, y a quien se dictó auto de vinculación a proceso; por otro lado, a los policías estatales Alberto Aurelio Romero Ángel y José Antonio Ibarra Liera, orden de aprehensión el 19 de julio por homicidio calificado con ventaja. Solo Alberto Aurelio permanece en el Centro de Reinserción Social (CERESO) de La Paz, por pruebas en su contra.
La PGJE determinó que derivado de los estudios realizados por la Dirección de Servicios Periciales, se emitieron 37 dictámenes de criminalística de campo, ingeniería civil, balística forense, genética forense; dactiloscopia forense, audio y video, medicina forense, química forense e identificación fisonómica.
A dos meses y medio de los hechos, la institución determinó:
“En el interior de una caseta en construcción, se localizó una persona sin vida, del sexo masculino, contiguo al cuerpo se recolectaron 19 casquillos percutidos calibre .223 REM. El Servicio Médico Forense determinó como causa de muerte traumatismo craneoencefálico y abdominal, secundario a herida producida por proyectil de arma de fuego; en la diligencia de necropsia se extrajo una bala (elemento problema), que el Departamento de Balística Forense determinó correspondencia de características entre el elemento problema y el elemento testigo (bala obtenida en prueba de disparo controlado), del que resulta una correspondencia de característica entre el casquillo percutido, la bala extraída de necropsia, con un arma larga tipo fusil calibre .223 REM, matrícula E28017”, registrada ante la Subsecretaría de Seguridad Pública.
En otras palabras, el civil fue asesinado por agentes estatales.
Aunque solo se encontró una ojiva en el cuerpo de Víctor Manuel y con ella se vinculó al arma del oficial detenido, la PGJE confirmó que el joven no murió de solo un disparo, sino que el dictamen forense “determinó como causa de muerte traumatismo craneoencefálico y abdominal, secundario a herida producida por proyectil de arma de fuego”; es decir, al menos dos heridas tenía el cuerpo del civil, solo una ojiva se alojó en sus restos.
Recordando lo que ocurrió ese día, en una grabación realizada por testigos y que hicieron llegar a ZETA se pudo observar la falta de preparación de los policías que ingresaron al lugar de los hechos. En el inicio de la grabación se escuchan detonaciones de arma de fuego y al fondo los gritos de una persona. Se escucha claramente los gritos de “no disparen” seguido a un disparo más en el segundo 15, momentos después (segundo 20) se ve a policías caminando, dando la espalda a la escena, como si no hubiera riesgo alguno, pero de un instante a otro se desata una fuerte ráfaga por parte de policías (segundos 20-35); cinco segundos después, un agente ingresa a la zona de la caseta, detrás de él un grupo numeroso más.
Según los propios testigos, son los elementos de seguridad ingresando a la escena.
Persona 1: “Ya lo mataron, a la verga, se metieron adentro y lo mataron, ¿no? Eso es adentro de la casa… ‘oi, ‘oi (sic) ¿Sí escuchan? Hay plomazos adentro de la casa”.
Persona 2: “Están adentro del cantón, adentro del cantón se están rafagueando a la verga”.
Aproximadamente al minuto y medio de correr la grabación, queda evidenciado el acceso de policías a una zona “controlada”, al menos una decena de agentes van y vienen del lugar caminando tranquilamente en el ángulo que se aprecia en el video, aunque por otros puntos grabados se puede confirmar la presencia de más de 20, sin embargo, cuando parecía que ya se tenía controlado, se escuchan más ráfagas de armas largas al interior de la construcción. Después esta nueva ráfaga, se ve claramente a los elementos caminando tranquilamente a las afueras de la caseta, al descubierto de supuestas personas armadas, pero al interior continúan los disparos.
De igual manera, se escuchan los gritos de policías, “afuera, mátalos” y, seguido de palabras altisonantes, “Mátalo… mátalo, mátalo a la verga”. Como parte de una escena “controlada”, se aprecian a policías abandonando la escena, en cuestión de segundos una detonación de arma de fuego más, un minuto después, en el video se escucha una fuerte ráfaga más.
— ¿Cuánto es un minuto en una balacera?, preguntó ZETA a un oficial.
“Es un chingo un minuto en una balacera, pueden ocurrir muchas cosas, vaciar todo tu cargador, puedes herir o matar a muchas personas”.
Según la fuente policial, el reporte de la balacera indica que hubo más de 50 policías que estuvieron en la escena, 860 cartuchos fueron disparados, un solo sicario fue detenido en el lugar, un civil (Víctor Manuel Morales Zúñiga) fue abatido a balazos, mientras que su compañero de trabajo resultó lesionado.
En la balacera también participaron más de policías, incluidos los altos mandos y mandos medios, entre ellos el comisario de la PEP, Francisco Javier Moreno Montaño, y el comandante de la Policía Ministerial del Estado, Faustino Guerra; al menos al comisario de la Estatal se le ve recolectando cargadores desabastecidos usados para abatir al civil. Hasta el momento no se han brindado mayores informes al respecto, y solo un oficial ha sido vinculado con la muerte del ciudadano.
Agente con antecedentes de agresión, impune
Cristian Alberto León Aguiar, el agente vinculado por uso excesivo de la fuerza, fue puesto en libertad, ya que el delito de agresión no se considera como grave, y es que se presume, fue quien agredió a un civil que aparece en una grabación siendo golpeado mientras está esposado en el suelo, además de detenido en el suceso de ese viernes 13 como medida cautelar, ya que se desconocía la identidad del agresor (sicario) y de quien fuese trabajador de la empresa.
León fue denunciado ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por abuso de poder el 7 de marzo de 2015 (en una balacera ocurrida en las calles Forjadores y Colosio) por agresiones en contra de un reportero, en su momento el entonces subsecretario de Seguridad Pública, Juan Pablo Noriega Rangel, dio a conocer que “este elemento carece de aptitudes para estar cerca de los ciudadanos, definitivamente debe estar lejos de la población y detrás de un escritorio de momento”. Por ello se le abrió un expediente en el Consejo de Honor y Justicia de la corporación.
Asimismo, quedó evidenciado que pese a los antecedentes por abuso de poder y violencia que ejerce en contra de ciudadanos, este oficial de la PEP continúa portando el uniforme, agrediendo a diestra y siniestra, y lo que es peor, entorpeciendo las investigaciones. Conforme al Nuevo Sistema de Justicia Penal, la agresión que quedó documentada podría significar “echar a perder una investigación y que el imputado (sicario) quede en libertad”, alegó uno de los especialistas integrado al NSJP. Situación confirmada en los hechos ocurridos el viernes 13 de mayo.
Mucho se ha dicho del por qué este elemento goza de tranquilidad e impunidad en el interior de las corporaciones: es sobrino del ex procurador de justicia del Estado, Adonaí Carreón Estrada, señalado en redes sociales, por cuentas apócrifas, al parecer de miembros de células del Cártel de Sinaloa, entre ellos “Los Dámaso”:
“Adonaí Carreón tu eres responsable de las olas de muertes en el estado, tú y tu gente son culpables de la ola de ejecuciones”, a manera de “carta abierta del inicio de la guerra y final de la paz”. Firma “El Cartel de la Plaza de Baja California Sur”.
A dos años de la violencia
Mañana domingo 31 de julio se cumplen dos años de que iniciaron, sin cese, las ejecuciones; fue un jueves 31 de julio a altas horas de la noche que la violencia dio un giro en Sudcalifornia.
Ese día fueron asesinados Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, Alberto Montero Lizárraga “El Betillo” y Jesús Enrique Urquiza Portillo “El Ferrari”, los tres vinculados directamente al Cártel de Sinaloa y la célula de “Los Dámaso”. Desde entonces se desató una lucha interminable, hasta estos días, por el control de la plaza en La Paz y otros municipios. Incluso desde el inicio la ola de violencia apuntaba a intensificarse conforme fuera avanzando; ese año cerró con 70 homicidios y, según datos recabados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, 2015 duplicó las cifras con más de 150 registros; mientras que hasta junio de 2016, alcanzó los 48 homicidios dolosos.
El paso de los hechos violentos en Baja California Sur, dejó gran cantidad de personalidades y figuras detenidas e internas en el Centro de Readaptación Social (CERESO) de La Paz o entregadas la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), como: Simón Guillermo Hernández Peña “El Simón”, Víctor Martínez Barraza “El Víctor” o “El Vidal”, Juan Antonio Martínez Rosas “El Furby”, Ariel Bautista López “El Chapo”, Gustavo Lozoya Portillo “El Portillo”, Abel Nahúm Quintero Manjarrez “El Grande” -quien en su detención accionó un lanzagranadas contra agentes de la PEP en el Bulevar Pino Payas, lesionando al agente Adrián Medina Velázquez- “El 5” y Melissa Margarita Calderón Ojeda “La China”.
Respecto a esta última, el procurador Palemón Alamilla expresó que “en la administración anterior el asunto más sonado fue el de una fémina que solo habían consignado por un solo homicidio, nosotros ya la consignamos por seis y la pusimos a disposición de la Procuraduría General de la República por otros delitos”, aunque de entrada dijo desconocer el número de ejecutados del 31 de julio de 2014 a la fecha.
En el andar de estos días tensos para los ciudadanos, diversos daños colaterales se han suscitado en hechos como:
* Menor de 7 años de edad lesionado en un glúteo, como resultado de una balacera en las calles Constitución y Durango, a un costado de la Tercera Zona Militar (6 de noviembre de 2014).
* Una pareja ejecutada en la subdelegación de Chametla, en las calles Baja California y Coahuila; un bebé salió ileso (22 de agosto de 2015).
* Dos personas lesionadas por balas perdidas en Padre Kino y Bravo, al registrarse una ejecución a unos metros, en una zona comercial (31 de agosto de 2015).
* Dos menores de edad de 4 y 8 años, acribillados a la altura del Kilómetro 19 La Paz-Los Cabos, en el Ejido Melitón Albáñez. Acompañaban a sus abuelos (5 de septiembre de 2015).
* Víctor Manuel Morales Zúñiga, muerto por policías estatales en la gasera de Forjadores y acceso a zona de tolerancia (viernes 13 de mayo de 2016).
* Un motociclista arrollado mientras un presunto narcomenudista huía de sus agresores en Marcelo Rubio, casi esquina con 5 de Febrero (22 de julio de 2016).
Los últimos homicidios
En la guerra por el control de la venta y distribución de la droga, al menos nueve personas han perdido la vida en el mes de julio por la disputa que se vive en Baja California Sur.
* El día 4, alrededor de las 9:30 pm, Carlos Manuel Geraldo Sánchez, de 40 años de edad y originario de La Paz, se disponía a ingresar a la plaza comercial Soriana La Paz; allí le asestaron tres impactos de bala. Fue vinculado con el crimen organizado al servicio de Raúl Castillo de la Rosa “El Cochi”, reclutaba matones para este personaje.
* El 6, en Márquez y Ramírez de Colonia Centro, a plena luz del día fue perseguido y baleado José Alberto Quiñones Márquez, de 35 años, oriundo de Mazatlán, Sinaloa; fue identificado como narcomenudista al servicio de “Los Dámaso” y precisamente el día que lo agredieron, aunque no se le encontró un arma, testigos afirman haber visto que disparaba contra sus victimarios. Le aseguraron tres teléfonos celulares y dinero en efectivo; recibió cinco impactos de bala.
* El 7 de julio a las 11:00 pm, en las calles Héroes de Independencia y Rosales, en el Centro, fue ejecutado Nolberto Lazcano Rivera de ocho tiros calibre 9 milímetros; contaba con 27 años de edad y era de Badiraguato, Sinaloa. Una fuente indicó que este joven narcomenudista estaba demasiado expuesto con armas y droga, “era demasiado visible”. Además, iba y venía sin lugar fijo y “para su suerte, nunca apuntó hacia algún grupo, siempre estuvo en medio y le costó”.
* La mañana del 15 de julio se encontró el cuerpo sin vida de un hombre, a la altura del Kilómetro 211 de la Carretera Transpeninsular, tramo Guerrero Negro-Santa Rosalía, en Mulegé, a bordo de un vehículo Toyota Corolla azul. Mostraba dos heridas en la cabeza. En la escena se encontraron dos casquillos percutidos calibre 45 milímetros.
* El mismo día, Jonathan Omar Juárez Mora alias “El John”, de 25 años, nacido en La Paz, fue asesinado de seis impactos de bala calibre 5.56, pertenecientes a un arma larga (R-15, M4 o M16). Contaba con antecedentes penales en Plataforma México.
* El 16 de julio se localizó el cadáver de un hombre, en una brecha vecinal sobre el Arroyo San José Viejo, en Los Cabos; como causa de muerte se determinó traumatismo craneoencefálico severo, tenía entre 24 y 36 horas de fallecido. Sigue sin identificarse, solo se dieron señas como estatura de 1.70 metros, complexión regular, tez morena clara, cabello lacio; tiene un tatuaje en la espalda con la leyenda “María”, con letras estilo gótico, en el hombro izquierdo un tatuaje en forma de cráneo y en el lado izquierdo del pecho, tres flores que forman la imagen de un rostro.
* Pasadas las 11:30 pm del sábado 16, un hombre fue ejecutado a balazos en la colonia Solidaridad en La Paz, según versión de testigos, pistoleros lo siguieron por el Andador Unión y dispararon en varias ocasiones. Quien en vida llevara por nombre Raúl Armenta “El Huevo” murió por tapón cardiaco de hemoneumotórax secundario a herida por disparo de arma de fuego; contaba con antecedentes penales.
* El 19 de julio fue agredido a balazos Francisco Javier Agüero Miranda “El Frank”, de 41 años. Al momento del suceso conducía una motocicleta color rojo, fue embestido por un automóvil tipo Sentra de color gris de reciente modelo; enseguida los sicarios descendieron del vehículo y dispararon en repetidas ocasiones.
* El viernes 22, a las ocho de la noche, Gilberto Garzón Hernández, de 27 años, resultó herido de cinco impactos de bala en la colonia Invi Chametla en la capital del Estado. Los hechos ocurrieron en las calles Playa Tecolote y Playa El Caimancito; doce horas más tarde fue declarado muerto.
También fue localizado el cuerpo sin vida de un hombre en el Arroyo Hondo de la carretera Los Planes, a la altura del poblado Juan Domínguez Cota; laringe y tráquea le fueron cortadas con arma punzocortante.
El mismo día, en la zona comercial de Marcelo Rubio y 5 de Febrero, Gonzalo Aréchiga Franco, de 32 años, fue perseguido por hombres armados, una vez lesionado por disparos de arma de fuego, al intentar huir de sus victimarios atropelló a un motociclista, quedando debajo del vehículo. La víctima nació en Guadalajara, Jalisco, y cuenta con antecedentes por delitos contra la salud.
* La madrugada del domingo 24, Raymundo Alberto Aguilar Jiménez “El Rey”, de 23 años, fue atacado a tiros y, según testigos, sicarios le dispararon hasta en 30 ocasiones; se le localizó en Morelos e Ignacio Ramírez.
El mismo domingo, por la tarde, en las calles Forjadores y Oro se registró una balacera que concluyó a la altura del acceso al fraccionamiento Península Sur, allí quedaron lesionados una mujer de nombre Reyna y Armando Martínez Juárez “El Gordo”, quien recibió varios impactos de bala; minutos después murió en el hospital.
Y, minutos más tarde, se reportaron disparos de arma de fuego en Avenida Civilizadores, a la altura del fraccionamiento Bugambilias. Allí encontraron a Perla Karely Millán Peña, de 20 años, con un disparo en la cabeza.
Así concluye julio de 2016 en la entidad, cuando parecía que había un reajuste en La Paz y cierta calma tras la muerte de “El Montoya”, “Don Carlos” o “El Artista”, la violencia continuó por el control de la venta y distribución de la droga, con la participación o “colaboración de ciertos elementos para que esto siga ocurriendo, ya estamos cansados los ciudadanos, y lo peor de todo es que como autoridades no podemos hacer nada, porque los mismos policías están vinculados”, concluyó uno de los miembros del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública de Baja California Sur.