No es fácil comentar esta película dirigida por Steven Spielberg. Nada fácil. Sobre todo porque parte del libro de Roald Dahl que lleva el mismo título, aunque parece dirigida a niños, tiene un planteamiento tan profundo que hay que verla con madurez.
A simple vista tenemos aquí la historia de Sophie (Ruby Barnhill), una huérfana que cae en manos de un gigante que se la lleva a una tierra llena de gigantes que se alimentan de humanos.
Sin embargo, el extraño ser que rapta a la pequeña no es de esos. Él es el Big Friendly Giant (Mark Rylance), o mejor dicho, el gigante amistoso que se la pasa haciendo a los niños ingleses soñar, aunque Sophie no confía mucho en él, de entrada. Va con su personalidad de niña inteligente, un tanto rebelde y tesonera que acepta, finalmente, la increíble aventura que es esta película donde la vida real se mezcla con una sofisticada animación para crear personajes interpretados por actores de carne y hueso que conviven con dibujos animados.
Esto, claro, ya lo hechos visto, por ejemplo, en cintas como “Who Framed Roger Rabbit” y “Space Jam”, pero no así, porque aquí de pronto no tenemos seres tan amables a la vista, pues de lo que se trata es de crear arte. Pura y llanamente.
Del escepticismo inicial pasamos a ser testigos de una entrañable amistad que resulta convincente en la medida en que creemos en ella, a pesar de que los momentos donde la interacción entre humanos y gigantes es tediosa. Pero bueno, es ahí donde se confirma la sospecha: Spielberg hizo una película que creíamos que era para niños y es todo lo contrario, un filme tristón, a veces doloroso, tierno y reflexivo, que más vale ver para creer. ***
Punto final.- Qué caso tiene ver “Independence Day: Resurgence”. Con o sin contraataque, es lo mismo de siempre…