Consultoría Matrimonial y Familiar
Había tratado en mi anterior apunte de los papás que solos crían a sus hijos ante la falta de la madre, y consideraba que puede decirse que tienen más mérito que las madres que atienden solas a sus hijos; ellas por su propia naturaleza y toda la simpatía que tienen y el apoyo tanto gubernamental como de diversas instituciones como hasta de su propio trabajo, mientras que los hombres parece que están olvidados, en fin.
En los casos de los padres solteros, no se soslaya el gran amor por sus hijos, pero también hay que considerar la gran carga que representa cumplir y cubrir todas las necesidades de sus hijos, ello puede orillarlos a que no tengan tanto tiempo de convivir cercanamente más lo necesario para cumplirles lo que por otro lado se manifiesten poco amorosos, suponiendo sin conceder.
Hay muchos padres que aun cuando vivan en pareja como toda una gran familia no son ni saben ser cariñosos con sus hijos aun cuando los quieran más que a su vida, lo cual no es suficiente para ellos por las repercusiones que tendrán en su vida adulta. Algunos padres son así por haber crecido en un ambiente poco cariñoso, tienen dificultades para expresar su amor y, en cambio, lo hacen con críticas o presión porque como los quieren mucho tratan de hacerlos perfectos cuando en realidad lo que los niños necesitan es sentir el amor que se les tiene, lo cual ayuda a que aumente su autoestima. Se pretende que la confianza y seguridad que les den refuerce su relación, así los hijos sentirán y sabrán que pueden confiar en sus padres porque los cuidan y porque les manifiestan ese amor que les tienen y en ellos encontrarán el apoyo y la guía para el resto de su vida.
No se trata de que el amor sea de complacencia absoluta, es necesario manejar límites y disciplina, lo cual puede que los hijos tengan mejores resultados en su futuro y ser personas y ciudadanos de bien. Los hijos de padres amorosos tienen mejor nivel cognitivo y mejor rendimiento escolar y laboral en lo futuro, mayor seguridad en sí mismos y un mejor nivel social y emocional. Las manifestaciones de amor que se les dé a los hijos por sus padres influyen en la vida adulta de ellos y puede dar por hecho resultados positivos, tanto en lo personal como en sus relaciones con otros adultos, con la novia, esposa, amistades y sus propios hijos. Los hijos que son criados con amor logran más experiencias amorosas basadas en el amor, la amistad, confianza y felicidad.
Muchos padres repiten los mismos patrones de conducta que sus padres al ser secos y mandantes, donde no había un “te quiero”, “te amo”, mucho menos un abrazo o besos. Muchos se sorprenden de los resultados inmediatos que obtienen cuando ven a sus hijos más relajados y confiados al tratarlos con amor, ya sea que la madre se lo pida o se den cuenta de que otros padres manifiestan a sus hijos esas muestras de cariño. Me he dado cuenta de que algunos padres les cuesta trabajo abrazar a sus hijos, darles besos, sobre todo si son papás y sus hijos hombres, piensan o sienten que eso no es de hombres, más bien no es de hombres ser unos padres sin amor manifiesto.
El rol del padre se ha ido transformando a través del tiempo; en el mejor de los casos, la mayoría de los padres actuales fueron criados bajo un precepto tradicional en donde solo las madres estaban a cargo de ellos, de amar y educar a los hijos mientras que los hombres cumplían la función de proveedores y de verdugos, es decir, eran los encargados de sancionar las conductas que se consideraban no deseadas en los niños. Afortunadamente ahora ya hay más padres jóvenes comprometidos a estar más con sus hijos, apoyarlos en sus tareas, bañarlos, cambiarlos (hasta pañales) y ser cariñosos con ellos, asumiendo su paternidad en forma más completa y estando presente, no como otros, están sin estar.
Como siempre agradezco a mis dos que tres lectores sus consultas y comentarios al e-mail: bautista46@hotmail.com
El autor, reside en Tijuana, B.C.
