A petición de la propia familia de Mondragón Fontes y sus representantes legales como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, se hizo la exhumación de los restos para realización de un nuevo examen.
Ciudad de México, 11 julio (SinEmbargo/ZETA).- El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) presentó sus conclusiones acerca de los resultados de la exhumación del cuerpo del estudiante normalista Julio César Mondragón Fontes, una de las seis personas asesinadas en la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, donde desaparecieron además los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
A petición de la propia familia de Mondragón Fontes y sus representantes legales como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, se hizo la exhumación de los restos para realización de un nuevo examen.
El cuerpo fue exhumado de un panteón de Tecomatlanel, en Tenancingo, Estado de México, el pasado 4 de noviembre por petición de los familiares. En la diligencia estuvo presente el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), así como peritos de la PGR y de la CNDH.
En los resultados, el organismo constató que la causa de muerte se produjo como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico, además de lesiones en cara, cuello y tórax.
En cuanto a la existencia de tortura, las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este segundo examen fueron severas. Además, el EAAF señaló que el cuerpo presentaba por un lado huellas de actividad de fauna como había señalado la primera autopsia, pero también presenta áreas con sospecha de intervención de un instrumento cortante, hecho que no pudo ser ahondado con mayor detalle debido al tiempo que transcurrió entre prueba y prueba.
Finalmente el informe detalló que corresponde al Ministerio Público y a las autoridades judiciales la determinación de tortura, ya que debe ser prioritaria y agotarse, debido a que hasta el momento la Procuraduría del estado de Guerrero no ha abordado la investigación con suficiencia.
JULIO CÉSAR MURIÓ POR TRAUMATISMO
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) informó sobre los resultados del peritaje que realizó sobre la muerte del normalistas Julio César Mondragón Fontes, esta mañana, en el que concluyó que el joven murió por un traumatismo craneoencefálico y que no hay evidencia de que haya sido desollado.
En conferencia de prensa, el organismo detalló que Julio César Mondragón, cuyo cadáver fue hallado boca arriba en un charco de sangre, con los huesos de la cara expuestos y con un sólo ojo, en una calle de terracería tras los ataques del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, no fue asesinado por un arma de fuego de origen alemán y la pérdida de la piel fue a causa de la fauna del lugar, no de manera intencional por acción humana.
La CNDH refirió que antes de morir, a Julio le provocaron fracturas en ocho huesos del cráneo y en 13 de la cara y en el tórax. En total, su cuerpo presentó 64 fracturas, provocándole un traumatismo craneoencefálico.
Alrededor de las 23:00 horas del 26 de septiembre de 2014, después del primer ataque, llegaron al lugar de los hechos más estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, entre ellos Julio César que en ese momento vestía una playera color rojo.
Instantes después un nuevo ataque se perpetró en contra de los normalistas. Según las evidencias, los estudiantes se refugiaron debajo de los carros. Hasta ese momento, Julio César seguía con ellos, después corrió por una calle, donde otro grupo le habló para que entrara a una casa. Este fue el último momento que el joven fue visto con vida.