En el foxismo fue genial para contrastar su gobierno con el del presidente, tanto, que provocó la ira de la pareja presidencial y decidieron desaforarlo con tal de no verlo en las boletas electorales, de aquel dramático trance salió airoso debido a la enorme solidaridad popular que aquella injusticia desató, pero su épico triunfo, también provocó que perdiera piso, pues modificó su discurso hacia las televisoras que lo habían encumbrado y comenzó una prolongada denuncia para fustigar la parcialidad de éstas; rechazó ególatra e ingenuamente acuerdo alguno con cualquier grupo o persona de poder. Para ello lo buscaron gobernadores priistas como Ulises Chong o líderes sindicales como Elba Esther Gordillo; a los empresarios organizados los bateó detrás de la barda y los señaló como cómplices de las desgracias económicas de los mexicanos. Ya no quería ningún tipo de intermediarios, sentía que su relación con el pueblo, después del desafuero, era directa y así debía permanecer.
La realidad le demostró lo equivocado que estaba: muchos Gobernadores priistas, interpretaron amenaza en su rechazo y ante la debacle de la candidatura de Roberto Madrazo prefirieron apoyar al anticlimático candidato del PAN; Televisa registró el nuevo discurso pejista, como un serio peligro a sus intereses y entonces sí adecuó su línea editorial para destruir sus posibilidades de éxito y construir las de Calderón; Elba Esther, después de aquel desaire, no dudo en apoyar al PAN; los empresarios organizados, con sus enormes raíces de influencia social, encendidos por el maltrato fueron detractores permanentes de la posibilidad presidencial de Andrés Manuel, al que calificaron como un peligro para México. Resultó pues, que los intermediarios pesaban tanto, que su triunfo anticipado se convirtió en dolorosa y apretada derrota.
En el 20012 reconstruye su imagen maltrecha, y un intempestivo y posmoderno movimiento estudiantil lo regreso a la competencia, pero los enemigos que despertó en el 2006, parecieron repetirle la dosis cuando el gobierno panista de Calderón decidió, ante el apuro, con todo y su aliada Elba Esther, apoyar al candidato priista. Perdió por escasos 5 puntos pero hoy reconocen los encuestadores priistas que en el último tercio de la campaña llegó a empatar Peña Nieto.
Perseverante como es, al día siguiente de su nueva derrota, comenzó a edificar una siguiente oportunidad presidencial. Interpreto que su influencia en el PRD ya no era de la relevancia del 2006, que otros actores como Marcelo, ya no volverían a declinar a su favor, y decidió formar otro partido que hiciera irrelevante al PRD, para lograrlo radicalizó nuevamente su discurso, y envolvió a todos, incluidos el sol Azteca y Miguel Mancera, en la definición de mafiosos. La suerte le sonrió cuando las fuerzas políticas de oposición existentes, cometieron el enorme error de firmar el pacto por México; cuando dichas reformas no han ayudado a generar crecimiento económico, pero sobre todo, cuando la aceptación popular a este gobierno se desplomó dramáticamente después de que nos enteramos que el presidente era un corrupto impresentable y que la eficacia priista en temas de seguridad era un mito sin sustento, por todo esto morena se posicionó en el 2015 como la fuerza política más votada en la ciudad de México, y en las locales del 2016 desbancó al PRD del tercer lugar.
Partido posicionado para la competencia electoral por la presidencia de la república tiene; es el político más conocido y popular de México; por la corrupción desatada, el desprestigio de la clase política tradicional se ha extendido por todas las capas de la sociedad mientras su auto labrada imagen de incorruptible se fortalece. ¿Todo esto es suficiente para que en su tercer intento presidencial triunfe? Lo abordaremos en la segunda parte de este texto.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com