Una vez concluido el proceso electoral donde se eligieron 12 gobernadores, alcaldes y diputados locales la lectura hacia el 2018 no se ha hecho esperar.
El PRI-gobierno se coloca como uno de los grandes perdedores; hay infinidad de responsables como en toda derrota empezando por el Presidente Enrique Peña Nieto. Su gobierno ha perdido la brújula; cuando uno escucha los mensajes del mandatario suenan realmente vacíos, cero creíbles, es difícil registrar algo de lo que dice en sus eventos. El Presiente ha decidido dejar de lado su agenda natural por meterse a un campo que no le queda: legalización de marihuana y aprobación de matrimonios igualitarios. No es que ambas no sean necesarias sino que su gobierno en estas propuestas se ve inseguro, forzado, incómodo, parece más bien un tema de estrategia meramente mediática.
La derrota coloca en debilidad al gobierno y al PRI, Peña Nieto fue muy astuto en pasar toda la factura por los pésimos resultados a Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI. ¿Alguien ha visto opinar a Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación sobre el fracaso electoral? Por cálculos electorales decidió esconder la cabeza.
El PRI se juega mucho el próximo año donde se elegirá gobernador del Estado de México, la oposición va a trabajar en otra alianza. Si el tricolor pierde en esta entidad estará prácticamente fuera del 2018.
El partido que se coloca como un claro contendiente a partir de estos resultados es el PAN, ni el pronóstico más optimista daba la posibilidad de ganar 7 gubernaturas. A partir de estos resultados es que la baraja de alternativas de abre. Su dirigente nacional Ricardo Anaya anda por demás envalentonado como si los logros fueran resultado de su apoyo a los candidatos. Nadie se debe de confundir, en los estados y municipios los candidatos de Acción Nacional y sus aliados ganaron por esfuerzo propio y de nadie más. Ahora varios se quieren subir al autobús de la victoria como aquellos que ni siquiera apoyaron alguna campaña pero estaban muy orgullosos en el templete del evento que organizó el CEN del PAN días después de la elección.
El PAN si quiere regresar a gobernar este país no debe equivocarse en el análisis post electoral. La clave del triunfo es por varias razones, la más importe es que se contendió con candidatos sumamente competitivos que encauzaron a la perfección el sentir ciudadano. Por ejemplo, Martín Orozco ganó en Aguascalientes a pesar de tener un gobernador priista bien calificado y una candidata que peleó hasta el último día y con buena imagen. En este ejemplo nada tuvo que ver Ricardo Anaya, todo el mérito es del candidato, la campaña y los votantes, ergo decir que el dirigente nacional suspiraba por otro candidato del PAN.
Como este ejemplo puedo citar varios tanto de candidatos a gobernador como alcaldes de ahí la relevancia que el análisis panista debe ser frío, si se equivocan en la candidata o candidato entonces otro partido le quitará la estafeta.
Y otro partido que está dispuesto a ganar el 2018 es MORENA, el partido de Andrés Manuel López Obrador. Podemos criticar una y otra vez a este personaje de la política pero su partido casi gana en Veracruz y Zacatecas; en la Ciudad de México fue el ganador por encima del PRD en la elección constituyente. Su discurso radical que atrae un gran número de votantes tiene eco ante un gobierno federal débil.
Así pues, la elección del 2018 arrancó en el mismo día que finalizó la elección del 2016. Su evolución será sujeto a varios análisis que compartiré con todos ustedes.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal así como como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro