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sábado, septiembre 7, 2024
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Money Monster

El tema de Wall Street y los delincuentes de cuello blanco se ha convertido en uno de los favoritos de Hollywood desde hace ya un buen rato, pero no es fácil abordarlo.

Aunque hay propuestas que vale la pena recordar, la corrupción en el mercado de valores de Estados Unidos indigna, pero no concientiza ni mucho menos entretiene. A menos  que tenga en la silla de director a Jodie Foster y entonces sí cambia la cosa.

En su cuarta película la actriz convertida en realizadora suma dos excelentes apoyos para hacer que su propuesta funcione: George Clooney y Julia Roberts.

Clooney interpreta a Lee Gates, conductor de un programa de finanzas en la televisión que se caracteriza por su astucia, su verbo y su ego de sabelotodo. Roberts es Patty, la directora de este concepto que orienta al público sobre qué, cómo y cuándo comprar acciones en empresas para hacer crecer su dinero.

Hasta que un día llega al set un joven de 24 años llamado Kyle (Jack O’Connor) e interrumpe la transmisión en vivo tomando a Lee de rehén, colocándole un chaleco con explosivos y una pistola en la cabeza mientras exige una explicación sobre la caída de una firma llamada IBIS Clear Capital, a consecuencia de lo cual perdió 60 mil dólares.

Para el chofer de camiones ese era todo su patrimonio, heredado por su madre que había fallecido seis meses atrás y, encima de todo, pronto va a tener un hijo, con la novia que cree que es un perfecto idiota.

Ante la posibilidad de que este hombre pierda la poca cordura que le queda, Patty y Gates se disponen a buscar la respuesta a la pregunta que Kyle desesperadamente hace mientras están al aire, porque esa es parte de su exigencia, no sólo quiere una aclaración para sí mismo, sino para todas aquellas personas que, siguiendo los consejos del programa, cometieron el mismo error que él, sin imaginar que la empresa terminaría perdiendo 800 millones de dólares en una sola jornada.

La respuesta está en boca del presiente de IBIS, que casualmente se fue de viaje y no contesta su celular. El resto de esta historia, pues definitivamente hay que verlo en el cine a sabiendas de que se tiene aquí un thriller audazmente desarrollado por Foster, que exhibe lo mismo que otros ya han expuesto en la pantalla grande, pero no con este nivel de tensión, ironía y claridad.

Además de los veteranos histriones, O’Connor es sólido de principio a fin como la víctima de la avaricia y opacidad empresarial, y eso permite que el filme se enriquezca conforme avanza, sin contarnos nada nuevo, pero con personajes que valen tanto la pena que terminan por generar una gran empatía. Ninguno es el mismo al final, y ese es el gran tino en esta cinta que no es tan común como parece. *** y media.

Punto final.- Y la taquilla es para “Finding Dory”.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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