El autor entrega “Macho viejo” a Alfaguara. “En ‘El viejo y el mar’, Hemingway ve a la naturaleza como algo que hay que doblegar, algo que hay que vencer, mientras aquí ‘Macho Viejo’ ve a la naturaleza como cómplice”, refiere a ZETA el narrador homenajeado en el Encuentro Hispanoamericano de Escritores “Horas de Junio” en Hermosillo
Desde que llegó el doctor Ricardo Villamonte, el recóndito Puerto Marinero ya no es el mismo pueblo con casitas de piso de tierra. “El viejo” o “Viejo”, como lo empezaron a nombrar los lugareños por su aspecto canoso aunque treintañero, establece ahí su consultorio, donde atiende desde partos hasta heridos de los pleitos. Pero la llegada del doctor cambia la historia del pueblo como del médico.
Se trata de la tercera novela de Hernán Lara Zavala, “Macho Viejo” (Alfaguara, 2015), donde el reconocido narrador propone un personaje que intentará convivir con la naturaleza sin necesariamente pretender dominarla.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) expresó a ZETA en su reciente visita a Tijuana que una de sus búsquedas literarias en “Macho viejo” fue proponer a un personaje contrario a Santiago de “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway:
“Yo lo que quería hacer era un ‘Anti El viejo y el mar’, porque el protagonista de ‘El viejo y el mar’ es un hombre que dicen que está salado que quiere demostrar que no está salado y logra capturar un pez muy grande, un pez enorme, después de una lucha muy fuerte; y una vez que logra capturar al pez, es tan grande que ni siquiera lo puede meter a su embarcación, regresa y los tiburones se lo comen.
“Entonces, como que la metáfora y la parábola es, lo que dice Hemingway, que te podrán derrotar pero no te podrán vencer, que es una manera de decir ‘yo logré capturar un pez grande pero cuando llegué se lo habían llevado los tiburones’, pero trae la prueba de que sí logró capturar ese pez. Hemingway pensaba o tenía la impresión de que el hombre tenía que someter a la naturaleza y a los animales; en el caso mío, yo lo que pensé fue exactamente al revés”, agregó el también autor de “Charras” (2010) y “Península, Península” (Premio Ciudad de México Elena Poniatowska 2009 y Premio Real Academia Española 2010).
“En ‘El viejo y el mar’, Hemingway ve a la naturaleza como algo que hay que doblegar, algo que hay que vencer, mientras aquí ‘Macho Viejo’ ve a la naturaleza como cómplice, como parte del entorno universal donde vive el ser humano”, advirtió a este Semanario.
Aunque “Macho Viejo” llega a Puerto Marinero treintañero, el tiempo lo alcanza hasta cumplir 65 años, edad en que se convierte en un personaje arquetipo de un hombre maduro, aunque a veces “despreciable”:
“Yo pensé en un personaje no macho, sino un hombre viril, un hombre honesto, por eso le puse ‘Macho…’, es como para desmitificar al macho típico mexicano, pendenciero, borracho; y poner un hombre más humano. El viejo, contrario al macho, es una condición del ser humano que ahora hay un cierto desprecio, hay un culto a lo joven, a lo fuerte, a lo saludable, de pronto los viejos ya son seres inservibles, despreciables”.
TRIBUTO EN “HORAS DE JUNIO”
En 2016, Hernán Lara Zavala festeja su cumpleaños número 70 (Ciudad de México, 28 de febrero, 1946), ocasión en que algunas instituciones no han olvidado celebrar. De hecho, el XXI Encuentro Hispanoamericano de Escritores “Horas de Junio”, que se celebró del 2 al 4 de junio en Hermosillo, le rindió un merecido tributo “por su valiosa trayectoria como creador y catedrático en la literatura mexicana”.
“Maestro Hernán, con su trabajo de vida, con su persistencia en la creación y el ensayo literario, con su actividad editorial, académica y cultural, nos da un claro ejemplo de lo que debe ser maestro dentro y fuera del aula, sin aislarse en torres de marfil”, reconoció Raúl Acevedo Savín “Jeff Durango”, coordinador de “Horas de junio”.
“Gracias por estar aquí, por acompañarnos, por aceptar, de los escritores reunidos en ‘Horas de Junio’, el reconocimiento que sabemos merece mucho más”, advirtió Acevedo Savín.
“Me siento muy halagado, son cosas que uno no busca, pero cuando suceden pues siempre las acepta uno con gusto, porque uno ha invertido parte de su trabajo y de su vida en tratar de hacer algo y cuando hay un reconocimiento la verdad es que siempre es bienvenido, me siento muy halagado, muy honrado y muy contento”, concluyó en entrevista con ZETA Hernán Lara Zavala.