Por enseñarme a caminar,
por ver el sol en la mañana
y el ocaso a su llegada.
Gracias por el crudo invierno
de las montañas nevadas,
por el tibio calor de las sábanas
y mullidas almohadas.
Hoy en tu día, algarabías
te pregona, Padre del mundo,
Padre del cielo, y todo el Universo,
del aire que no tiene precio y te da vida.
Hombre que pintas canas
y has perdido la esbeltez
mas conservas lucidez,
con tu consejo me ganas.
Y no hay grandeza en la tierra
comparada con la grandeza de Dios.
A mi padre bohemio, al viejo
más “padrote” de la tierra
José Palma
Tijuana, B.C.