La democracia no es perfecta, como ninguna obra humana lo es.
Jacques Maritain, pensador francés, sobre la Filosofía de la Historia, considera que la humanidad y las naciones pueden tener cambios bruscos o revoluciones; o también evolucionar política y socialmente.
Uno de los caminos de la evolución política, la democracia, es que los ciudadanos sencillamente acudan a votar o elegir los candidatos que sepan serán los mejores para administrar la cosa pública, todo lo relacionado con la política.
La polis, es la ciudad; la re-pública, la cosa pública.
En México, la democracia evoluciona y retrocede; millones de mexicanos viven al día con el salario mínimo, otros millones viven en la miseria, y unos cuantos viven como Epulón, el rico del Evangelio: entre fiestas, comilonas, jolgorios y embriaguez. No reconocen que a su lado pasan los pobres lázaros sin comida, enfermos, abandonados.
Los millonarios priistas, perredistas, panistas y de tantos partiditos, disfrutan aparentemente de un dinero y bienes que son de la mayoría; pero que al llegar ellos al poder de la administración pública, se los han quedado sin justificación verdadera.
Los mismos cientos de miles de pesos se embolsa un diputado federal del PAN que del PRI, Morena o el PRD, el PES, etcétera.
Unas veces en el poder algunos, otra vez otros, ahí se la llevan. Y la gente de las maquiladoras, con sus salarios de hambre, los campesinos igual, los obreros ni se diga.
Los mexicanos pobres tendrían que convertirse en políticos para salir temporalmente de la pobreza; pero como luego les gusta la centaviza pues luchan por agarrar aunque sea una méndiga regiduría por cualquier partido político.
Faltan dos años para la elección de un nuevo presidente en México, en estas elecciones de 2016 el gran perdedor no fue el Lic. Enrique Peña Nieto; en los últimos tres años el que ha perdido es el pueblo mexicano. Pues todo sube de precio y el salario no alcanza o sirve para lo indispensable. Mientras los políticos roban y corrompen, derrochando en estupideces, el pueblo sencillo vive entre limitaciones. Como siempre, desde hace mucho tiempo.
Al parecer las elecciones intermedias 2016 en México no fueron tocadas por el crimen organizado. Siete gubernaturas son una oportunidad democrática limpia para que la oposición se entregue al servicio de las comunidades desesperadas por tantas necesidades sociales, en especial trabajo, salarios dignos, mejor calidad de vida. Y que se tome conciencia de cómo y con cuánto vive la mayoría de la gente que votó; e incluso los que no participaron; y que los políticos de todos los partidos se ubiquen y no sigan envileciendo la política que es el arte de gobernar. Gobernar a un pueblo hambriento, ignorante, lastimado, enajenado, violentado, pero que ha dado muestras este domingo 5 de junio de 2016, que los mexicanos tienen memoria, entendimiento y voluntad para salir a votar; mientras otros allá en los casinos, en el cine, en sus fiestas, con sus muertos, entre el abismo de las drogas y el alcohol, en su futbol, en sus aislamientos, están muertos no solo para participar en la democracia, sino creo que en nada porque es sabido que los indiferentes o apáticos, lo son en todo y no solo en lo electoral. Inmersos viven en sus mediocridades. No han gozado nunca de lo interesante de la política, construir un México mejor.
Imagínese usted a los votantes de Hidalgo, Aguascalientes, Durango, Chihuahua, Tlaxcala, Quintana Roo… votaron en porcentaje de acuerdo al padrón electoral entre 35 y 50 por ciento en algunas entidades. Pero en Mexicali, capital de Baja California, la temperatura estuvo entre los 111 grados Fahrenheit, casi 45 C°…y la gente participó un treinta por ciento. A esta gente no le importó el calor tan fuerte de junio, un calor que solo se siente en agosto. Lo admirable es que salieron y votaron.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com