Puede sonar exagerado, pero el capitalismo del siglo XIX colapsó. Hoy, lo que tenemos, es un sistema manejado por entidades financieras que premia la especulación y la acumulación individual de la riqueza por encima del crecimiento económico de las naciones y la productividad; que genera una enorme desigualdad, pervirtiendo el desarrollo democrático de los pueblos.
El capitalismo substituyó al feudalismo y permitió mejorar substancialmente las condiciones de competencia por la vida; la reproducción y redistribución de la riqueza; la permeabilidad social; la masificación de las oportunidades educativas. El colapso de ese capitalismo ha traído un proceso de re-feudalización, pues la concentración de la riqueza (principal rasgo del feudalismo) ha crecido a pasos agigantados, y la sociedad permeable del capitalismo ha dado paso a una sociedad casi inamovible.
Desde Aristóteles se identificó como riesgo de la democracia que los más pobres le quitaran su riqueza a los más ricos, el filósofo heleno encontró que la solución a esa peligrosa hipótesis era abatir la desigualdad, pero el capitalismo del siglo XIX prefirió, pragmáticamente, enfrentar el reto civilizatorio que representaba adoptar a la democracia como forma de gobierno, acotando la democracia. Con ese espíritu se redactó la constitución de Estados Unidos, por eso: el senado, en la redacción original de la constitución estadounidense, debía ser electo por los ricos; no se abolió la esclavitud ni le dio a las mujeres el derecho a votar; se estableció una elección indirecta del presidente de la república ponderando riqueza y prosperidad en la distribución de delegados por estado. También, por imitación, las naciones capitalistas de Europa occidental y Latinoamérica elaboraron constituciones con democracias acotadas.
La evolución de ese capitalismo, aunque lentamente, siempre fue en dirección a mejorar las condiciones de igualdad entre los seres humanos, la calidad de la democracia y el empoderamiento del pueblo, como prueba, está, la abolición universal de la esclavitud y el establecimiento de derechos civiles plenos de los negros; la liberación femenina y el establecimiento de su derecho a votar; la separación de la iglesia del estado; el reconocimiento pleno de los derechos humanos; el establecimiento del estado de bienestar; la formación de las organizaciones obreras protegidas por la ley, etcétera, etcétera. El keinesianismo aplicado por Roosevelt fue el catalizador más importante de ese proceso democratizador, pues generó una formidable prosperidad económica de la sociedad y como consecuencia una sociedad más libre y auto determinada, que, convulsionada tomó en los 60s las calles para exigir mayores avances democráticos. Triunfo, cuando los derechos civiles de los negros fueron aprobados y cuando la liberación femenina se hizo realidad. Los estados capitalistas liderados por Estados Unidos e Inglaterra, acostumbrado a administrar los cambios, optaron, en primera instancia, por la represión que no pudo sostener por mucho tiempo antes de aceptar la nueva realidad, pero hubo un feroz contragolpe cuyos efectos devastadores estamos sufriendo.
El neoliberalismo se instauró desde los gobiernos más conservadores de las democracias occidentales, utilizando como palanca de empoderamiento la crisis económica provocada por el aumento desmedido del precio del petróleo que generó inflación y desabasto energético. Ofrecieron como causa de la crisis el control gubernamental de la economía. Por eso cuando esa propuesta económica se empoderó mundialmente, desmontaron hasta donde pudieron al estado de bienestar; liberaron el comercio; redujeron el gasto público; desregularon la actividad empresarial y privatizaron todo lo que pudieron. Las funestas consecuencias del viraje del capitalismo, para la vida y futuro de millones de seres humanos y para la democracia de las sociedades occidentales las expondremos en la parte dos de este artículo.
Jesús Alejandro Ruiz Uribe fue dirigente del PRD en Baja California, ex diputado local por el mismo partido y actualmente es Rector del Centro Universitario de Tijuana en Sonora. Correo: chuchoruizuribe@gmail.com