Aunque no se reflejó en el diagnóstico de supervisión penitenciaria de 2015, el penal federal de Ciudad Juárez -donde ahora se encuentra internado el presunto narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán- sufrió algunas adecuaciones para incrementar la seguridad y abatir la sobrepoblación.
De acuerdo con informes de la Secretaría de Gobernación, en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No. 9 se ejecuta desde 2014 un proyecto de remodelación y ampliación, lográndose el año pasado nuevos espacios y que el centro carcelario pueda albergar internos de baja, mediana y alta peligrosidad.
El proyecto para construir, ampliar, adecuar, equipar y amueblar inmuebles e instalaciones del penal juarense tiene la meta de contar con una capacidad al año entrante para mil 340 reclusos, de los cuales ya hay mil 148 espacios, es decir, 300 camas más que al inicio de 2015 cuando se colectaron los datos para el diagnóstico de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
El de Ciudad Juárez, que resultó ser el peor evaluado de los CEFERESOS dependientes del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y readaptación Social (OADPRS) en 2015, actualmente tiene una población de mil 25 presos, lo que comparado con los mil 340 lugares, dan como resultado 123 internos menos de su capacidad.
Lo que no se ha transparentado hasta el momento es la información relativa a las obras de remodelación y mantenimiento que se han dado al penal federal como para considerar que es confiable para albergar a reos con el perfil criminológico de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa.
VACIARÁN CEFERESOS
Autoridades de la Comisión Nacional de seguridad (CNS) justificaron el traslado del capo por presuntas obras de remodelación que se realizan en el Centro Federal de Readaptación Social No. 1 Altiplano, sin que se aclare sí se trata del único prisionero trasladado o hubo más traslados a otras prisiones con las mismas características.
Informes brindados por la dependencia federal el año pasado señalaron que se realizarían obras de rehabilitación y mantenimiento en los cuatro Cefereso más antiguos de México; a saber, el Altiplano (1991), Puente Grande (1993), Matamoros (1996) y Nayarit (2004).
Las obras iniciaron con el cierre total del penal de máxima seguridad No. 3 en Santa Adelaida, en Matamoros, donde el 6 de noviembre de 2015 egresó el último de los internos, los cuales fueron distribuidos en los demás Ceferesos, principalmente el No. 14 en Durango.
Aunque no se anunció la fecha en que serán desalojados los penales federales del Altiplano, Puente Grande y Nayarit, algunas de las obras de mantenimiento ya habrían iniciado en el penal cercano a Toluca, según el comunicado que confirma el traslado del “Chapo” Guzmán de esa prisión a la de Ciudad Juárez.
SOBRE VIGILANCIA EN JUÁREZ
En el caso del Cefereso No. 9, la seguridad interior y exterior se reforzó tras la llegada del capo de las drogas. Centenares de agentes federales y militares custodian los alrededores del presidio y realizan operativos por calles y carreteras de la ciudad fronteriza. Un día antes del traslado, un centenar de custodios de Ciudad Juárez fueron enviados al Altiplano y otros tantos de Almoloya llegaron con Guzmán Loera a su nueva morada.
Autoridades federales y estatales han asegurado que el sinaloense no se fugará como ya lo hizo anteriormente de dos penales de máxima seguridad (2001 y 2015) y que el centro penitenciario fronterizo no volverá a repetir una escapatoria como la ocurrida la noche del 14 de marzo de 2014 cuando cinco presos escalaron una muralla junto a la torre 8 y salieron del penal, siendo tres de ellos recapturados de inmediato y los otros dos, semanas después.