El obispo de Saltillo y defensor de derechos humanos, Raúl Vera habla en entrevista de cómo la estrategia del gobierno mexicano es la violencia contra el pueblo. Provocador, el candidato a Premio Nobel de la Paz en 2012, insiste “no podemos ser perros mudos ante estos proyectos de miseria y de hambre”, y sentencia: “Ya no es corrupción, es una colaboración entre el crimen organizado y el Estado, fenomenal”
De entrada, la mera existencia de Raúl Vera López parece una contradicción. Como obispo, integró a un grupo de la comunidad LGBTI a la diócesis de Saltillo, Coahuila, defendió a trabajadoras sexuales violadas por soldados y ha convocado a la conformación de una constituyente sui generis, alternativa.
Antes de eso, cuando en 1995 el Vaticano lo envió como obispo coadjuntor de San Cristóbal de Las Casas en un intento de restarle poder al obispo Samuel Ruiz García, quien apoyaba el levantamiento zapatista, el fraile dominico optó por lo contrario.
Se convirtió en un aliado del obispo Ruiz García. Exigió un trato digno y defendió los derechos de la comunidad indígena de Chiapas, lo que le valió convertirse en intermediario durante el proceso de paz con el gobierno federal.
Lejos de la contradicción, él lo explica de manera muy simple “como pastor y ciudadano, tengo que defender a las ovejas de tantas injusticias en un sistema tan terrible”.
En un mes, el obispo Raúl Vera cumplirá 71 años. Se encuentra en Tijuana como invitado de la Universidad Iberoamericana para brindar una charla. De su maleta de cuero, saca una laptop y da instrucciones a uno de los académicos para que se proyecte su presentación, la cual incluye las parábolas de la cizaña y de la semilla de mostaza.
“Sustituyamos a una clase política totalmente desgastada y pervertida”
Durante la entrevista con ZETA, Raúl Vera alza la voz, interrumpe las preguntas y aunque varias veces endurece el rostro, son más las ocasiones en que ríe. Su pulsera metálica –en la cual carga su nombre, tipo de sangre y detalles médicos para ser identificado en caso de accidente o muerte– deja escapar un agudo chasquido desde su mano izquierda cada vez que agita su cuerpo para hablar.
— ¿Qué nos puede decir de la iniciativa que lanzó para conformar una asamblea constituyente en México?
“Hace poco más de dos años se publicó un libro en Grijalbo de mis conversaciones con Bernardo Barranco Villafán (El evangelio social del obispo Raúl Vera). Vimos la situación nacional e internacional en el orden político y eclesiástico. Me preguntó que cuál era la salida para el país, le dije que era una constituyente sui generis, alternativa, en donde el pueblo sea el constructor de su propio futuro a través de una nueva constitución en la que encontremos un camino para la refundación de México”.
El obispo Raúl Vera sabe de esta situación de primera mano. Del 21 de octubre de 2011 al 15 de noviembre de 2014, formó parte del Tribunal Permanente de los Pueblos en su Capítulo México.
Como uno de los jueces, participó en más de 40 audiencias y pre audiencias, y resolvió que desde la administración de Carlos Salinas de Gortari hasta la de Enrique Peña Nieto, los gobiernos han violado los derechos humanos de los mexicanos a través de la violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia.
“Ésa es la razón del proceso de creación del sujeto político social que le dé una nueva configuración. Tiene que ser una gran parte de la población, que haya un diálogo nacional en torno a una nueva constituyente que nos dé un camino diferente, que sustituyamos a una clase política totalmente desgastada y pervertida. No podemos seguir así”.
Éste es el discurso del obispo Raúl Vera. El que expone en instancias internacionales de derechos humanos, conferencias y espacios periodísticos, pero también ante organizaciones sociales y a través de misa.
Momentos después de la entrevista, sería presentado ante el público como una figura en el “centro del torbellino de los derechos humanos”.
El obispo Raúl Vera se gana las risas de los asistentes con varios chistes, pero eso no le quita lo combativo. La ponencia se titula “¿Cómo construir el reino de Dios ante los desafíos actuales?”.
Camina de un lado a otro, con iPad y micrófono en manos, mientras pregunta “¿De qué lado estamos? ¿De quienes construyen el mundo en contra de la vida humana? No podemos ser perros mudos ante estos proyectos de miseria y de hambre”.
Hace alusión a un pasaje bíblico, Salmos 72, para hablar de un rey justo que se preocupa de los pobres y desprotegidos, que contribuye a establecer justicia y paz.
Las referencias al gobierno y a la injusticia no paran ahí. “Como dijo el Papa a los obispos, dejen de hacer tratos en lo oscuro”.
Invita a hacer más que leer el Evangelio en la Iglesia. “Nos tenemos que enfrentar al mal…sepamos que vamos a coexistir en el mundo con gente que trabaja por la construcción de un mundo injusto”.
Y es que el mal del que habla el obispo Raúl Vera va más allá de la concepción católica de la tentación, del pecado o de Satanás. Se refiere a las batallas contra los malos gobiernos, contra la clase empresarial explotadora, contra todo atropello de derechos humanos.
“La estrategia del gobierno mexicano es la violencia contra el pueblo”
En entrevista, lo explica a fondo. “Hay un diagnóstico impresionante de México. El desastre que tenemos viene articulado desde la aplicación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, se aplica a toda rajatabla las políticas neoliberales. No hay otra manera porque la estrategia del gobierno mexicano es la violencia contra el pueblo. Ahí entra el crimen organizado, el Ejército, la Armada, los policías, un ejemplo bien claro y patético, es el caso de Ayotzinapa”.
Precisamente a finales de 2015, el clérigo entregó al papa Francisco, un reporte de la situación de derechos humanos en México, acompañado de uno de los investigadores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
De ello, afirma “el GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes) ya no puede seguir (con la investigación de Ayotzinapa) porque le iban pisando los talones (al gobierno). Estaba muy claro el camino para encontrar por qué estaban estos muchachos desaparecidos”.
“Esto es muy trágico, hicieron una investigación modelo y le señalaron al gobierno mexicano todos los huecos terribles que han dejado ahí, pero (el gobierno) no ha abierto líneas de investigación para aclarar eso”.
—Usted habla de cómo el caso de Ayotzinapa reúne todas las características de la falta de estado de derecho en el país, del sistema de procuración de justicia, de la corrupción…
“Ya no es corrupción, es una colaboración entre el crimen organizado y el Estado, fenomenal”.
—Pero Peña Nieto dice que no entiende en qué momento se le culpó al gobierno federal de Ayotzinapa…
“Es que él no entiende nada. Si no entiende de las cosas simples como cuando dijo que era un billón de pesos en español y un trillón en inglés (risas). Pues esto está muy complicado para él”.
En 2012, el obispo Raúl Vera fue candidato al Nobel de la Paz. Desde 2000, está al frente de la diócesis de Saltillo, Coahuila. También es presidente de la Red Solidaria Década contra la Impunidad y fundó el Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios.
Pero el obispo Raúl Vera no inició vida en la Iglesia hasta después de que en 1968 recibió el grado de ingeniero químico por la Universidad Nacional Autónoma de México. Siete años después, se ordenó como sacerdote.
Este día, el obispo no viste sotana, sino saco y pantalón de vestir, con la cruz pectoral a la altura del corazón, guardada en su bolsillo izquierdo y su anillo episcopal en el dedo anular derecho.
“El proyecto neoliberal está arrasando con todo”
Sean campesinos, mineros de Pasta de Conchos, maestros desfalcados en su pensión y jubilación en Coahuila, comunidades indígenas de Chiapas, Puebla, Guerrero, Sonora y Oaxaca contra proyectos trasnacionales mineros o petrolíferos, migrantes y familiares de desaparecidos, el obispo Raúl Vera los acompaña. Abandera sus luchas y hace eco a sus reclamos.
Cuando se le pregunta por el azote del narcotráfico y del crimen organizado en Coahuila y en el país, Raúl Vera corrige: “no solamente tenemos eso, tenemos una organización poco justa del orden social y político”.
—Hace días, el gobierno mexicano propuso, a través de una iniciativa, legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Está de acuerdo? ¿Cómo ve la Iglesia esta iniciativa?
“La Iglesia siempre va a decir con toda claridad que el tema matrimonio siempre será de hombre y mujer. Tenemos que abrir un diálogo dentro de la Iglesia con la comunidad homosexual, no solamente en el ambiente nacional, sino internacional porque la comunidad homosexual es una parte de la población mundial. Si hay una pareja de personas homosexuales conviviendo, tienen que tener un código de derecho, una protección. “Pastoralmente ¿qué vamos a hacer la Iglesia? Estamos cerrados de ojos. Son personas que ahí están, son nuestros hermanos, tienen dignidad, colaboran en la construcción social. He tenido trato con la comunidad que atendí pastoralmente, tuve problemas con la Iglesia por esa razón, pero sigo en contacto con ellos. Ellos están pidiendo atención pastoral, no están pidiendo otra cosa. No me quiero unir a posiciones homofóbicas terribles que surgen de este debate. Son mis hermanas y mis hermanos. Desgraciadamente en la Iglesia no tenemos referente, hacemos unas lecturas de la Biblia, terribles”.
—Coahuila es uno de los estados más azotados por el narcotráfico y el crimen organizado. ¿Cómo se sobrevive desde el sector social?
“Coahuila no es solamente el crimen organizado fuera, sino el que está dentro como esa deuda de miles de millones de pesos. Tenemos el tema de los maestros de universidad y educación básica que no tienen garantizada su pensión ni su servicio de salud, el tema de la SEMARNAT para que ponga un confinamiento de residuos tóxicos en medio de los campesinos de General Cepeda. Hemos vivido el tema de la corrupción con el crimen organizado. En este momento, hay asalto a bancos, asalto a personas, desaparición forzada de personas, gente asesinada. Tenemos una situación muy difícil en Coahuila, el tema de la migración, nosotros como Iglesia estamos intentando acompañar todo esto, la violación de derechos humanos. No solamente tenemos eso, tenemos una organización poco justa del orden social y político”.
—A más de 20 años del surgimiento del EZLN, ¿la situación es peor para los indígenas en el país?
“Para todo México. El proyecto neoliberal está arrasando con todo. El maíz transgénico está yendo contra la soberanía nacional en el orden alimentario. Los indígenas de todo México se están defendiendo de esta invasión de sus territorios, de esta expulsión que está provocando la codicia. Es la misma historia por todos lados, los pueblos campesinos y originarios están perdiendo en todo el país por la ambición. Lo que pasó hace años en Chiapas está extendido, pero allá gracias a la organización interna, no armada, sino política y social, se está dando una batalla. El día que encuentren oro o plata debajo de la Basílica, vamos a ver lo que esto significa”.
—Obispo, ¿cómo mantiene su fe ante tantas injusticias y violaciones de derechos humanos que atestigua?
“Mi fe es la que me da ayuda, la que me da luz, la que me dice por dónde tenemos que caminar para construir una mejor sociedad. A eso vino Jesús. Mi fe y mi esperanza se hacen más firmes y fuertes cuando como pastor y ciudadano, tengo que defender a las ovejas de tantas injusticias en un sistema tan terrible. Mi fe es más luminosa y mi esperanza más fuerte que nunca porque es lo que necesitamos en este momento. Gracias a Dios, a través de las épocas más difíciles dentro de la Iglesia, han surgido grandes luminarias. Tenemos en el Papa Francisco a un extraordinario hombre, es capaz de darnos esperanza y mantener la fe. La fe es un apoyo, no es para dudar”.
“Ya con esto”, el Obispo concluye la charla. Se levanta de la silla y se dirige al auditorio Loyola de la Universidad Iberoamericana para dar una charla de poco más de una hora. Antes de salir por la puerta, voltea y dice a la reportera “Y no fumo, así que llévenme pistaches a la cárcel”. Suelta una risa.