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lunes, octubre 7, 2024
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El Martirio del Cardenal

No hay nada oculto, que no llegue a saberse.

Jesucristo.

 

Quienes asesinaron al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo a plena luz del día en el aeropuerto de Guadalajara un 24 de mayo de 1993, han sido descubiertos.

El ex gobernador priista de Morelos Jorge Carrillo Olea, el ex judicial José “El Chino” León Aragón, y como encubridores el ex procurador Carpizo y el ex presidente Salinas de Gortari, junto con más autoridades judiciales, abogados, ministerios públicos y políticos mafiosos.

En Tijuana, a través del semanario ZETA, en aquellos años de conmoción por la muerte del Sr. Posadas, el maestro Salvador Cisneros, sacerdote, consideraba que por las circunstancias de inseguridad e injusticia reinantes aún hoy en nuestro país, la impunidad oficial ante el crimen organizado y el narcotráfico, todo eso originó el martirio del Arzobispo Posadas, al dar testimonio con su propia vida, de lo que ocurre realmente en México.

Si se puede asesinar impune y organizadamente desde el gobierno a un Cardenal, nadie está a salvo en este país. Todo puede suceder, todo es posible, como ha sucedido desde siempre, ahora con tanto descaro y cinismo.

El simulador del derecho Jorge Carpizo, publicó otro de sus “libros” para evadir su responsabilidad en el crimen del Obispo de Guadalajara. En ninguna feria del libro o librería encontrará usted sus libros; o los retiraron, o hicieron un tiraje fantasma, o fue un fracaso editorial, vaya usted a saber, no es posible conocer a fondo sus “ninténdicas” opiniones.

A diferencia de los libros y declaraciones del Cardenal Sandoval y el grupo Interinstitucional de abogados de Jalisco, que pueden encontrarse en las librerías. Parece que todo se conjura para dejar en el olvido aquel asesinato o crimen de estado del 24 de mayo de 1993.

Quienes planearon desde el gobierno federal, el crimen del Arzobispo de Guadalajara, en 1993, lo hicieron para ocultar la verdad sobre el narcotráfico y el crimen organizado en México; y también por Odio a la Fe, es decir despreciando la vida y la verdad cristiana; porque aunque vivimos en un país mayormente católico y cristiano, muchos gobernantes y políticos viven como cerdos, y quieren que todos vivamos como ellos. Y por eso les molesta la verdad y la forma de vivir cristiana.

El mártir testifica con su vida la verdad cristiana. No le han importado históricamente –por la fuerza del Espíritu Santo– a todos los mártires del cristianismo: certificar con su vida misma lo que piensan y en lo que creen. Mueren orgullosos de su Fe en Cristo Muerto y Resucitado. El  color rojo litúrgico con que visten los cardenales, es un signo de su disponibilidad de dar su propia vida por Cristo y por la Iglesia.

En 1987, la secretaría de Gobernación le prohibió a Televisa que difundiera la misa de Juan Pablo II por la beatificación de Fray Junípero Serra y del  jesuita mexicano Miguel Agustín Pro, mártir. Como efectivamente no se transmitió.

Algunos sectores políticos de México presionaron para que Juan Pablo II no canonizara a los 25 mártires de la Persecución Religiosa en México.

No es remoto que el crimen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fuese por odio a la Fe Cristiana, ya que fue sacrificado un día antes de celebrarse el primer aniversario de la beatificación de los mártires mexicanos, a celebrarse un 25 de mayo de 1993.

No hemos tenido un gobierno laico, sino anticatólico que es muy diferente. Quienes pretenden gobernar este país, en contra de la Fe Cristiana de un pueblo, deberían pensarlo antes de exigir el voto a un pueblo que ha sido despojado en muchas cosas y lastimado en su propia Fe.

El crimen del Cardenal Posadas debe aclararse por respeto a la Fe de un pueblo católico como México.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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