2 mil 500 personas visitan el parque al día para atestiguar jardines con basura, un comercio desorganizado, precios altos y poca vegetación. “El problema es que la gente se te sale, tengo que andar correteando vendedores ambulantes, sacarlos. Otras veces se meten y dan la revista Atalaya, vienen empresas y se instalan”, se queja el director Rodrigo Bustamante Ybarra, quien admite no conocer algunos de los problemas que aquejan a este espacio público
El malestar de algunos locatarios y visitantes del Parque Morelos es evidente. El espacio luce descuidado, con bolsas de basura en algunos de sus jardines y desechos en senderos. El pasto en general no solo está deteriorado; presenta malva en diversos espacios y el forraje verde es muy escaso.
A todo ese desorden se suman los vendedores ambulantes, ya sea con una carreta de dulces, o bien, los que en la parte trasera de sus autos ofrecen golosinas en el estacionamiento, donde ejercen el comercio informal sin permiso.
Por otro lado, los comercios establecidos han empezado a ampliarse al área de los toboganes donde se edifica una tirolesa, y en un espacio destinado para la oferta de alimentos se instaló un restaurant de mariscos que excede las medidas de los locales, de 3×3 metros cuadrados.
Asimismo, desde hace unos meses se incluyó un servicio para transportar comida, piñatas y demás utilería que necesitan quienes rentan los quioscos para un festejo; son dos carritos de golf que el concesionario ahora alquila para paseos y cobra 150 pesos por media hora de uso.
Publicado en el Periódico Oficial el 13 de marzo de 2015, el Reglamento Interno del Sistema Municipal de Parques Temáticos de Tijuana (SIMPATT) establece en su Artículo 2 que dicho organismo tiene por objeto mantener, crear y promover espacios de áreas verdes conformados por recursos naturales e infraestructura de servicios, con los fines de mejorar el ambiente, embellecer el paisaje urbano y ofrecer a la población espacios para el descanso, el recreo y el entretenimiento, lo que queda muy lejos de la realidad que se observa en este parque.
Cabe recordar que la actual dirección -la tercera en lo que va de la administración de Jorge Astiazarán- está a cargo Rodrigo Bustamante, quien desde hace ocho meses ocupó el cargo en sustitución de Julio César Díaz.
En torno a la problemática del recinto, el director comentó a ZETA que están por instalar una caseta de vigilancia a la entrada para supervisar el arribo de visitantes, y aseguró desconocer el servicio que se brinda a los usuarios de los carritos de golf. Respecto al crecimiento de los comercios, externó que representan un ingreso económico para el parque y que se trata de ampliaciones de permisos de concesionarios que ya estaban ahí.
Falta mantenimiento
Roberto Ramos habita en Urbi Villa del Prado, lugar desde donde se trasladó el lunes 4 de abril para llegar al parque a las once de la mañana, para retirarse a las cuatro de la tarde. Expuso que para llegar primero tomó un camión a la Clínica 27 y de ahí un taxi libre que le cobró 50 pesos por ocho personas.
“Nos gastamos como 500 pesos en un salida, con transportes, comida y lo que comamos aquí. Teníamos muchos años sin venir, por falta de tiempo, mi esposa trabaja los fines de semana y entro a trabajar hasta las once de la noche, pero como los niños están de vacaciones aprovechamos”, relató a ZETA.
— ¿Cómo encuentran el parque ahora que regresan?
“Lo miro más secón, antes estaba más lleno de vida. Veo que hay menos áreas verdes. Además hace falta que le bajen los precios, pregunté por las bicicletas y me cobraban 100 pesos, le dije que si era de gasolina o qué. Las lanchitas están bien, son más económicas. Los animales se ven descuidados”.
Por su parte, Norma asistió acompañada de sus custro hijos, ella vive en la colonia Artesanal y, al igual que Roberto Ramos, tenía varios años sin asistir al parque. “Creo que gastamos como 600 pesos en venir. Llegamos a las nueve de la mañana y vamos de regreso. Las otras veces había peces en el lago y ahora ni se ven. Le hace falta mantenimiento a todo, antes estaba más verde, es lo que dijimos al llegar; como que está muy descuidado”.
José Antonio Área reconoció ser asiduo visitante del parque, pues por lo menos acude una vez al mes, reside en la colonia 3 de Octubre y se traslada en automóvil propio. Su gasto promedio cada ocasión que visita el parque es de 300 pesos.
— ¿Estaría de acuerdo en pagar 5 pesos por persona para entrar?
“Se me hace viable porque ese dinero sería para el mantenimiento, y es que los animales se ven olvidados”, argumentó el ciudadano.
Difieren del trato
En julio de 2015, Rodrigo Bustamante Ybarra tomó el cargo en la dirección del Parque Morelos. A ocho meses de su llegada, las opiniones en torno al mantenimiento y la comunicación con el titular difieren entre los locatarios.
Un empleado de un puesto de frituras expuso que por lo que ha escuchado de sus patrones, hay un buen trato y sí existe comunicación fluida, pero nada más.
En tanto, otro de los renteros externó su malestar porque el lugar está muy abandonado, además de que el dinero de los recursos otorgados por el Ayuntamiento y el generado por ellos mismos, no se ve aplicados.
“Pusieron en funcionamiento el tren, cuando ya se tenía otro. Es un riesgo porque de repente los visitantes tienen que bajarse de la banqueta para que pase. El pasto está en malas condiciones, bueno, ni lo hay. Pusieron camas elásticas en un área verde y eso lo está afectando. No voy a traer a mis nietos a que se acuesten, si no son puercos. Y esto es lo que le ofrecen a los visitantes”, acotó.
Otro de los vendedores, quien omitió su nombre por temor a represalias, se quejó de los vendedores ambulantes que les hacen competencia: “El Parque Morelos se ha convertido en un sobre ruedas”, denunció.
El reportero visitó en tres diferentes días el jardín público, ahí se pudo constatar que las zonas verdes son escasas, hay basura regada en algunas áreas, el espacio donde están los camellos luce desarreglado, los quioscos están maltratados y sin pintar, hay vendedores ambulantes en el estacionamiento y de pilón hasta una lona colgada en la malla de la jaula de los dromedarios, donde se ofertan pasteles.
En repetidas ocasiones, ZETA solicitó entrevista al secretario de Desarrollo Social Municipal, Rodolfo López Fajardo, pero hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta.
Titular justifica su actuar
Del total del presupuesto establecido para el parque, 65 por ciento es otorgado por la autoridad municipal. En 2016 el Cabildo le asignó un millón 400 mil pesos más, es decir, 16.5 millones de pesos. A decir por Rodrigo Bustamante Ybarra, cuando tomó la dirección del parque venía de una serie de problemas a resolver a la brevedad.
“Aproximadamente tenemos 40 locales. Se trataba de equilibrar las tarifas en los contratos con los concesionarios, algunas son muy bajas comparadas con el beneficio que les da y en relación al crecimiento exponencial de visitantes que se tiene. La renta aumentó de 25 a 30 por ciento. No hay una tarifa establecida, por ejemplo un vendedor de flores naturales no fijo paga mil 200 pesos al mes, un vendedor de tejuinos paga 800 al mes”.
Bustamante afirmó tener un estudio de avalúo que establece que el parque puede generar 759 millones de pesos anualmente de derrama en el aspecto social, ecológico y comercial, pues diariamente 2 mil 500 personas visitan el lugar. Mientras que en Semana Santa hubo 70 mil personas.
El entrevistado justificó el crecimiento de las áreas comerciales, al aseverar que estaban muy limitadas y, con base a un estudio elaborado por el Colegio Estatal de Economistas de Baja California, se estableció que el área de asadores al norte del recinto estaba en posibilidades de crecer.
“Era mucha demanda y teníamos todo en un solo paseo. Hicimos extensión de contratos. Muchos son de fin de semana y otros establecidos, se abrieron 12 lugares. En mi administración no he otorgado permisos nuevos. Todo esto ha sido aprobado por la Junta de Gobierno”, apuntó.
En torno al manejo de las finanzas, expuso que en marzo hubo una junta donde se presentó el balance y fue aprobado. Según su decir, los recursos ingresan a las cajas y de ahí a una cuenta bancaria de donde se paga a proveedores y se cubren los sueldos de los empleados.
En torno a los vehículos de golf, éstos surgieron porque había personas que entraban con carritos de supermercado para llevar sus pertenencias a los quioscos que quedan lejos del estacionamiento.
“La vocación era para darle un servicio a los quioscos. Vamos a hablar con el concesionario porque así está su contrato. El problema es que la gente se te sale, tengo que andar correteando vendedores ambulantes, sacarlos. Otras veces se meten y dan la revista Atalaya, vienen empresas y se instalan”, señaló.
Incluso el titular del Parque Morelos justificó el negocio de mariscos, el cual pertenece a un comerciante que tiene los juegos mecánicos, y aunque reconoció que las medidas no son las reglamentarias, se le pidieron dos cosas: que el área del comedor sea común y se pagara más renta.
Agregó que el recurso que reciben es poco y les corresponde buscar otros 15 millones de pesos, pues el gasto promedio anual es de 30 millones de pesos.
Si llenan el estacionamiento con dos vueltas reúnen 65 mil pesos. Mientras que las rentas de los quioscos son de 680 pesos por evento. La entrada al estacionamiento cuesta 20 pesos por carro. La Feria de Tijuana deja un promedio de 900 mil pesos en cada edición.
“Debemos generar recursos, las lanchas y el tren estaban cerrados, así como la zona acuática. Los tres ya están funcionando. El teatro va a tener nuevo patrocinador, me lo va a pintar, le voy a poner su logotipo, pero es dinero que no tengo, son 100 mil pesos. Vamos a tener una caseta de Policía, parte de los recursos son de los concesionarios”, argumentó.
En torno a la posibilidad de que se pudiera regresar al cobro de 5 pesos la entrada para generar más recursos para el mantenimiento, indicó: “Las condiciones económicas son complejas y el único lugar donde pueden venir a divertirse sin gastar mucho es el parque. La gente gasta 50 pesos promedio por persona. Es difícil aventarse el tiro político de cobrar 5 pesos. Hoy no creo que sea posible, hay otro tipo de acciones que buscar para hacerlo sustentable, aunque el recurso es significativo te ayuda muchísimo, es esencial para el mantenimiento del parque”.
Para finalizar, Bustamante Ybarra confirmó que la semana entrante recibirá un pasto especial para reforestar: “Es nuevo, está creciendo en Baja California, se llama Tall Fescue con Marathon 1, para alta circulación, porque en años no se había reforestado el parque con áreas verde de ese tipo. Vendrá con todo y equipamiento de riego”.
Según el Reglamento Interno del Sistema Municipal de Parques Temáticos de Tijuana, la Coordinación de Rehabilitación y Forestación tendrá entre sus atribuciones llevar a cabo la forestación de áreas verdes en parques, así como la plantación de árboles y matas de ornato, riego de áreas verdes, lo que evidentemente por el momento no se hace en un Parque Morelos que debería ser tratado como un área verde fundamental para la ciudad.