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martes, octubre 1, 2024
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Descalza, Buika desnuda el alma

Ensamblada a ritmos afroamericanos, Concha Buika ofrenda sus cánticos de forma memorable, endulzando los sentidos por alrededor de 90 minutos en los que se reencontró con Tijuana, a la que calificó de famosa en el mundo

Buscando excusas para no retirarse de la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana (Cecut), la cantante guineana de mallorca, Concha Buika, de 43 años de edad, dijo sentirse plena y feliz de retornar a la frontera más visitada del mundo, a la que le interpretó más de una docena de historias cautivadoras.

Descalza, la noche del miércoles 30 de marzo, María Concepción Balboa Buika presentó en la frontera la esencia de su más reciente álbum “Vivir sin miedo”, un álbum, poema y pretexto para sentirse libre, musical y espiritualmente hablando, pues la mulata decide alejarse del folclor del flamenco, para cobijarse en un ensamble de afrobeat, reggae, R&B, ragga, y góspel.

Escoltada por cuatro instrumentistas, cada uno con su arma; batería-tambores-congas, un bajo rimbombante, una hilera de teclados, y las seis cuerdas de una guitarra amplificada, la cantante que cuenta con quince años de trayectoria, desnudó el alma en el escenario, y desgarrando su voz entre atmósferas multicolores, cantándole al amor, la vida, y los recuerdos.

Entre aplausos sin descanso, Buika dibujó su paso sobre el escenario, descalza, con el cabello recogido, envuelta en un vestido oscuro, y con el rostro extasiado, sonriente, siempre regocijada, feliz, sin ataduras. El reloj no cubría los primeros 30 minutos de las 20:00 horas, cuando ella se hizo presente para recordar “Culpa mía”, de su tercer álbum de estudio “Niña de fuego”.

Coreando “Quiero vivir sin miedo, quiero vivir sin miedo”, la llamada “Hija de Chavela Vargas”, pausó para dialogar con sus cómplices de una velada loca y apasionada: “Estoy feliz de estar aquí, éste (Tijuana) es un lugar muy famoso en el mundo”, subrayó, para perderse momentáneamente entre luces rojizas que aderezaron los sonidos afroamericanos.

Acentuando el afrobeat, Concha Buika despertó los cuerpos con “Si volveré” que, extrajo de su más reciente material discográfico “Vivir sin miedo”, mismo que como invitación, sacudió conciencias. Agradecida e iluminada con tonalidades azules, presentó “Nostalgias”, letra del poeta y novelista argentino Enrique Domingo Cadícamo y música del tanguero Juan Carlos Cobián: “Esta canción me emociona por muchas cosas, una de ellas es porque huele a nostalgias”.

“Vamos a tocar poquito más y luego ya nos hablamos”, agregó sonriente, coloreada de amarillo, y de pie, para enlistar “The Key”, también de su nuevo álbum, con el que se quitó muchos temores. Charlando sobre la vida amorosa de su hijo, y sus propios amoríos, logró el preámbulo para insertar una interpretación celestial de “Las ciudades”, de José Alfredo Jiménez.

El sonido de los tambores como común denominador de la penúltima noche de marzo, escribió otro capítulo memorable de Buika en Baja California, lugar en el que logró una majestuosa interpretación de “Que nadie sepa mi sufrir”, ese vals peruano compuesto por el argentino Ángel Cabral en 1936, y que ha sido retomado en decenas de ocasiones, incluso bajo el título “Amor de mis amores”.

Presentó a los tijuanenses "Vivir sin miedo"

Presentó a los tijuanenses “Vivir sin miedo”

“Esta canción es dedicada a todos los enamorados tengan pareja o no, para vivir felices hay que estar enamorados de todo”, relató la ecuatoguineana-española para dar paso a “No habrá nadie en el mundo”, seguida por “Miénteme bien” versionada con los ritmos frescos de un buen rock & roll que invitó a bailar y mover las cabezas de los presentes, asintiendo su felicidad.

Con ritmos de reggae, y el corazón exaltado, Balboa Buika fue preparando su adiós: “Es triste, pero estamos al final del show”, señaló antes de abrir un espacio a “Jodida pero contenta”, misma que dedicó: “A todos los jodidos y contentos del mundo”, extraído del baúl de los recuerdos, “Buika”, álbum con el que debutara en la industria de la música el 15 de marzo de 2005.

“Vamos a continuar el show porque no tenemos ganas de irnos. ¡Ay mi México! Tijuana, qué maravillosa ciudad”, anotó la artista, para después entablar un largo diálogo: “Para los nostálgicos que pidieron ‘Mi niña Lola’, para los papis y mamis, espero se hayan portado bien. Mi papá murió el año pasado. Lo imploro todo el tiempo. Hace un tiempo de la muerte de mi papá yo pensaba que no sufría dolor, porque nos distanciamos, pero me di cuenta que no es bueno enfadarse, si lo hubiera sabido antes no hubiera desperdiciado 40 años. No hay dolor para los que seguimos en la lucha”, expresó.

“Amores míos, me encanta estar aquí, estoy buscando excusas para no dejar este escenario”, dijo mientras suspiraba, recobrando el ánimo, dejando fluir los sentimientos, y liberando el alma de a poco, para despedirse con un público de pie que le arrojó decenas de flores blancas, luego de que ésta lo entregara todo en “Sueño con ella”.

Con la frescura aún viva, Buika hizo uso de la improvisación en más de una ocasión, tratando de coincidir con sus nuevos músicos, interactuando genialmente también, sugiriendo momentos y ritmos, para ofrecer una experiencia diferente a su anterior presentación.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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