La Reforma Educativa “va a generar más bien el adiestramientos para cambiar indicadores y no la formación que por sólida podría mejorarlos”, responde el doctor Manuel Gil Antón en entrevista. Explica también que la desigualdad es el fenómeno más importante para entender las condiciones de la educación en México, y que no ha sido tomada en cuenta. El control político del magisterio es otro objetivo de lo que llama una contrarreforma
Cuando el Gobierno Federal responsabiliza al magisterio de la situación de la educación en México, y crea alrededor de ese estigma toda una estructura de evaluación con tintes laborales y políticos, se corre el riesgo de terminar por acentuar la inequidad, las carencias educativas de la población, y la división del gremio.
El doctor Manuel Gil Antón, profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), se acompaña de un análisis hecho con la correlación de algunos números y conceptos sobre el sistema educativo mexicano que no fueron tomados en cuenta para la Reforma Educativa, y que considera clave. Sostiene, es una contrarreforma y una “gran simplificación” del problema educativo.
Ilustra: si el sistema educativo en México fuera un camión tendría roto el motor, las llantas lisas, la palanca de velocidades amarrada con un mecate, los asientos destrozados, la carrocería igual.
“Un sistema educativo tiene infraestructura, nos damos cuenta que está destrozada, programas de estudio que favorecen la memoria y no el pensamiento, que favorecen la repetición y no la capacidad de pregunta, también creo que esa ruptura del camión es el haberlo usado en la terracería de la política, en la obtención de votos, en la corrupción”.
Continúa el académico: ese camión circula por un camino con baches, con una pendiente pronunciada. El camino, en esta analogía, es la desigualdad del país.
“Y entonces lo que me parecía absurdo es que esa situación se resolvería evaluando a los profesores. Ponerle corbata a los choferes. La cuestión es decir ‘hay más elementos’”.
La gran simplificación
El académico menciona que desde que el Gobierno Federal construía los cimientos para sostener la reforma aprobada, las justificaciones resultaban absurdas: argumentar que la educación en México está mal por los bajos resultados de los estudiantes en exámenes estandarizados como el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), y que eso es responsabilidad de los profesores.
“Qué pasa cuando dicen ‘somos los último lugares’, hay un diagnóstico que dice que no estamos preparados para la vida y el trabajo, lo cual es una aberración. Pensar que un examen puede decirlo es lo más antipedagógico, porque mi papá estaba preparado para la vida y el trabajo, porque nos sacó adelante, y hubiera sacado menos 400 en PISA”.
Sin embargo, en ningún momento el análisis del gobierno incluyó indicadores que para Gil Antón, son determinantes en un diagnóstico (que pretenda serlo) de la situación educativa del país.
Exclusión, abandono, origen y destino
El profesor del Colmex pondera cuatro factores que, aun con la reforma, de no cambiar, volverán inútil cualquier nuevo método.
El primero es la exclusión escolar, concepto que en México, tan solo en la población de 15 a 64 años de edad, equivale a 74 millones de personas con rezago escolar. De ese número casi 32 millones no tienen acceso a la escolarización: 5.4 millones son indígenas analfabetas, 10.1 con pobreza extrema no tienen acceso a primaria y 16.4 personas en pobreza no pueden tener educación secundaria.
Luego, expone la crisis del abandono, que en números, actualmente significa que cada ciclo escolar, cada 200 días, un millón de estudiantes de 6 a 17 años se retira de su formación escolar. En aulas: si se ubicara a 30 alumnos por salón, serían 33 mil 300 que se van quedando vacías.
Otro concepto propuesto por el doctor Gil Antón, es el de “origen y destino”, mismo que en términos simples refleja la posibilidad del progreso generacional del país, en materia educativa. De acuerdo a los números que plantea, un alumno con un padre sin educación tiene 0.2 por ciento de probabilidad de trascender, mientras que otro con un padre que cuenta con posgrado tiene 0.93 por ciento de probabilidades.
El panorama se opaca más cuando se toma en cuenta la relación entre la capacidad económica y la superación académica, pues en México, un joven de entre 25 y 34 años de un estrato socioeconómico muy bajo, tiene apenas el 47 por ciento de probabilidad de terminar la secundaria, y se reduce a 7% cuando se piensa en ingresar al nivel superior.
“La primera condición es que no haya barreras de acceso, y no a un pupitre, que haya acceso a una buena educación, que tenga todo: infraestructura, inteligencia en los programas, excelencia en los materiales, y que otorgue la mejor educación a los que más lo necesitan. El segundo rasgo de la equidad es que se vaya diluyendo hasta que no exista relación entre origen y destino”.
— El gobierno está enfocado en mover indicadores que dan evaluaciones estandarizadas, y no en cambiar estas señas de desigualdad, doctor.
“Hay una enorme tentación en la política por modificar los indicadores sin que se modifique la sustancia, y es muy fácil modificar números: se maquillan, se miente. Un proyecto educativo que se oriente a modificar los indicadores a toda costa, va a generar más bien un adiestramiento y no la formación que por sólida podría mejorarlos”.
— Este tipo de modelos excluyen y generan más inequidad. Así Usted lo ha dicho.
“Sí, porque mira, por ejemplo, ¿a dónde van a ir los profesores más idóneos de los idóneos? Si en efecto concedamos que son los mejores, tienen derecho a elegir la mejor escuela, y la mejor escuela es la más cercana, la que tiene mejores instalaciones, y al final de cuenta a los menos idóneos, si creemos en esa evaluación, se les va a mandar a las peores escuelas en términos de sus condiciones. Curiosamente esta reforma si así actúa, va a profundizar la desigualdad porque le dará más a los que menos necesitan”.
— ¿Qué nos dicen los resultados de la evaluación que da a conocer la Secretaría Educación Pública?
“Bueno, los números contradicen a la reforma. La reforma supone que la causa casi única del problema educativo son los profesores, y cuando hace la evaluación de los profesores, se encuentra que el 15 por ciento tiene que mejorar mucho, y el 85 por ciento es capaz o muy capaz, o destacado. En consecuencia, la reforma se tropieza con su propio prejuicio, y al tropezarse con su propio prejuicio, la propia reforma desmiente a la reforma. El problema educativo no es únicamente del magisterio, el impacto de la desigualdad social, el impacto de la mala planeación, el impacto de los programas de estudio en su contenido superficial, todo eso explica más los malos resultados educativos, que esos profesores que en 85 por ciento fueron capaces”.
Política
—Regresando a la analogía del camión, éste cambia de concesión y regresa al Gobierno Federal…
“Sí, digamos, primero cambio de concesionaria cuando meten a la cárcel a Elba Esther Gordillo, que mucha gente consideró que entonces ya había Reforma Educativa. Por otro lado, ahora el gobierno dice que va a manejar eso (el sistema educativo). Y es chistoso, en vez de reparar el camión, que cuesta un montón, le cambian las vestiduras, es decir, hacen un maquillaje para que el camión parezca mejor”.
— ¿Es una contrarreforma?
“No es una reforma educativa, y tiene consecuencias muy perjudiciales a la educación, porque va orientada a que los profesores resuelvan exámenes, no a que sean mejores, y a que los estudiantes resuelvan exámenes, no a que aprendan mejor. Sí es una contrarreforma, pero es una reforma administrativa y laboral, incluso política, para desarticular al magisterio y quitarle lo que había conseguido”.
— La reforma parte de un interés internacional de evaluación, pero también está este esfuerzo del gobierno por controlar un gremio que tiene un valor político muy grande.
“Yo creo que hay mucha influencia internacional, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) habla mucho de que los profesores somos lo más importante en cualquier sistema, pero internacionalmente ya se mostró que ir por el lado de los exámenes estandarizados y masivos no produce calidad. Entonces, yo creo que hay un interés político en lograr lo que el neoliberalismo tomado en serio procura: que el Estado sea muy severo para garantizar que no haya ningún tipo de actor colectivo que ponga en crisis al sistema. Me parece una lógica más fuerte. Es un actor que a partir de que Elba Esther logró tener su propio partido, ya no estaba orientada al PRI, sino que al mejor postor”.
— Vemos en el magisterio que se resiste a la reforma prácticas que en su momento criticaron. ¿Falta un replanteamiento en las estrategias de resistencia?
La CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) surge como un movimiento democratizador, del magisterio, y un sector de la CNTE, hay que decirlo sin ninguna pena, rápidamente adoptó ciertas formas de manejo discrecional de los recursos como el SNTE. El SNTE como estructura de dirigencia fue impresentable, corrupto. En el caso de la CNTE hay un sector que puede estar muy parecido a lo que era el corporativismo del SNTE, o lo que es también el control político del gobierno frente al sistema educativo. Pero ni el SNTE es homogéneo, ni la CNTE es homogénea.
“En las visitas que he hecho a Oaxaca me he encontrado con grupos de profesores que proponen procesos de transformación educativa que las propias consejeras del INEE (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) consideran mejores que las del Gobierno Federal. Cualquier generalización es inútil. Incluso en la propia SEP hay personas muy valiosas que conocen mucho de educación, y que en el trato en corto dicen ‘Manuel, sígale’”.