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viernes, octubre 4, 2024
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Pasión infinita

Inagotable, Fito Páez se enamoró de Tijuana, a la que le cantó por vez primera. Apegado al piano, el cantautor argentino, dialogó, interpretó e intimó con un millar de privilegiados que atestiguaron el performance del trovador rosarino

 

Siempre al lado del camino, Rodolfo Páez, el multipremiado cantautor argentino de 52 años de edad, ganador del Grammy Latino como Mejor Artista y Mejor Canción Rock, además de autor del disco de rock más vendido en Argentina, “El Amor Después del Amor”, visitó Tijuana para ofrecer un sublime encuentro que quedará para la historia.

El jueves 3 de marzo, Fito, el músico, cineasta y novelista del Cono Sur, compartió en 70 minutos la esencia de 30 años de carrera, trayectoria que formó al lado de grandes amigos: Luis Alberto Spinetta, Charly García, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro y Mercedes Sosa, a quienes llegó a reunir para uno de sus discos.

El piano como instrumento de vida, viaje, música y pasión infinita, protagonizó el íntimo acercamiento sonoro en la frontera, en el que fundido a las teclas, ataviado en un traje sastre oscuro y corbata, endulzó el entorno con canciones imprescindibles del cancionero rock latinoamericano.

De ensueño para los cuarentones, y de vital importancia para los rockeros, la cita del que se formó como arreglista, compositor y pianista del cantante Juan Carlos Baglieto, y después de la estrella del rock argentino Charly García, se escribió como un recuento entrañable de rock con sabor a tango y trova.

Con la emoción humedeciendo los poros, y el nerviosismo estampado en los rostros, el fiel seguidor de los Rolling Stones y los Beatles saltó al templete, paso a paso entre ovaciones y gritos, dio vida a “Y Dale Alegría a mi Corazón”, tema que escribiera a finales de los ochentas para su sexto álbum, “Tercer Mundo”.

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En una noche sin reglas, “Cable a Tierra” y “El Amor Después del Amor” se insertaron en la lista de himnos mágicos: “Buenas noches Tijuana, no esperaba esa energía. No saben qué emoción es estar en esta tierra, por primera vez…”, subrayó Páez, quien presentó “Desarma y Sangre” de su ídolo Charly García.

“Yo vengo de una nación donde nació un prodigio, uno de los genios más grandes de todos los tiempos, entonces quiero tocarles una de sus mejores músicas, una canción que él escribió en 1968, en medio de la dictadura militar; muchos muertos, muchas familias rotas. Es una epifanía, se puede decir”, compartió.

A la íntima reunión llegó “Rueda Mágica” y “Giros”, pieza sonora que dijo haber escrito treinta años atrás, pero incrédulo, aún le sigue gustando cantarla, y continúa en el gusto del público; sin embargo, el momento fue catapultado por un nuevo mensaje:

“En los años 70, el Siglo XX en América estuvo lleno de genios, entonces en la casa de cualquier clase media había la mejor música del mundo, sobre todo de Latinoamérica, una fuente inagotable de genios, pero dentro de todas esas músicas preciosas, hay una que se quedó conmigo, y que es muy entrañable, por eso la voy a cantar. Es de un mexicano, que también tuve la suerte de cantarle con él, alguna vez”, relató para luego interpretar “Esta Tarde Vi Llover”, del cantautor yucateco Armando Manzanero, extraído de su disco “A mi Amor con Amor”.

A la orilla del escenario, haciendo de sus manos una batuta, y del público su orquesta, Rodolfo guió los coros de “En un Café”, pieza  de su álbum “11 y 6”, cantado a capela por los asistentes, a quienes agradeció: “Excelente, Tijuana”, acto seguido repitió: “Esta canción me trajo problemas con los maridos” para regalar “Dos Días en la vida”, de su memorable disco “El Amor Después del Amor”.

“Acá hay un desierto tremendo, igual que en Argentina, donde Yupanqui escribió esta hermosa canción en sus andares por el país”, señaló Fito Páez como introducción a “Los Ejes de mi Carreta”, minutos después sumó a la lista “Tumbas de la Gloria” y “Al lado del Camino”, cantado a unísono por el coro de mil gargantas, himno del rock de más de dos generaciones, y que introdujo de forma celestial.

Emocionado de estar en Tijuana por primera vez

Emocionado de estar en Tijuana por primera vez

“A veces piensas que las palabras son diabólicas, yo la verdad prefiero el beso, el abrazo, la mirada, pero las palabras también ayudan, para alumbrar el error y el amor, todo. Igual hay algunas que cada vez me gustan menos, pero hay algunas que las puedo cantar con el pecho abierto”, provocando que las almas se permitieran escapar por varios segundos.

Entre suspiros, lágrimas y rostros encantados, Fito declaró su amor: “Tijuana, mi amor”, y entonó “Brillante sobre el Mic”, poniendo a los tijuanenses a iluminar el CECUT con sus teléfonos celulares: “Llegamos a Tijuana por primera vez, yo juro que a partir de esta noche siempre volveré… cantamos en Tijuana bajo la luna, canciones de amor. Tijuana, ¡mi amooor! Tijuana no se puede sin marihuana, no se puede, despertar un poco, muchachos”.

“Dar es dar” desdibujó la locura de una noche en la que Páez dijo terminaría en la zona roja, pero antes, tajantemente lanzó su crítica: “‘Dar es dar’, es poner al cabrón de Donald Trump donde debe de estar”; luego dio paso a la majestuosa “Mariposa Tecnicolor”, despidiéndose de pie, frente a frente al “¡Olé, olé, olé, olé… Fito… Fito!” por parte de su audiencia y, para saciarla, el argentino regaló unos minutos más para interpretar a capela “Yo Vengo a Ofrecer mi Corazón” y “A Rodar mi Vida”, describiendo el encuentro como una noche inolvidable en la que prometió regresar escoltado por su banda: “Buenas noches, amores míos”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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