Política Breve y de Emergencia
El tema de la atención de la salud social o de la salud pública, es muy complejo y sumamente delicado, sobre todo cuando de comunidades en subdesarrollo económico se trata, como es desafortunadamente el caso de nuestro México; tal vez por eso en muy pocas ocasiones los políticos lo toman como bandera de propuesta electoral, como lo está haciendo Ricardo Anaya, Presidente del PAN.
En una economía como la mexicana de alta demanda y poca producción, la alternativa que la ciudadanía tiene para atender sus necesidades de mantenimiento y procuración de la salud es consumir medicamentos y ser atendido con implementos tecnológicos básicamente desarrollados o patentados en el extranjero; nuestro tipo de cambio peso-dólar es el primer factor de incidencia en los precios.
Los medicamentos de avanzada o de última generación no son mexicanos, sencillamente porque el apoyo gubernamental o la inversión privada para el desarrollo científico tecnológico es muy escasa, y para lograr la obtención de nuevas patentes se necesitan en ocasiones décadas de trabajo. Si bien los tiempos de explotación de las patentes son específicos, al vencerse no hay asimilación tecnológica o sustitución del fármaco por producción de patente nacional, de manera que se siguen pagando regalías, segundo factor de incidencia a los precios.
Los principales laboratorios farmacéuticos del mundo tienen sedes en territorio mexicano, investigan, desarrollan, fabrican y hasta maquilan las diferentes gamas de sales de su propiedad, tal vez algunos productos no sean de última generación, pero sí son adecuados a la epidemiologia nacional porque de eso se trata su negocio, atender la demanda. El problema es que desde hace no muchos años, los laboratorios dejaron de vender directamente y es a través de distribuidoras autorizadas asociadas como llega el producto al consumidor final, ya sea privado o de seguridad social; tercer factor de incidencia en precios.
Por tercer año consecutivo casi la totalidad de las instituciones de salud del sector público participaron en la denominada “Compra Consolidada de Medicamentos”, liderados por el IMSS participaron el ISSSTE, Marina, Defensa Nacional y PEMEX, también 18 entidades y 17 institutos de la Secretaría de Salud, en volumen realizaron concursos para comprar 48,000 mdp en medicamentos, material de curación y vacunas. Aunque las autoridades dicen que en los tres años de la estrategia han ahorrado al erario 10,863 mdp, resalta el dato que solo el 17.9% de la asignación de compra correspondió a laboratorios, el resto a empresas distribuidoras y solo 2 de ellas concentran el 46% del total de la macro licitación.
Si consideramos que 90 millones de mexicanos (el 75.6 % de la población), se atiende en las instituciones de salud de esta estrategia, 29 millones (24.4% de la población) en la medicina privada y consideramos el poder económico que resulta de la excesiva concentración del abasto nacional y que estas empresas también distribuyen en la medicina privada, tal vez encontremos un nebuloso cuarto factor de incidencia en precios.
Un quinto y último factor, el papel que juegan las diferentes autoridades reguladoras de toda la industria de la salud en México; desde las autorizaciones y patentes para producir nacionalmente y lograr mejores precios, hasta la posibilidad de la importación de precursores químicos para el desarrollo de fármacos genéricos y similares, que con efectividad resulten económicos. Regular las prácticas de mercado provocadas por las buenas intenciones del gobierno es urgente. Y de los impuestos ni hablamos.
Por eso exigir que el precio de los medicamentos se reduzca no se politiza, es un problema muy complicado, no imposible, pero para lograrlo hace falta mucho más que señalar. Esperemos que venga la propuesta integral que rescate al más importante sector económico nacional, que haya más que discurso, porque la salud es lo primero, ¿a poco no?
Que la historia lo registre.- Muchos intentos previos a 2013 se hicieron para comprar las medicinas del sector salud todos los gobiernos juntos. En 2009 dos Institutos locales preferían comprar individualmente y conseguían mejores precios, Guanajuato y Baja California.
Botón rojo.- No se nos olvide que Donald Trump ya casi es el candidato republicano al gobierno de Estados Unidos. Pudiera ser presidente. Digo, por si hay algo que hacer.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com