Mérida, Yucatán.- Una extensa fila en el interior del Centro de Convenciones Siglo XXI emergía desde el Salón Uxmal 5 durante la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY). “¿Qué va a haber ahí?”, preguntaba una señora al reportero. “En unos minutos se presenta Ángeles Mastretta con su nuevo libro ‘El viento de las horas’”, contestaba el periodista mientras la fémina presumía gozosa que ya lo había leído.
Aunque la presentación editorial estaba programada para las 8:00 de la noche del sábado 19 de marzo, la tertulia literaria tuvo que empezar unos 25 minutos después debido a la gran asistencia que registró el evento, por lo mismo fue necesario que los organizadores colocaran más asientos hasta acumular casi el millar.
Luego que Rafael Morcillo, fundador y director general de la FILEY tuvo la gentileza de supervisar personalmente que casi todos los asistentes ocuparan un asiento, de pronto la protagonista de la penúltima noche del acontecimiento literario yucateco se asomó tímidamente desde un saco rosa, pantalón negro y una larga bufanda que casi arrastraba.
Mastretta llegó a “la ciudad blanca” con su libro más reciente titulado “El viento de las horas” (Seix Barral, 2015), donde entrega 68 memorias narradas en primera persona, entre otras confesiones autobiográficas donde la infancia y la muerte merodean con un tono siempre de optimismo, como un gorjeo de amor por la vida.
Ante el respetable, la autora compartió su optimismo cuando leyó algunos textos escritos en hojas blancas que llevaba para la ocasión:
“Creo, ingenua yo, que le irá mal a los malos”, confesó la autora desde el entarimado.
“Creo en la luz de mi iphone, en la cocina de mi abuela, en la esperanza de quienes a pesar del miedo siguen viviendo en Michoacán, Puebla, Monterrey”, complementó la escritora mientras Héctor Aguilar Camín tomaba algunas imágenes con su smart phone.
“Creo que tenemos remedio, nosotros y nuestro país”, sentenció Mastretta luego de casi una hora de lectura con el mismo optimismo que prevalece en “El viento de las horas”, en tanto su público la agasajaba con aplausos prolongados.
Al final la tertulia literaria, quienes al principio hicieron una extensa fila, volvieron a repetir el ritual pero ahora para que les autografiara “Arráncame la vida”, “Mujeres de ojos grandes”, “Puerto libre”, “Mal de amores”, “El mundo iluminado”, “Ninguna eternidad como la mía”, “El cielo de los leones”, “Ángel maligno” y, por supuesto, “El viento de las horas”.