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Por tercera vez el Banco de México redujo su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para 2016. El nuevo rango es de entre 2 y 3%, del 2.5-3.5% previo.
Cabe recordar que la más reciente revisión a la baja que hace la entidad que dirige Agustín Carstens, viene precedida por otras dos que corresponden a 2015.
El rango de BANXICO deja lejos las estimaciones alegres que a principios de año hizo el Gobierno de la República, a través de la Secretaría de Hacienda, de entre 2.6 y 3.6%.
Cabe mencionar que el miércoles 2 de marzo, analistas económicos ajustaron su estimación del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a 2.45% en el país en 2016, desde el 2.69% anterior.
Dentro de los indicadores que tomaron en cuenta para hacer su análisis, está la debilidad del mercado externo y la economía mundial, seguida de la caída en los precios del petróleo, además de la incertidumbre cambiaria.
Pero 2017 no será la excepción para BANXICO, ya que ciñó por primera vez su pronóstico de crecimiento a un rango de entre 2.5 y 3.5%, desde el anterior de 3 y 4%.
“El entorno internacional que ha enfrentado la economía mexicana se ha caracterizado por una notoria debilidad por varios años en el ritmo de expansión de los niveles de actividad global, generando continuas revisiones a la baja en las expectativas de crecimiento”, señaló el Banco de México en el reporte correspondiente al último periodo de 2015.
Respecto al tema inflacionario, señaló que podría ubicarse cerca del 3 por ciento, pero hasta el momento no se han presentado efectos por la devaluación del peso.
La primera mitad de febrero la inflación anual se encaminó a 2.94%, su mayor nivel en 10 meses, pero por factores volátiles como los precios agropecuarios.
Las calamidades para el país no paran ahí, pues el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) advirtió que con base en sus resultados del sistema de indicadores cíclicos, la economía mexicana se encuentra en la fase de recesión de su ciclo de negocios.
De acuerdo a registros del Instituto, la economía amplió la brecha negativa respecto a su tendencia de largo plazo y se adentró de lleno en la fase recesiva de su ciclo de crecimiento entre diciembre de 2015 y enero de 2016.
Según los indicadores cíclicos del INEGI, la economía azteca también estuvo en lento desempeño en 2013, el cual se prolongó en los primeros meses de 2014, por lo que algunos indicadores macroeconómicos apuntaban hacia una etapa de recesión.
