Política Breve y de Emergencia
¿Qué debe hacer el Partido Acción Nacional para ganar elecciones? Es la pregunta que seguramente está en la cabeza del presidente nacional Ricardo Anaya, sobre todo después de los últimos resultados electorales de Colima; o tal vez se pueda estar preguntando ¿por qué perdemos? a manera de reflexión y en el mejor ánimo de evitar errores de cara al proceso 2016; cuando tal vez la verdadera pregunta que debiera hacerse es ¿para qué?
Hasta hoy la alternativa que el PAN ha adoptado es la de conformar el mayor número de alianzas posibles con otros partidos políticos, buscar coincidencias pragmáticas que en la suma de resultados previos hagan competitiva alguna propuesta. Lo que Anaya ha intentado es, midiendo tamaños, negociar apoyos y espacios para conformar una planilla de candidaturas con potencial competitivo, solo que lleva como carta antecedente el más desafortunado desempeño en la historia reciente del PAN y ese es su error.
Para definir el potencial de un partido político no todo son elecciones, baste revisar el pasado del propio PAN que en el origen se declaraba no interesado en las contiendas sino más bien en la formación de ciudadanía, asunto que hoy en la primera fila de los tomadores de decisión azul es criticado como el idealismo imposible, en plena incapacidad de traducirlo en acciones tangibles y convertirlo en un ahora de práctica política moderna.
Por ejemplo, cuál es el sentido de volver a formar una alianza en Oaxaca o Sinaloa, si a pesar de haber obtenido el triunfo electoral en las anteriores elecciones a gobernador por la vía de alianza y candidatura ajena, en el ejercicio de esos gobiernos no pasó nada tan trascendente como para que los partidos postulantes se sientan orgullosos de las transformaciones sociales que provocaron.
Si las alianzas entre el PAN y el PRD son posibles en Zacatecas, Durango, Oaxaca y Veracruz, ¿por qué no lo son en Hidalgo, Tamaulipas, Tlaxcala y Puebla? Si los acuerdos de participación política hubiesen pasado más por la trascendencia de las ideas y la oportunidad de servir y menos por caudillismos e intereses de grupo, seguramente un amplio, profundo y total acuerdo se pudo haber logrado a pesar de la sabida diferencia ideológica. Pero les falta generosidad y verdadero amor a México, otros triunfos solo dejaron “concupiscencia del poder”.
Si se toma con un serio análisis el conjunto de acciones y obras necesarias para lograr el desarrollo de una comunidad, se identifican con responsabilidad los factores sociales necesarios y se les involucra, si se logran compromisos aun a pesar de intereses individuales, si en el acuerdo va primero el privilegiar el bien común, si se convence a la mayoría a involucrarse en la tarea, entonces para encontrar candidato no importaría el nombre ni el apellido y estaría en esa persona el reflejo del rostro de todos.
La ventaja competitiva y la defensa e incremento del “share de mercado” de los partidos políticos todos pero de manera especial del PAN y del PRD, debiera ser su propuesta programática, la solidez de sus principios, la certeza del rumbo y los alcances de sus acciones en gobierno, el conocimiento anticipado y transparente de cuáles serán los resultados de una gestión de gobierno que se propone dirigir los esfuerzos con la visión de todos. Pero ahora, solo quieren ganar elecciones.
Que la historia lo registre.- Tijuana, en plena alternancia política reciente, un Alcalde se sienta en su escritorio en su primer día de gestión. Les comparte a su primer círculo de colaboradores: “ganar las elecciones fue una broncota, gobernar está fácil”.
Botón rojo.- La explicación de Luis Felipe Bravo Mena, sobre su falta de facultades para combatir la corrupción en el PAN porque el INE no autoriza los Estatutos, no alcanza, no es suficiente.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com