El Papa Francisco visitó el Hospital Pediátrico “Federico Gómez”, donde comparte con niños enfermos y familiares.
Luego de oficiar la Santa Misa en el predio conocido como El Caracol, en el Municipio de Ecatepec se trasladó con destino al Hospital Pediátrico Federico Gómez recorrió aproximadamente 6.7 kilómetros en el Papamóvil por Paseo de la Reforma, Florencia, avenida Chapultepec y así hasta llegar al nosocomio, para luego dirigirse a la nunciatura apostólica.
Publicidad
Un mensaje de agradecimiento
El Papa incluyó en su programa de actividades una visita a niños enfermos en el Hospital pediátrico Federico Gómez, donde dirigió unas palabras a los pequeños y a quienes laboran en dicho espacio.
En su discurso agradeció a Dios la oportunidad visitar dicho lugar, para poder compartir “un ratito de sus vidas, la de todas las personas que trabajan como médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden. Tanta gente que está trabajando para ustedes.
Agregó que Evangelio tiene un apartado que cuenta la vida de Jesús cuando era niño. Y un día, José y María, lo llevaron al Templo para presentárselo a Dios. Y ahí se encontraron a Siméon quien con alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios.
“Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Da gracias a Dios y le vinieron ganas de bendecir al viejo. Simeón es el «abuelo» que nos enseña esas dos actitudes fundamentales de la vida: agradecer y a su vez bendecir. Acá yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a ustedes los chicos pero ustedes también tienen que aprender a bendecirlos a ellos y a pedirle a Jesús que los cuide porque ellos los cuidan a ustedes.
“Yo aquí (y no sólo por la edad) me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, algunos guiños, sus rostros me generó ganas de dar gracias.
El Papa agradeció por el recibimiento de los ahí presentes así como de las personas que hacen su mejor esfuerzo para que los niños logren su recuperación.
“Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo: “¡Gracias, gracias!”.
Luego agregó:
“Quiero pedirle a Dios que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con «la cariñoterapia» ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría.
Tan importante la cariñoterapia, luego dijo, que a veces una caricia ayuda tanto a recuperarse.
Luego les preguntó si conocían a Juan Diego y dijo que cuando el “tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: «No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?».
“Tenemos a nuestra Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús. Y ahora a los chicos les voy a pedir una cosa: Cerremos los ojos, cerremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera, un ratito de silencio con los ojos cerrados y adentro pidiendo lo que queremos. Y ahora juntos digamos a nuestra Madre: Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres…”
“Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañe siempre. Muchas gracias. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. No se olviden. Que Dios los bendiga”.
Con información de Agencia Católica de Informaciones (ACI)
Publicidad
