Es la última vez que te digo que te quiero,
es la última vez que te digo que te adoro,
que en mis noches de desvelo por ti lloro
y mi llanto me ahoga hasta que muero.
Es la última vez que te digo no te alejes,
pues las noches las paso en un infierno
y a mi cuerpo lo abraza el crudo invierno,
ten piedad de mi vida, no me dejes.
Y no pienses que me olvido de tu cuerpo,
este cuerpo de reloj de arena fina
que desnudo y en la cama me fascina
y extasiado yo me quedo medio muerto.
Es la última vez que te digo qué te he hecho
que me pagas con tal cruel indiferencia,
qué no ves que he perdido la paciencia,
pensando en otro amor bajo tu lecho.
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B. C.