El esposo regresa de misa, entra a la casa corriendo y se dirige a la esposa. Con una gran sonrisa la abraza, la levanta tiernamente en sus brazos y danza con ella en el aire alrededor de todos los muebles de la casa.
— Pero ¿qué es lo que dijo el Padre en el sermón?, pregunta ella al esposo. ¿Dijo que los esposos tenían que ser más cariñosos con sus esposas?
“No. El Padre dijo que teníamos que cargar nuestras penas con alegría y júbilo”.
Autor: Un monaguillo soltero.
— Doctor, ¿ya tiene el resultado de mi analítica?
“Sí, usted tiene una infección múltiple por tifus, malaria, ébola, peste bubónica, viruela y cólera. Le tendremos que ingresar y le someteremos a una dieta a base de quesadillas”.
— ¿Quesadillas? ¿Y con eso me curaré?
“Ni idea, pero es lo único que pasa por debajo de la puerta”.
Autor: Anónimo del IMSS.
Las fábricas del futuro tendrán solo dos empleados: un hombre y un perro. El hombre dará de comer al perro, y el perro se encargará de que el hombre no apriete ningún botón y la riegue.
Autor: Un experto en nuevas tecnologías.
Un niño pelirrojo va la iglesia a confesarse y el cura le pregunta:
— ¿Pecas, hijo?
“Sí, padre… ¡Hasta donde ni se imagina!”.
Autor: Un prietito… sí, el del arroz.
Se abre el telón y se ve una piedra pequeñita, pequeñita.
¿Cómo se llama la película?
“Rocky”.
Autor: Un tal Balboa.
El león se desplaza majestuosamente por la selva.
El mono lo ve venir y sube velozmente a un árbol.
— Tranquilo, mono: hoy estoy de buen humor y quiero ser amigo de todos los animales. Si bajas no te haré nada.
“No bajo. No te creo”.
— Baja, mono. Quiero ser tu amigo. Para que veas que no te haré nada me voy a atar, ¿ves?
Ya no me puedo mover. Baja y te saludo.
El mono baja del árbol temblando.
— ¿Por qué tiemblas? Quiero ser tu amigo.
“Tiemblo de emoción. ¡Es la primera vez que le voy a romper la cara a un león!”.
Autor: Un lector vengativo.
— ¡Arriba las manos, esto es un atraco! ¿Tiene algo de valor?
“Nada de nada. ¡Soy un cobarde!”.
Autor: Anónimo, claro.
— Mire, jefe, como ayer llegué tarde le he traído esta botella de vino, pero no sé cómo se lo va a tomar.
“¡Ah, muy bien! Le agradezco, Manolo. A ver, a ver, pero ¡esta botella no se puede abrir!”.
— Eso le decía, que no sé cómo se lo va a tomar.
Autor: Venancio.
En el manicomio, un loco gritaba “¡Yo soy el enviado de Dios!”.
Se le acerca otro loco y le dice:
“No, ¡yo soy el enviado de Dios!”.
Y así, los dos locos discuten.
Entonces, se acerca un tercer loco y les pregunta qué pasa ahí.
El primer loco contesta:
“¡Yo soy el enviado de Dios!”.
Y el segundo alega:
“No, ¡yo soy el enviado de Dios!”.
Entonces, el tercer loco remata:
“Un momento, ¡yo no he enviado a nadie!”.
Autor: Un estudiante de psicología.
Trato
Un adolescente recién había pasado su examen de manejo y preguntó a su padre cuándo él podría utilizar el carro. El hombre le propuso un trato:
“Tú mejoras tus calificaciones de 7 a 8 en promedio, estudias la Biblia un poco y te cortas el pelo. Entonces hablaremos sobre prestarte el carro.”.
Como seis semanas después, el padre dice a su vástago:
“Mejoraste tus calificaciones y he visto que has estado estudiando la Biblia, pero me decepciona ver que no te has cortado el cabello”.
El muchacho contesta:
“Sabes, papá, he estado viendo, en mis estudios de la Biblia, que Sansón usaba el pelo largo, Juan el Bautista usaba el cabello largo, Moisés también lo llevaba largo y hasta existen evidencias de que Jesús llevaba el pelo largo”.
El padre refuta:
“¿Y ya te fijaste que todos ellos andaban a pie?”.
Autor: Papá con auto de lujo.
Falsa alarma
En Montana -tenía que ser- la Policía respondió a una llamada de emergencia que un hombre hizo al 911 para reportar el sonido de balazos y gritos provenientes de la casa de un vecino, a eso de las 7:30 pm de un domingo.
Las autoridades de Great Falls pronto rodearon y encañonaron la casa cuando de pronto se abrió la puerta y ¡EN ZERIO! encontraron a una familia viendo un episodio de la serie “The Walking Dead” a todo volumen. Fin de la historia.