La comida que Carlos Bustamante, el investigado ex alcalde de Tijuana –acusan a su administración de malversación y fraude entre otras cuestiones–, realizó el martes 12 de enero en su casa para agasajar al Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, fue para enseñar músculo político, luego que, insisten en el PRI, el dirigente nacional de ese partido, Manlio Fabio Beltrones Rivera, lo tiene vetado. Que lo ha dejado solo, solito, insisten. Justifican quienes han estado cerca de las pláticas, que entre tanta investigación y líos por la apertura irregular de un casino en las Torres de Tijuana, Carlos Bustamante se va convirtiendo en una persona no tan grata en la cúpula de su partido. De hecho, ciertamente cuando le cedieron el permiso para la apertura del casino, se vio la mano de Beltrones, y ahora que el Ayuntamiento de Tijuana lo clausuró por no contar con todos los permisos, ningún miembro del CEN priista ha movido un dedo para mediar o ayudarle a completar los requisitos en la administración de Jorge Astiazarán. En esta circunstancia, en el Grand Hotel se habla de despidos al personal que durante muy pocos días atendió el Casino Grand Arenia, que hoy, como Bustamante, luce solo, solito. Ahora acompañado de Videgaray, como Beltrones, como Osorio, como Nuño, otro presidenciable. Y por lo tanto distanciados.