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miércoles, octubre 2, 2024
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Sin vergüenza o sinvergüenzas

Los reporteros de Mexicali lo escucharon en conferencia de prensa y lo publicaron el 7 de enero, “con la mayor humildad, esa es la retribución que creemos y que estamos convencidos que nuestra función merece”, dijo Javier Garay Sánchez,  consejero presidente del Instituto Estatal Electoral (IEE), al referirse al auto-aumento de sueldo que se otorgaron, pese a no existir recursos suficientes en su presupuesto. En ZETA (edición 2176) y diferentes medios de comunicación ya se había explicado que la intención de los consejeros -que finalmente concretaron- era crecer su salario de 68 mil a 95 mil pesos al mes, y al Presidente, de 68 mil a 110 mil pesos mensuales. Además, la partida de dietas y retribuciones de consejeros, que era de 7.6 millones de pesos, la aumentaron a  21.2 millones de pesos para 2016. La cita con los reporteros era para hablar del proceso electoral, pero los representantes de medios cachanillas decidieron preguntar sobre el abuso al erario y recordarles que ahora disponen de menos facultades porque ya no tienen la responsabilidad de capacitar funcionarios ni fiscalizar los recursos. Acompañado de los consejeros Graciela Amezola Canseco, Helga Iliana Casanova López, Lorenza Gabriela Soberanes Eguía y Rodrigo Martínez Sandoval, Garay intentó defender el injustificado incremento salarial sin argumentos sólidos -imposible que existan, dadas las condiciones de la economía mexicana-, pero repitió aquello de que otros consejeros en otras entidades federativas ganan más. Ahora, debe haber algunos consejeros en todo el país que cobren menos, pero eso no los inspiró a reducirse el sueldo. Retórica vacía resulta que el señor Garay Sánchez refiera en su discurso  la palabra “humildad”, considerando que se trata de la virtud que tiene algunas personas de quitar importancia a sus logros y capacidades, al tiempo de admitir los defectos, sobre todo porque vemos que sin haber hecho nada aun sin haberlo merecido, los señores se aumentan el salario. Esta acción alcanza el punto de la grosería. Suben su pago en un 46 por ciento y los recursos que reciben en general en más de un 60 por ciento, mientras el grueso de la gente que paga sus opulentos sueldos, a través de impuestos, recibió un miserable incremento del 4.2% al salario mínimo. En este punto la actitud de los consejeros electorales sabe más a soberbia, egolatría y abuso que a humildad.   Mal empieza la jornada electoral de Baja California cuando de entrada las personas designadas para funcionar como árbitros del proceso deciden llegar abusando. Basta una suma superficial para darse cuenta del sinsentido económico-administrativo con el que se están manejando: los consejeros. Pidieron 417 millones para el año 2016 y les asignaron 187 millones de pesos. Inician con un presupuesto deficitario, entonces, optan por reasignar recursos, pero poco les importa la falta de recursos e igual aumentarse el sueldo. Humildes serían si decidieran ser empáticos y solidarios, si optaran por admitir su error al no reconciliar sus aspiraciones económicas con la realidad del país, por no ajustar lo que pretenden gastar con el presupuesto existente. Si recularan al recordar que “equivocarse es de humanos, rectificar es de sabios”, entonces estaríamos hablando de humildad. Pero repetir con descaro una necedad  -que se merecen un aumento de 46%- conferencia tras conferencia, no explica el aumento, ni convierte en verdad el merecimiento. Tocaría ahora a los grupos organizados, a los ciudadanos en general y particular, reclamarle su total falta de comedimiento y respeto a estos recién estrenados consejeros electorales que parecen querer convertirse a la brevedad posible en personajes VIP. Recordarles que fueron designados para administrar los recursos, no para gastarlos a manos llenas como nuevos ricos.

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