Mientras los Estados Unidos interpretan cristianamente su Constitución masónica prescriben que en México se interprete como la interpretó el Congreso Constituyente de Francia en 1789: las autoridades políticas y civiles destruyen su propio poder, éstas destruyen el cristianismo, destituyen la familia, la propiedad, la sociedad y en una palabra destruyen la patria. Pocos ciudadanos norteamericanos saben lo que en verdad es la masonería e ignoran también que los Estados Unidos son el centro de las fuerzas masónicas del mundo y que en nombre del pueblo norteamericano se desprestigia, se desorganiza y se esclaviza al pueblo de México, pues la Constitución y la forma de la República son las que con gran derramamiento de sangre se les han impuesto a los mexicanos para su nulidad política. Lo dicho es historia, pero seguimos bajo la misma tutela y nos siguen imponiendo leyes y exigiendo concesiones que a ellos favorecen: parece que las autoridades superiores se han mantenido sumisas; tal vez para evitar más derramamiento de sangre, pero el derramamiento se sigue dando, pero en otro sector, en el estudiantil, los maestros siguen convirtiendo las aulas en escuela de guerrillas. Pero enfrentan contra las instituciones a jóvenes con bríos pero mal informados y sus hechos son mal canalizados. En una república federal y representativa, el anarquismo no es bien visto, es repudiado por el pueblo que sufre hambre y sed de justicia; el gobierno aprovecha la coyuntura y el poder tutelar para disolver los disturbios mal intencionados, porque pretenden un gobierno tomado por asalto y eso está prohibido. México es uno de los pocos países latinos que no está bajo la tutela de una súper potencia extraña y lejana, como la ex Unión Soviética, su poder es nuclear y ese poder no le nutre a los pueblos ni les da seguridad, solo los compromete a morir peleando sin provecho, porque se matan entre hermanos. Vicente Martínez Méndez Tijuana, B. C.
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