Dicen sus compañeros de Proceso, revista que fundó en 1976 con Vicente Leñero y Julio Scherer, que la ética periodística fue una gran obsesión para Enrique Maza García, periodista, escritor y sacerdote jesuita, quien falleció el miércoles 23 de diciembre de 2015. Maza García nació en El Paso, Texas, en 1929. Sus padres fueron refugiados durante la guerra cristera. A su primer año de edad llegó a la Ciudad de México y a los 16 ingresó a la Compañía de Jesús. Se hizo periodista sin dejar el sacerdocio; estudió periodismo en la Universidad de Misuri. Posee estudios en ciencias, humanidades, filosofía y teología. Fue en el periódico Excélsior, que se inició de columnista, en 1964, hasta 1968. En 1969 fue vicepresidente de la Prensa Católica Internacional. En 1999 Scherer, Leñero y Maza se comprometieron a dejar la revista al mismo tiempo con el fin de abrir paso a una nueva generación de periodistas. De acuerdo a un reportaje publicado en la última edición de Proceso, Don Enrique, como le conocían, hace aproximadamente cinco años acudió a las oficinas del Semanario para despedirse de sus compañeros. “Me detectaron Alzheimer. Pronto perderé completamente la memoria. Vengo a disculparme porque pronto dejaré de reconocerlos”, redacta el autor de la nota. Su formación y ética periodística; su confrontación a autoridades eclesiásticas y políticos corruptos, lo llevaron inclusive, hasta la censura. Maza decía que el Papa “no ha predicado la Biblia, sino su propia doctrina, hasta distorsionar su mensaje y el del Evangelio”. “Discrepaba de quienes esperaban todo de Dios”, detalla el Semanario. También el poeta compartió en una ocasión: “Nosotros somos los responsables de nuestra vida, de nuestros deseos y ambiciones, de nuestra pequeñez o grandeza. Nosotros. Soy yo quien tengo que confrontar mi vida, mis acciones y mis palabras con lo que Jesús dice y fue”, compartió en una ocasión el periodista. A Scherer y Leñero, Enrique Maza, les tenía un profundo respeto, pero también a otros personajes como Miguel Ángel Granados Chapa, Rodrigo Vera, Abraham López Lara, Alejandro Avilés y Genaro María González, que compartieron por él la tenacidad y la lucha por un periodismo libre, explica la revista Proceso. Su formación eclesiástica y periodística, agrega la revista, le permitió vislumbrar que existen fuertes vínculos entre estas dos disciplinas a partir de la sentencia de Jesús “la verdad os hará libres”, dando voz a quienes no la tenían por ejemplo, en la capilla de los condenados a muerte, quienes esperaban confundidos el momento. “A raíz de su libro, ‘El Diablo. Orígenes de un mito’ (Océano, 1999), donde denuncia la idea del Diablo como una coartada para quitarle responsabilidad al hombre en el mal que genera su libertad, la Congregación para la Doctrina de la Fe -lo que antiguamente era la Inquisición- le exigió que se retractara de su contenido. Maza se negó sin apartarse de la Iglesia que siempre miró como el pueblo de Dios”. Meses antes de morir, el periodista y escritor, opinó que hay “que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, boicotear las elecciones, y devolverle su programa a Carmen Aristegui”. Enrique Maza García vivía retirado en la Casa Provincial de los Jesuitas en la Ciudad de México. Entre su legado destacan los libros: “Libertad de expresión en la Iglesia”, “Rostros del hombre”, “La cara oculta de la migración”, “Medios de comunicación: realidades y búsquedas”, “Lo pleno y lo vacío” y “El Diablo”. Los restos de Maza García fueron depositados a la Iglesia de la Sagrada Familia, ubicada en la colonia Roma. En paz descanse.