Un sujeto, todas las mañanas se iba a trabajar, pasando por un manicomio para poder llegar a su trabajo. Cada día, al pasar por ahí el sujeto escuchaba: ¡Ocho! ¡Ocho! ¡Ocho! ¡Ocho! Y se preguntaba: ¿Por qué dirán ocho? Hasta que una mañana decidió encontrar la respuesta y se asomó por un pequeño agujero que había en la pared del lugar cuando de repente, ¡zas! Que le pican un ojo. Entonces los loquitos empezaron a gritar: ¡Nueve! ¡Nueve! ¡Nueve! ¡Nueve! Autor: Uno de los locos.