Dos viudas se encuentran en un cementerio; una muy feliz limpiando la lápida de su marido y cantando, y la otra muy triste, llorando desconsoladamente. Al rato, la desconsolada observa a la contenta y le pregunta: — Ay, señora, ¿cuánto tiempo hace que enviudó? “Seis meses”, respondió en tono alegre la otra. — Y ¿cómo hace para estar tan feliz si yo llevo tres años y no he podido superar esta pena? “¡Ay, hija mía! Porque después de muchos años, ¡es la primera vez que sé dónde está y qué está haciendo!”. Autor: Una mujer casada.