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sábado, octubre 12, 2024
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El taxi 1445

El 23 de noviembre en un restaurante de comida rápida en Tijuana, asesinos a sueldo atacaron a balazos a Ricardo Mendoza Cázares. Lo balearon en el estacionamiento del lugar ubicado en la Avenida Revolución. El hombre no murió ahí pero sí en el hospital. Sus asesinos llegaron al establecimiento en un taxi, bajaron, lo balearon y regresaron a la unidad de transporte para huir. Testigos retuvieron el número del taxi. El 1445. Los Policías Municipales a través de su sistema de radio se alertaron para ir en la búsqueda del taxi libre con tal número de identificación. De pronto uno dio aviso. Ya lo encontré. Luego otro agente informó lo mismo. Uno más, y uno más, refirieron también tener en custodia el taxi 1445. Ante las –seguramente– caras de perplejidad del resto de la corporación y mandos que escuchaban las comunicaciones del operativo para capturar a los asesinos del hombre, dos oficiales municipales más reportaron haber detenido en su ruta, al taxi 1445. En total, seis taxis libres con número 1445 fueron detenidos en distintos puntos de la ciudad la noche del 23 de noviembre de 2015 en Tijuana. Los Policías Municipales los interrogaron para verificar si habían auxiliado o no a los asesinos en su huida. Al final del operativo, resultó que ninguno de los seis taxis libres detenidos en su paso ese día para identificar al cómplice del asesinato, resultó inmiscuido en el crimen. Lo cual indica que hay un taxi más, el séptimo, con número de identificación 1445. No es una novedad que miembros del narcotráfico y el crimen organizado utilicen unidades del transporte público para cometer sus fechorías. De hecho también han hecho uso de ambulancias, vehículos de traslado de valores y, por supuesto, patrullas, sean federales, estatales o municipales, imposible olvidar cuando en noviembre de 2007, Raydel López Uriarte “El Muletas”, escapó de un operativo federal para detenerlo, mientras se encontraba comiendo en unos mariscos, porque iba disfrazado de Policía Municipal, y los reales oficiales de la municipalidad le pusieron una patrulla para su disposición y huida. Pero el caso del taxi 1445 llama la atención, no solo por la clonación de permisos y números de taxis libres, sino por el caos que por estos días suele reinar en dos importantes dependencias municipales. En la Secretaría de Seguridad Pública, y en la Dirección Municipal de Transporte. En la primera ha sido la constante, en la jefatura de Alejandro Lares Valladares, la descoordinación al interior de la corporación. En la segunda, no se han logrado controlar a las organizaciones de taxistas, calafieros y camioneros, quienes aprovechan el caos para vender una y otra vez un mismo permiso, hasta tener, como en el caso de 1445, siete unidades con el mismo número. En los dos casos, las omisiones o las complicidades internas, están beneficiando a las mafias en las calles de Tijuana. A las de narcotraficantes y criminales y a las de transportistas, y ahora pues, a las de asesinos a sueldo. El doctor Jorge Astiazarán tiene una alta responsabilidad en su encomienda como Alcalde de Tijuana, y parece no tener la concentración suficiente para atacar todos los problemas de la ciudad, y dedicarse por días y por temporadas a específicos temas. Por ejemplo, cuando fue el caso del fallido programa de los giros negros y Miguel Ángel Badiola, para hacer de Tijuana una ciudad “coqueta” a partir de la promoción del turismo sexual, solo ese tema y ningún otro ocupó la mente del alcalde. Desde hace unos días a la fecha, lo suyo ha sido el tema de las luminarias, tanto el fraude en la administración de Carlos Bustamante, como las medidas que no le aprobaron en el Congreso del Estado para hacer su propio programa e iluminar la ciudad (por cierto, parte del tache es para el Secretario del Ayuntamiento, Bernardo Padilla, que no cabildeó ante los diputados). La autoridad pues, parece ser monotemática.  Del caso del transporte, ahora un problema también de narcotráfico y crimen organizado, Lares tampoco se ha hecho cargo. Acaso José Luis Hernández Silerio, el Director de Transporte ha iniciado nimios esfuerzos para combatir la clonación de permisos, según él, en lo que va de 2015, 500 unidades clonadas han sido retiradas de servicio, sin embargo, ante los hechos del taxi libre 1445, el tema de los taxis piratas no es una cuestión de ahorrarse un trámite, sino de disfrazar a los criminales, narcotraficantes y asesinos, de ruleteros legales. Por cierto, los municipales cuando se dieron cuenta que ninguno de los seis taxis había estado involucrado en el crimen, simplemente los dejaron ir… con todo y que eran ilegales al ser clonados. La peligrosidad del caso requiere no de una acción unilateral por parte de la Dirección de Transporte, sino de una estrategia conjunta con la Secretaría de Seguridad, y otras corporaciones policíacas, porque aquí estamos hablando de unidades de transporte que llevan hombres armados, droga, asesinos a sueldo, y eso es tan peligroso para la autoridad inspectora como lo es para la ciudadanía que cautiva, solicita un servicio. Si persiste el descuido en el buen ejercicio del Gobierno, en la supervisión e inspección, los criminales se infiltrarán no solo en las corporaciones policíacas donde ya están, sino escalarán –como lo hicieron en años pasados– a otras dependencias, Transportes por ejemplo, regulación para seguir. El caso del taxi libre 1445, es de alarmar y debe alertar a los servidores del Ayuntamiento, empezando por el Alcalde y siguiendo con su Secretario de Seguridad, sobre los peligros de permitir que los criminales se apoderen de las instituciones y los bienes al servicio de la ciudadanía. Aún hay tiempo.

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