Hace algunos años, Ignacio Anaya Barriguete dedicaba sus días al deporte de alto rendimiento. A sus 43 primaveras fue el primer tijuanense en conquistar la cima del Monte Everest. Hoy, “Nacho” Anaya invierte sus tardes en repartir casa por casa propaganda. Solo, y metido en un pants y unos tenis, el alpinista entrega su folleto: “no tengo nada que esconder ni cosa alguna de que avergonzarme”, empieza su explicación a dos colores y acompañado de su imagen. “Trabajé en muchas cosas, en un supermercado…vendiendo llantas para carro, pintando edificios (quizá a eso se deba su fotografía con la cara y dedos pintados), de asistente médico como mecánico de motos…”, enlista el también abogado y contador público que se ha propuesto convertirse en candidato independiente en las próximas elecciones.