Entrar a la Sala 1 de El Cubo del Centro Cultural Tijuana (CECUT) donde se exhibe “Grandes maestros del arte popular mexicano. Colección Fomento Cultural Banamex” es como un viaje al México precolombino en comunión con el actual a través de sus artistas populares más reconocidos no solo en el país sino en el mundo. Dan la bienvenida a la exposición piezas majestuosas de barro que, con justa razón, Cándida Fernández de Calderón, curadora y directora de Fomento Cultural Banamex, llamó “preciosistas” y “verdaderas proezas” durante el recorrido inaugural, el martes 27 de octubre de 2015 por la noche. No es para menos, ya que a través de la colección el visitante puede apreciar bellísimas piezas donde el barroquismo popular mexicano converge en creaciones como “Muñeca” (2004), elaborada con barro moldeado, alisado y decorado al pastillaje, de Irma García Blanco, de Santa María Atzompa Oaxaca; o como “Florero de nueve bocas” (2014), de barro levantado con la técnica de rollo, modelado, con engobe, de la maestra Rosa Juárez Cruz de Tamazulapan del Espíritu Santo, Oaxaca. Eso es solo el inicio del exótico viaje, porque durante el recorrido pronto aparecen obras imprescindibles del arte popular mexicano que hasta se requiere tiempo para apreciar la exuberante cultura bien amacizada en obras como “Árbol de la vida con calaveras” (2012), creado a base de barro moldeado, modelado, con pastillaje y policromado en frío, de Óscar Soteno Elías, de Metepec, Estado de México. Por supuesto, en la célebre colección que ha recorrido diversos recintos del mundo, no puede faltar la talavera poblana como la de título “Tibores” (2014), sólido de barro torneado con esmalte estannífero policromado (mayólica) de César Torres Ramírez de Puebla; o los simbólicos felinos americanos inmortalizados magistralmente en “Jaguares” (1998), elaborados en tamaño real con barro moldeado, modelado y policromado, de Alberto Bautista Gómez de Amatenango del Valle, Chiapas. “Se me hace magnífica la exposición, es una buena selección, una buena colección de los grandes artesanos que tenemos, incluso de la historia de México porque algunos ya están muertos”, refirió a ZETA Álvaro Blancarte, mientras recorría la muestra el día de la apertura. Un viaje por nueve ramas artesanales Pero el tradicional barro trabajado por los artistas mexicanos en sus diversas manifestaciones (alisado, alta temperatura, bruñido, modelado, moldeado, pastillaje, policromado y vidriado), es solo el preámbulo de la Sala 1 de El Cubo, ya que mientras sucede el recorrido el guion museográfico es bastante amable para el visitante debido a la clasificación de las obras: “En la conformación de la colección de arte popular que ahora se presenta, se buscó contar con una muestra representativa de las ramas y especialidades más importantes dentro del panorama mexicano. Con base en ello, se desarrolló una clasificación abarcando nueve ramas artesanales, determinadas a partir del material principal de las piezas y múltiples especialidades, definidas por su importancia en el ámbito artesanal, de acuerdo a la técnica utilizada, el tipo de producto y el uso”, se lee en alguna parte de las anchurosas paredes de la Sala 1 de El Cubo del CECUT. “A medida que se va recorriendo la exposición, se puede apreciar que en la elaboración de las piezas se emplea una gama de materiales tan variada como la pluralidad étnica y geográfica del país: barro, madera, textiles, fibras vegetales, papel, metales, piedra, piel y materiales varios. Asimismo, las piezas creadas por las dotadas manos de estos maestros se generan para cubrir tres funciones claramente determinadas: uso cotidiano, uso ritual-ceremonial y uso decorativo”, reza la ficha curatorial de Cándida Fernández de Calderón. En entrevista con Semanario ZETA, Cándida Fernández de Calderón argumentó también sobre la forma en que está organizado el guion museográfico: “El arte popular tiene distintas formas de abordarse, y una de ellas es la de las materias primas; hay muchas clasificaciones diferentes, ojalá que un día lleguemos en México a tener una sola porque en cada región hay algún acento diferente, pero nos parece adecuado el reunirlas por materia prima, porque además cuando se presentan conviven unas con las otras, entonces podemos reunir de distintas regiones, podemos reunir realmente las piezas y conviven muy bien; aquí tenemos piezas de lana del Estado de México junto a Oaxaca y junto a Chiapas. En el barro los agrupamos por especialidades técnicas, en esta forma logramos una impresión estética más bonita”. Sentenció Fernández de Calderón: “Nuestra intención es presentar estas piezas como obras de arte, para que realmente la valoración de los grandes maestros esté en el terreno de los artistas”. El preciosismo: Los grandes maestros En la colectiva participan comunidades mayas, kikapoos, tarahumaras, tzotziles, tzeltales, chamulas (mayas), tepehuanos, mazahuas, nahuas, otomíes, purépechas, huicholes, coras, huaves, zapotecos, mixtecos, mayos, huastecos, seris, yaquis y pai-pai. “Buena parte de lo que nos caracteriza es que tenemos todo tipo de artesanos: los que se dedican poquito, por temporada, muy profesionales, o de los de origen indígena, mestizo y criollo o con técnicas totalmente occidentales; realmente tenemos una variedad muy amplia para no estar solamente delimitados a uno; pero, claro, sí hay una expresión muy fuerte en las comunidades indígenas de conservar sus tradiciones y su arte popular, entonces probablemente un 40 por ciento de las especialidades sean de origen indígena y el 60 por ciento dividido entre mestizo y criollo”, manifestó a ZETA Cándida Fernández de Calderón. En la colectiva destacan autores como Jorge Wilmot, Eduardo Sánchez, Felipe y Leonardo Linares, Belem Segura Aguilar, Bagelia Martínez Bautista, Irma García Blanco, Román Gutiérrez Ruiz, Marcelino Eduardo Sánchez, Manuel Jiménez, Isidro Pérez Rajón, Óscar Soteno Elías, Rosa Juárez Cruz, José Luis Cerda Báez, César Torres Ramírez, Alberto Bautista Gómez, Lino Mora, por citar solo algunos artistas que por cierto también pueden apreciarse en el libro homónimo, “Grandes maestros del arte popular mexicano”, editado en 1998 por el Fomento Cultural Banamex. “En el año 98 todos estaban vivos y activos, porque para apoyarlos pues tenían que estar activos y vivos, pero ya en 20 años algunos ya eran veteranos y han ido falleciendo; por ejemplo, María de Jesús Nolasco de Ocumicho (Michoacán) pues era una mujer relativamente joven y murió de cincuenta y tantos años, al poquito tiempo de inaugurar la exposición; ha habido otros que ya por viejitos pues también nos ha ido dejando; prácticamente todos los que están en la publicación de ‘Grandes maestros’ y los que están aquí en la exposición son grandes maestros; hay algunos que son más cercanos o más entrañables; por ejemplo, el maestro Dámaso Ayala, de laca, se nos acaba de morir; el maestro Zenón Martínez de Tlaquepaque murió recientemente; Jorge Wilmot, que era una verdaderamente una luz para Tonalá, hay muchos artesanos que sí, ya se nos han ido”. En todo caso, el preciosismo es la característica fundamental en la exposición: “Hay comunidades que siguen haciendo las piezas muy parecido o casi igual que hace 200 o 300 años y otras que van marcando ciertas diferencias y van evolucionando poco a poco con el tiempo y a lo mejor si uno advierte una pieza de los 60’s o de los 70’s y después ve una de los 90’s y otra de hoy (2015) a lo mejor sí se nota cierto cambio, cierta evolución y es un poco la intervención de los grandes maestros en las piezas, que ellos no están exentos de estar en contacto con el mundo y que realmente abrevan de otras cosas y van cambiando, o simplemente van pensando dentro de su mismo quehacer nuevas formas de expresar un nacimiento, o alguna otra variedad en las ollas o en las tinajas, y con el tiempo en general las especialidades que están sólidas, sanas y con talleres bien constituidos tienen, con el tiempo, el preciosismo”. El origen Hay que recordar que la exposición que ha recorrido el mundo, “Grandes Maestros del Arte Popular Mexicano. Colección Fomento Cultural Banamex”, tiene su raíz en el Programa de Apoyo al Arte Popular iniciado en 1996. “El Programa de Apoyo al Arte Popular, que funciona de forma continua desde 1996, planteó la generación de un modelo de apoyo que, sin duplicar los esfuerzos de otras instituciones, aporta elementos para revertir la tendencia a la extinción de la artesanía de calidad. Su base fundamental es la consolidación de los talleres en los que se producen piezas de excelencia, con una tradición que marca las pautas de la identidad cultural de los artesanos”, advierte Cándida Fernández de Calderón. “De este modo, se han abierto opciones en México para mantener y ampliar las fuentes de trabajo que genera la creación artesanal, que en muchas poblaciones constituye una base económica importante. Por ello, las acciones del Programa aportan beneficios a las comunidades en las que trabajan los artesanos participantes y a los grupos artesanales en general”. Cándida Fernández de Calderón advirtió al reportero de ZETA: “En realidad es un programa permanente, hemos ampliado las especialidades originales, que eran 150, ahora estamos trabajando cerca de 300; no en la forma activa pero sí por lo menos ya tenemos otras casi 150 especialidades que hemos ido ampliando a lo largo de los años, de hecho ya teníamos algunas desde el principio, pero como era un programa de apoyo, pues había que acotarlo y lo dejamos en 150 en un principio, pero eso no quita que haya muchas más especialidades y muchos más grandes maestros a lo largo y ancho del país”. Por el mundo Después de surgido el Programa de Apoyo al Arte Popular iniciado en 1996, nació la primera exposición en 1998 en el Palacio de Cultura Banamex en la Ciudad de México. Durante la inauguración ante poco más de 200 personas congregas en el Vestíbulo de El Cubo la noche del 27 de octubre, Cándida Fernández de Calderón evocó que desde 1998 la exposición se ha montado en poco más de 12 estados de la República y valorada en Estados Unidos, Europa, Sudamérica y Medio Oriente, incluso antes de llegar a Tijuana la colección se expuso en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) de Montevideo, Uruguay, entre diciembre de 2014 y marzo de 2015. De acuerdo con Cándida Fernández de Calderón, en total la muestra ha sido presentada en más de 50 recintos y se estima que cerca de 3 millones 500 mil personas han disfrutado la colección dentro y fuera de México. Fernández de Calderón también adelantó a ZETA que luego de la primera edición del título de colección “Grandes maestros del arte popular mexicano” de 1998, el Fomento Cultural Banamex (http://fomentoculturalbanamex.org/) prepara ya la segunda edición: “Para 2018 estamos ya en la investigación y vamos a tratar de publicar una nueva edición de ‘Los grandes maestros del arte popular mexicano’ después de 20 años; ahí habrá algunos que son los hijos de los que se fueron y otros que serán nuevos porque son nuevas las especialidades, o alguno que hace la misma especialidad pero que no tiene ninguna relación con el taller que estuvo presente en la edición de 1998”. Eso sí, no dudó en invitar al público en general a visitar la exposición: “El que venga a visitar la muestra va a ver una feria y una fiesta de color, de calidad, variedad, van a ver que estas creaciones están constantemente haciéndose; yo creo que la gente va a sacar esta conclusión: el arte popular de mexicano es arte, está vivo, es rico y vale la pena vivir con él”, concluyó Cándida Fernández de Calderón. La exposición estará abierta al público en general en la Sala 1 de El Cubo hasta los primeros días de marzo de 2016, de martes a domingo, de 10:00 am a 7:00 pm con diversos precios de entrada y descuentos autorizados. Los domingos la entrada es libre.