Claudia Norma Carrillo Fregoso es hija de uno de las personas con mayor poder adquisitivo en la ciudad, don Rafael Carrillo Barrón, dueño de la mitad de Tijuana, por exagerar un poco. Don Rafael es terrateniente, si uno se para frente al Parque Industrial Pacífico su fortuna abarca hasta donde la mirada alcanza y un poco más. El apellido de la familia Carillo Barrón volvió a sonar dentro de la política cuando en 2015, otro de sus hijos, Cristian, fue designado suplente del entonces candidato del PAN –hoy diputado federal– Jorge Ramos Hernández. En fin, resulta que los retoños de don Rafael, tanto Cristian como Claudia Norma, han incursionado en la política y en la función pública. Él en el PAN y ella, como “asistente del síndico” que se rige bajo las siglas del Partido Verde. Según se detalla en la última actualización de la plantilla pública del ayuntamiento de Tijuana en manos de este columnista, la señora Norma está dada de alta en la plantilla municipal desde finales del 2014. Además, Arturo Ledesma Romo, el síndico procurador (y representante del Partido Verde Ecologista de México) ha formalizado una relación pública de afecto con quien le asiste y, quien por cierto, aparece con un sueldo de 30 mil pesos mensuales. Y así la historia: una millonaria mujer cobrando en una oficina enverdecida y muy poco ventilada.