En días pasados realicé un viaje corto al Estado de Michoacán. Llegué al municipio de Uruapan, que me recibió con un clima cálido pero nublado; a las pocas horas, el cielo empezó a oscurecer trayendo una fuerte lluvia con truenos y rayos. La razón de mi viaje fue una fiesta patronal que se realiza año con año en un poblado llamado Villa Mendoza, fue una experiencia muy rica en cuanto a tradiciones y creencias de los pobladores. También asistieron personas que son originarias del pueblo y que tuvieron que emigrar a los Estados Unidos para mejorar su nivel de vida. El reencontrarse con sus familiares, convivir con amistades, eran causa de alegría y festejo por las pequeñas calles y plaza del lugar. Se inició con un recorrido a la entrada del pueblo, una banda amenizó el andar por las calles, había personas montando caballos, familias enteras bailando detrás de la banda, fue muy divertido ver a cada uno cómo convivía. El recorrido se terminó en una plaza donde todos se saludaban y compartían lo que trajeran de beber. Al día siguiente se realiza una procesión donde trasladan la imagen de la Virgen de Santa Rosa de Lima, acompañada de música de banda y las personas van saliendo de su casa y se suman al recorrido; se realiza la misa a medio día y por la noche se hace un pequeño concierto musical en la plaza. Al tercer día se programó un evento donde hubo monta de toros y demostración de caballos. Fueron tres días llenos de tradiciones y creencias religiosas de una cultura que trata de mantenerse viva ante todos estos cambios en la sociedad y el mundo. Al salir del poblado nos encontramos que a unos kilómetros, la carretera estaba bloqueada por un grupo de trabajadores del campo que se manifestaban debido al cambio de gobernantes, en donde mostraban su desacuerdo en cómo se han manejado los asuntos del campo y han pisoteado sus derechos; largas filas de camiones de pasajeros, camiones de carga, autos particulares, taxis, cientos de carros parados, fue muy cansado el estar esperando a que quitaran los camiones y permitieran el paso. Buscamos otra salida, tuvimos que rodear y llegar a otro poblado, donde también estaba bloqueado por el mismo grupo. Tuvimos que fingir que un familiar que venía en el carro estaba enfermo para que se nos permitiera el paso, nos solicitaron una receta la cual de casualidad traíamos, la mostramos y dieron la orden de mover un camión de carga con el que tapaban el paso. Al avanzar nos topamos con una patrulla de la policía federal la cual estaba parada en el medio con un altavoz anunciando que la carretera de los poblados de Los Reyes y Cherán estaba bloqueada. ¿Por qué no intervinieron en el bloqueo y movieron a estas personas? En mi último día quise dar un paseo por el centro de la ciudad de Uruapan, yo lo recordaba lleno de puestos ambulantes donde vendían artesanías, artículos religiosos ya que la iglesia está alrededor, puestos de comida mexicana típica del lugar, y cuál fue mi sorpresa que ya no había puestos, solo locales de tiendas de cadena, como La Parisina, Oxxo, boutiques de ropa (china), locales de comida rápida como tortas, burritos, hamburguesas, ¿dónde quedaron los elotes asados en los anafres?, ¿los antojitos?, ¿los puestos de juguetes de madera, ropa tradicional bordada a mano por las indígenas del lugar? Nada de esto estaba presente; hasta la plaza cambió, derribaron las fuentes antiguas y las cambiaron por pequeños jardines con luces que cambian sus colores. En un solo viaje, fueron muchas las experiencias vividas. Un pueblo rico en tradiciones y cultura, pobladores enojados peleando por sus derechos al mismo tiempo que privan a la ciudadanía de sus libertades de transitar por las carreteras y una ciudad que se ve invadida por las grandes cadenas de negocios, quitándole la oportunidad a los negocios familiares y comercio informal, donde estaban presentes las tradiciones y costumbres. Mtra. Bárbara Castañeda: Correo: barbara.lch@hotmail.com
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