Políticamente no se puede explicar de otra forma. El liderazgo de Jorge Astiazarán Orcí en la presidencia municipal de Tijuana no dio para más hablando de proyecto partidista. Casi entrando a la recta final de su gobierno, Astiazarán no fue capaz de crear un cuadro que lo releve. Ni un funcionario sobresaliente que pueda por mérito o, aunque sea por popularidad, ser candidateable a la presidencia municipal por el PRI en el próximo año. Un gobierno tan gris que no dejó semilla para que alguien continúe el proyecto que inició el médico metido a político. A lo mucho negociará algunos espacios en el Congreso local, a renovarse también en 2016, pero para su silla –al parecer–, no la ocupará uno de los suyos. Y pues ¿quién?